ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El Aprendizaje

Holacomoestan1325 de Octubre de 2014

5.280 Palabras (22 Páginas)210 Visitas

Página 1 de 22

El aprendizaje

Vivimos y aprendemos

La palabra “aprendizaje” evoca la imagen de un grupo de estudiantes meticulosos que leen

sus libros de texto, bajo la mirada vigilante del profesos en una decidida búsqueda de

conocimientos. No podríamos pensar en el aprendizaje en términos de un niño nonato o de

un anciano meciéndose apaciblemente en el atardecer de su vida. Pero, para el psicólogo, el

aprendizaje es un proceso que dura toda la vida. Desde el momento en que el organismo

humano comienza a responder al tacto y a reconocer los cambios de temperatura, como

sucede en los fetos de ocho semanas, el aprendizaje continúa tan incesante como los latidos

del corazón, hasta que muere, tal vez 80 o 100 años más tarde.

Toda una vida de lecciones

En los primeros años de esta pasmosa búsqueda del “saber hacer” nos encontramos en la cima de

nuestra capacidad de asimilación. Primero nos arrastramos y gateamos y luego nos tambaleamos

en dos piernas. Al poco tiempo aprendemos a correr y a saltar y a gritar por la alegría de hacerlo.

Descubrimos la manera de coordinar la laringe, los pulmones y la lengua para emitir sonidos y nos

adaptamos al vocabulario y a la gramática del idioma que hablamos -quizá nuestra mayor

conquista.

Los niños pequeños primero aprenden a pensar en cosas concretas. Clasifican los objetos de una

manera binaria: grande-pequeño, gordo- delgado, rápido-lento, bueno-malo. Un niñito que ve a

Tom y Jerry en la televisión ve dos gatos y dos ratones: un Tom grande y un Tom pequeño, un

Jerry grande y un Jerry pequeño. Aun falta aprender la perspectiva y sus significados.

Durante los intervalos que todos pasamos en el salón de clases se nos instruye formalmente sobre

los aspectos que, por decreto de la sociedad, serán útiles para nosotros -o para ella misma. Pero

el aprendizaje no termina con una ceremonia de graduación. Constantemente obtenemos nueva

información, descartamos las opiniones ya establecidas y buscamos en otras direcciones.

Sin el aprendizaje, la vida sería una inflexible serie de pasos hacia lo desconocido. Nos hallaríamos

confundidos y seriamos incapaces de establecer la relación social, de desarrollarnos o incluso de

preparar nuestra comida. Conjuntamente con la memoria, el aprendizaje nos permito ubicarnos en

e1 tiempo, establecer del caos un orden y sobrevivir.

Por tanto, el uso que los psicólogos dan a la palabra “aprendizaje” se aplica a una esfera de

actividades más amplia que la interpretación comúnmente dada. Además, la psicología tiene una

definición muy sencilla del término, la cual abarca dicha esfera: el aprendizaje es la modificación

del comportamiento como resultado de la experiencia. Es una buena definición porque revela

la importancia de la diaria adaptación a los acontecimientos. Aún así, resulta engañosamente

simple, pues no intenta explicar el aprendizaje ni la manera como se presenta. Para entender la

definición científica del aprendizaje debemos de remontarnos a los primeros años de este siglo y

conocer los trabajos de uno de los pioneros de la psicología, el ruso Iván Pavlov.

Pavlov y la respuesta condicionada

Iván Pavlov, ganador del Premio Nobel, fue uno de los padres fundadores de la psicología

científica. Como fisiólogo, trabajó en la formación de patrones de asociación, estudiando los

procesos de salivación en los perros cuando son alimentados (Pavlov, 1927). Se trata de una

situación directa de estímulo-respuesta. Se mantenía hambrientos a los perros durante periodos

específicos de tiempo y luego se les alimentaba dejándoles caer un poco de alimento en el hocico.

La cantidad de saliva que producían, como respuesta, se podía medir y relacionar con el grado de

su hambre.

Fue aquí -lo cual complicó su experimento original- donde Pavlov realizó una observación clave

que lo llevaría a internarse en una nueva área de investigación y finalmente a la formulación de

teorías de gran influencia que relacionaron a la fisiología con el aprendizaje y la personalidad. Las

observaciones fueron lo suficientemente triviales: los perros suelen salivar antes de ser

alimentados. Fue la incansable exploración de estos fenómenos la que le ganó a Pavlov un lugar en

la historia.

Lo que notó fue que los perros esperaban la llegada del alimento desde el momento de ver llegar

a sus guardianes con los utensilios para alimentarlos. Se trata de un proceso de asociación bien

conocido por todos. Por ejemplo, en nuestra boca se produce saliva cuando vemos limones: tal

vez el sólo hecho de leer la palabra “limón” o la simple imagen mental de la fruta sean suficientes

para obtener esta respuesta. Pavlov llamó condicionamiento a este proceso. Actualmente, por

consideraciones a su esmerado trabajo sobre este proceso básico de aprendizaje, nos referimos a

él como condicionamiento clásico o pavloviano.

Tras de su observación inicial de que los perros salivan al ver el alimento o a las personas que se

lo proporcionan. Pavlov empezó a introducir variaciones en su esquema experimental. Descubrió

que, si a la hora de alimentarlos se tocaba un diapasón, los perros aprenderían a salivar con sólo

oírlo: se condicionarían al sonido. Introdujo algunas cuidadosas definiciones para distinguir estos

fenómenos. El alimento era un estímulo incondicionado y la salivación, al proporcionarse el

alimento, produjo una respuesta incondicionada; el sonido del diapasón se convirtió en un

estímulo condicionado y la salivación, consecuente al sonido, una respuesta condicionada.

Pavlov demostró que, para llevar a cabo el condicionamiento, resulta decisivo el período de

tiempo entre el estímulo condicionador (el sonido del diapasón) y la entrega del alimento. Si hay un

espacio muy largo de tiempo entre ambos, el condicionamiento no tiene lugar. También estudió la

generalización de los estímulos. Habiendo condicionado a un perro a una sola nota, midió su

respuesta condicionada (su salivación) a otras notas diferentes. Como era de esperarse, las notas

más parecidas a la original producían salivación; cuanto menos se parecían dos notas, tanto menos

podía la segunda producir una respuesta condicionada.

Alberto y la rata blanca

Algunos años posteriores a la publicación de los primeros estudios experimentales sobre

condicionamiento, realizados por Pavlov, en Harvard un profesor de psicología -John B. Watson-

aplicó los principios del condicionamiento clásico a un niño pequeño (Watson, 1924). Alberto era

un feliz bebé de 11 meses que no sentía miedo cuando se le mostraba un conejo blanco, una rata

blanca, un abrigo de piel blanca o una máscara peluda blanca -todos ellos estímulos neutrales.

Pero Alberto, al igual que todos los niños, presentaba un patrón de “sobresalto”, seguido de

miedo, cuando se producía un fuerte ruido al golpear una barra de hierro con un martillo. Watson

demostró que el miedo se puede aprender o condicionar y cómo, por la generalización del

estímulo, el temor se puede extender del temor a un objeto al temor a muchos otros.

Watson tomó el ruido (estímulo incondicionado) y lo unió a la rata (estímulo condicionado).

Después de mostrarle varias veces la rata, al tiempo de sobresaltarlo con el fuerte ruido del metal,

Alberto se condicionó y mostró así que la respuesta de temor condicionada se generaliza a otros

objetos peludos y blancos: la máscara, el conejo y el abrigo. Debe quedar claro que no hubo más

razonamiento consciente en la actitud condicionada de Alberto que en la de los perros de Pavlov.

El condicionamiento se puede llevar a cabo si se dan las condiciones adecuadas -particularmente

el período de tiempo exacto entre los estímulos condicionados y los incondicionados.

La extinción

La respuesta condicionada, o aprendida, no queda necesariamente fija o permanente: puede

desaparecer en forma paulatina. Pavlov ya habla analizado este fenómeno. Descubrió que si

dejaba de presentar el alimento después de tocar el diapasón, el sonido perdía poco a poco su

efecto sobre los perros. La respuesta condicionada moría gradualmente si a un perro previamente

condicionado no se le hacia asociar el sonido con la llegada del alimento. Pavlov denominó

extinción a tal efecto. Watson hubiera sido capaz de “descondicionar” a Alberto presentándole

varias veces la rata sin emitir sonido alguno. Desafortunadamente, para ambos, el niño fue retirado

del experimento antes de que se pudiera lograr su extinción. Independientemente de lo que

pensemos sobre lo correcto de sujetar a un bebé a este tipo de experimentos (personalmente lo

encuentro de mal gusto), el trabajo de Watson ha tenido una importancia perdurable en el estudio

del condicionamiento.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (34 Kb)
Leer 21 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com