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El Edipo Femenino


Enviado por   •  25 de Junio de 2015  •  2.542 Palabras (11 Páginas)  •  325 Visitas

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EL EDIPO FEMENINO.

Máster en psicoanálisis con niños y adolescentes.

CAROLINA RAMÓN MELERO

DNI: 46142097-A

INTRODUCCIÓN.

“El complejo de Edipo es el verdadero nódulo de la neurosis, y la sexualidad infantil que en él culmina, la verdadera condición de la misma, y (…) los residuos subsistentes de él en lo inconsciente representan la disposición a una adquisición ulterior por el adulto de la enfermedad neurótica” Pegan a un niño. S. Freud.

Acabo de leer ahora mismo esta frase en el texto de Freud investigando y leyendo artículos para hacer mi trabajo... y me ha dejado sin palabras. Es algo que ya sabía, que ya pensaba, pero al leerla en voz alta parece que tiene más peso de lo que creía, y digo creer porque ya había leído anteriormente este texto: “Pegan a un niño” y no me había impactado igual. Que por el complejo de Edipo, por cómo se solucione, o lo resolvamos, o lo reprimamos...o NO... dependerá nuestra sexualidad, nuestro acercamiento al otro... nuestra condición humana, etc, da mucho peso a todo aquello que pasó y encima no recordamos! Que por cómo resolviera yo ese vínculo con mi madre y mi padre, sea cómo soy... Uf! Acabo de entender porqué elegí este tema para mi trabajo.

Cuando empecé a estudiar psicoanálisis, me topé (y elijo conscientemente “toparme”) con el complejo de Edipo. Lo leí, me lo explicaron y lo entendí. Al explicarme el de la niña... no fuí capaz de entenderlo. Me lo explicaron una y otra vez, pero algo se me escapaba... Un día, se lo comenté a mi profesora de prácticas de aquel momento (una lacaniana genial que me hacía pensar en todo y me hacía preguntarme más de lo que estaba dispuesta en esos momentos (todavía no había empezado mi análisis. Después de aquello empecé.) y me dijo que por algo sería que no era capaz de entender el complejo de Edipo en la niña. Aquello me dejó parada; me tocó. Estas ideas han estado latentes en mí durante todo este tiempo; estudiando, haciendo prácticas, leyendo... y seguía (aun haciendo análisis) sin entenderlo bien. Por eso decidí este tema para mi trabajo. Quizá, después de llevar casi tres años analizándome, (con mis idas y venidas), reestudiándolo, releyéndolo y repensándolo, podré ser capaz, de por fin, entender por qué no era capaz de entenderlo, valga la redundancia, y entenderlo de una vez. ¿Será por que no lo resolví bien?, ¿Será porque no salí airosa (si alguien sale) de allí?

He ido a clase con vosotras y os he escuchado, he vuelto a leer y releer y cada vez estoy más cerca (creo) de entender que es lo que nos pasa a todas las niñas cuando vemos que ni el papá ni la mamá son para nosotros... que hemos de seguir adelante; como podamos. Espero explicar (me) qué es lo que he podido llegar a comprender del complejo y cómo salí de allí...

Empecemos...

EL EDIPO COMO ORGANIZACIÓN.

El mito edípico puede ser pensado como tragedia, como destino y como estructura constituyente del sujeto. Es un momento decisivo en que culmina la sexualidad infantil y en el que se decide el porvenir de la sexualidad y de la personalidad adulta a través de las identificaciones que posibilitan y definen la posición sexual masculina o femenina y la manera de ser en general.

Freud hizo de la tragedia de Sófocles el punto nodal de un deseo infantil incestuoso. En una de sus cartas a Fliess dice: "He encontrado en mí sentimientos de amor hacia mi madre y de celos hacia mi padre, sentimientos que pienso son comunes a todos los niños pequeños".

Freud sostuvo, desde el principio, la universalidad de los deseos edípicos a través de la diversidad de culturas y de los tiempos históricos, señalando que "A todo ser humano se le impone la tarea de dominar el complejo de Edipo".

El Edipo nos permite dar cuenta de la organización libidinal y de la estructuración del inconciente mediante la construcción de un sistema de inscripciones pulsionales que fijan la pulsión y sin las cuales la pulsión sería una pura tensión, una mera excitación. El Edipo inscribe la pulsión y la somete a la represión permitiéndonos obtener satisfacciones acordes con la realidad o que la sexualidad encuentre nuevas canalizaciones a través de la sublimación. (Como vimos de Leonardo en “Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci”.)

El complejo de Edipo evoluciona por episodios, avances y retrocesos. Es una travesía que tiene su fin... o no. El sepultamiento, la declinación, el final, la destrucción... Todas estas traducciones nos hacen pensar si realmente es una destrucción total o un final parcial.

La fase oral y la anal son seguidas de la fase fálica, que está estrechamente ligada al complejo de castración y al Edipo, que, como hemos dicho, supone el coronamiento de la sexualidad infantil y la formación del superyo. De aquí se desprende el concepto de prohibición, culpa y transgresión como elementos estructurantes. Como dice este psicoanalista:“(...) Es una operación gracias a la cual se asume una función de apertura” (Leclaire).

Dicha fase aparece cuando el niñito, de unos tres años, empieza a experimentar sensaciones producidas por su órgano sexual. Desea poseer a la madre, apareciéndosele el padre como rival.

Son los padres los que proveen la matriz preedípica. Se ofrecen como soportes identificatorios para que el niño se introduzca en el campo estructural de las pasiones amorosas, las frustraciones, la aceptación de la ley, y la prohibición del incesto, naciendo así, el superyo.

La primera identificación es con la madre, indistintamente el sexo del bebé. La fusión con ella ocupa el primer plano. Después aparece el narcisismo, sustrato originario de los mecanismos de idealización. La madre se torna fálica; primer cuerpo todopoderosos que hace soñar con la completud. Primer falo del niño y falo para ella.

La primera gran pregunta infantil surge incontrolable cuando llega, por ejemplo, un hermanito y reactiva el desamparo, exigiendo defensas extremas. Los niños de ambos sexos preguntan: ¿De dónde vienen los niños?. A partir de ahí aparece la conciencia de la vida y la muerte, de la sexualidad ligada a ella y a los procesos de creación, crecimiento y destrucción.

El padre y la madre se constituyen en referentes fálicos, estructurantes y protectores. Aparecen como dioses para

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