El Arte

Palabras, sonidos, movimientos, gestos, muecas, sentimientos, emociones, todo cuanto emite nuestro cuerpo y sale de nosotros, tiene un sentido una razón, el ser escuchado, el ser visto, el ser notado, entendido, valorado, y sobretodo respetado, creo yo, esa es el principal objetivo de la comunicación.

¿Comunicamos o solo emitimos palabras?, buna pregunta para comenzar, y es que me parece tan peculiar la forma de comunicarnos de los humanos, por qué no nos conformamos con el lenguaje que nosotros mismos creamos, creo que esta falta de estabilidad, esa manía de querer alterar todo y cambiarlo, esta necedad de alterar el orden, de alterar el origen y la estructura de lo que ya tenemos establecido, me parece es una gran causa de nuestra desintegración como personas pensantes y valiosas.

La comunicación, es fácil en esencia, pero la complicamos. Complicamos expresarnos, complicamos relacionarnos, a tal grado que considero, todos hacemos mal uso de la comunicación, creando algo que se denomina “mala comunicación”; nos predisponemos a la agresión, a imponernos ante las demás personas, tanto que no nos dejamos ser aceptados, creemos que el imponer cierto respeto solamente se logra forzando toda situación en la que nuestra persona se vea involucrada, y no es así, porque en realidad nadie nos conoce, y justamente por eso, le adjudico a la mala comunicación, estas barreras que nosotros mismos ponemos a los demás, para impedir este paso hacia nosotros mismos.

Factores de nuestra vida social, familiar y sobre todo personal, que se ven altamente afectados por esta mala práctica, la acción de comunicarnos, no necesariamente es con una segunda persona, el aprender a conocernos, saber quiénes somos, que queremos, que nos gusta y que no, son factores clave para el buen desarrollo y convivencia con los demás, y es que si nosotros mismos no nos entendemos, como pretender que alguien más tenga un vínculo con nosotros.

Pretendo expresar la idea de que la comunicación va más allá de un mensaje, según yo, es un conjunto de sensaciones, incluso emociones, que se intentan compartir con otro, otro que al igual que nosotros tiene la facultad de elaborar emociones y transmitírnosla, creo que no es el mensaje, más bien es la intención que emana de nuestros deseos, deseos que en ocasiones no nos son satisfechos, y es esa frustración la que nos lleva a dar el mensaje distorsionando la intención, cuando enviamos amor, depende de las palabras que utilicemos para que la persona a quien va dirigido la entienda. Pero aquí influye otro punto, según yo la costumbre, costumbre a recibir malos tratos, a que las intenciones no necesariamente sean lo que el mensaje trasmite, nos hace desconfiar de las intenciones, intenciones que pueden ser tanto buenas como malas, y no es que esta clasificación de intenciones sea correcta, de hecho es la manera tan peculiar de cada una de las personas de esperar algo, ese algo no necesariamente es la intención del emisor del mensaje.

Somos tan incapaces de dejaros conocer, y dejar que las personas entren en nuestra vida y conozcan nuestra esencia totalmente, pero al mismo tiempo tan capaces para ingeniárnoslas al crear formas de dañar a los demás; curiosamente, a las personas que más dañamos son la personas que supuestamente más queremos, y este ingenio es tan grande que no solo palabras, sino un sinfín de muecas, movimientos, etc., que sabemos harán sentir mal al otro, y ni aun así no nos abstenemos de hacerlas. Bien sabido es que cada una de nuestras acciónes tiene un por qué, pero considero que otra falla es esta generalización de intenciones, creemos que toda persona que emite un mensaje parecido, tiene la misma intención, y no es así; las personalidades, las mentes, todo es distinto en las personas, así como sus intenciones, emociones, sentimientos; es ilógico el generalizar, pero aunque parezca algo increíble, la mayoría de personas lo hacemos, estamos tan cegados por la mala comunicación que empleamos a diario que creemos que todos los demás son igual que nosotros, así creamos un círculo vicioso, círculo que debemos romper a diario, controlándonos, conociéndonos, expresándonos, emitiendo mensajes que digan que nos gusta, que no; que no reprimamos nada en esta vida, por que como bien dice el libro, reprimiendo sentimientos, hacemos que nos carguemos de deshechos, estos deshechos nos contaminan y nos perjudican para la buena relación con y comunicación con nuestros entornos, con las personas que queremos.

Saber que ni yo misma empleo adecuadamente la comunicación, me es un tanto frustrante a, porque

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