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El Existencialismo Es Humanismo

bebeto350025 de Abril de 2014

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EL EXISTENCILAISMO ES UN HUMANISMO (JEAN PAUL SARTRE)

El Existencialismo es un Humanismo , en origen es el resumen de una conferencia que Sartre pronunció el 29 de octubre de 1945 en el club Maintenant [“Ahora”], creado por Marc Beigbeder y Jacques Calmy, con el añadido de algunos momentos de la discusión que la siguió , en que se perfilan diversos temas. La conferencia marcó un hito en su momento, incluso como acontecimiento social. Hubo gente arremolinada a la entrada y en los días siguientes aparecieron reseñas en los principales periódicos de la época; tal impacto resulta casi difícil de comprender si se olvida que las obras de teatro de Sartre habían sido ya grandes éxitos y la estética sartriana era expresión implícita de resistencia en el París ocupado. Conviene recordar, para situar el influjo del pensamiento sartriano, que El ser y la Nada había aparecido (1943), en plena Ocupación, y que el libro recibió críticas muy elogiosas incluso en la prensa nazi y colaboracionista, que rastreaban en Sartre la influencia de Heidegger y, en consecuencia, lo consideraban un posible puente entre las culturas francesa y alemana. [El Existencialismo es un humanismo. Jean-Paul Sartre.Ed: Edahasa, Barcelona, 2.006. Situación de la Conferencia]

En primer lugar habría que aclarar que, Jean Paul Sartre se inscribe dentro de la corriente filosófica del existencialismo. Cuando los filósofos que se incluyen en este movimiento reivindican la reflexión sobre la existencia como el temailosófico fundamental no se refieren a la existencia como categoría abstracta, ni a la existencia de las cosas o realidades no humanas, se refieren a la existencia humana concreta. Y en su tratamiento de esta existencia emplean dos estrategias:

- como método filosófico, rehuyen el pensamiento especulativo, la construcción de teorías filosóficas a partir de puros conceptos, y prefieren el método fenomenológico, entendido básicamente como fidelidad absoluta a lo dado, a lo realmente experimentado, como descripción de lo que se ofrece inmediatamente en la esfera de la vida; su actitud contraria a los enfoques abstractos de lo humano les lleva también a criticar el uso de la razón matematizante (razón físico-matemática) para la comprensión de la realidad humana, y por lo tanto a recelar de la ciencia y de la técnica;

- en cuanto a las facetas fundamentales de la existencia objeto de su interés, atienden básicamente a la dimensión de la finitud en el mundo humano: la temporalidad, la muerte, la culpa, la fragilidad de la existencia, la responsabilidad, el compromiso, la autenticidad, la subjetividad, la libertad, los sentimientos…

El existencialismo comienza en el período de entre guerras y tiene su máximo momento de esplendor tras la segunda guerra mundial, particularmente en Francia. Es habitual señalar a Søren Kierkegaard (1813-1855) como un precursor de esta corriente; el propio Jean-Paul Sartre (1905-1980), en esta obra “El existencialismo es un humanismo”, destaca dos versiones en este movimiento:

- el existencialismo católico: Karl Jaspers (1883-1969) y Gabriel Marcel (1889-1973);

- el existencialismo ateo: en donde sitúa a Martin Heidegger (1889-1976) y a su propia filosofía.

Lo que Sartre busca, en definitiva en esta obra, es marcar un territorio –el del «existencialismo ateo»–, por oposición tanto al marxismo como al existencialismo cristiano de Jaspers y Gabriel Marcel, (pues el personalismo ni siquiera se menciona). Hay en toda la obra un empeño profundo en destacar que el existencialismo se presenta como una filosofía con un mensaje opuesto al de la metafísica tradicional y que lleva implícita una manera diferente de situarse ante el hombre. Afirmar que «la existencia precede a la esencia» significa tanto como desmontar el universo estático común a la metafísica escolástica y al mecanicismo. Así Sartre comienza diciendo que “quisiera defender aquí el existencialismo de una serie de reproches que se le han formulado :

- En primer lugar, se le ha reprochado el invitar a las gentes a permanecer en un quietismo de desesperación, porque si todas las soluciones están cerradas, habría que considerar que la acción en este mundo es totalmente imposible y desembocar finalmente en una filosofía contemplativa, lo que además, dado que la contemplación es un lujo, nos conduce a una filosofía burguesa. Éstos son sobre todo los reproches comunistas.

- Se nos ha reprochado, por otra parte, que subrayamos la ignominia humana, que mostramos en todos las cosas lo sórdido, lo turbio, lo viscoso, y que desatendemos cierto número de bellezas risueñas, el lado luminoso de la naturaleza humana; por ejemplo, según Mlle. Mercier, crítica católica, que hemos olvidado la sonrisa del niño. Los unos y los otros nos reprochan que hemos faltado a la solidaridad humana, que consideramos que el hombre está aislado, en gran parte, además, porque partimos, dicen los comunistas, de la subjetividad pura, por lo tanto del momento en que el hombre se capta en su soledad, lo que nos haría incapaces, en consecuencia de volver a la solidaridad con los hombres que están fuera del yo, y que no puedo captar en el cogito.

- Y del lado cristiano, se nos reprocha que negamos la realidad y la seriedad de las empresas humanas, puesto que si suprimimos los mandamientos de Dios y los valores inscritos en la eternidad, no queda más que la estricta gratitud, pudiendo cada uno hacer lo que quiere y siendo incapaz, desde su punto de vista, de condenar los puntos de vista y los actos de los demás”.

¿Qué significa «humanismo» en Sartre?

Habíamos considerado en el trabajo anterior –Mapa Conceptual- que se puede considerar a Nietzsche, Marx y Freud, como los pensadores que pusieron en quiebra el concepto de Razón Ilustrada, y por tanto el concepto Humanista, que hasta entonces había sido imperante a la hora de determinar la condición humana. Así Nietzsche había expuesto su crítica de la existencia de Dios y sobre todo la moral cristiana; Marx había considerado que el orden establecido estaba subrepticiamente alterado, ya que la ideología de la democracia liberal estaba al servicio del capitalismo y Freud indicó que en la razón del hombre no todo era consciencia, sino que había determinados aspectos que estaban siendo reprimidos por la cultura, que se manifestaban de forma subconsciente, estando al servicio de determinar el comportamiento del hombre. En El Existencialismo es un Humanismo pesa de una manera determinante la “querelle de l’humanisme” , es decir, la polémica sobre los usos del concepto de “humanismo” que la Guerra mundial, Hiroshima y Auschwitz, habían convertido en cosa siniestra y casi ridícula. Sartre consigue mostrar hábilmente que su concepción del humanismo permite superar las tres críticas que este concepto había recibido en la época.

1.- Por una parte existía una amplia tendencia (que, simplificando, va desde Heidegger a lo que entonces aún no se llamaba “Escuela de Frankfurt”) partidaria de renunciar a la idea misma de “hombre”. Es lo que hará Heidegger en la Carta sobre el Humanismo, renunciando a considerarlo como sujeto para convertirlo en «pastor del Ser».

2.- Para el marxismo, la solución estaba también en prescindir del humanismo, pero en nombre de un supuesto “hombre concreto” (el proletario). Ese sería el “humanismo real”, por oposición a las abstracciones existencialistas. El “filósofo de guardia” del Partido Comunista Francés, Jean Kanapa (antiguo alumno de Sartre), siguió esta vía en su “El Existencialismo no es un Humanismo” (1948), donde escribió que: «... sólo hay un humanismo. Ese cuya medida ha definido uno de sus mayores representantes [Stalin]: el hombre, el capital más precioso».

3.- Finalmente, para el cristianismo el error provenía del movimiento ilustrado, que ha pretendido definir a la criatura sólo por la razón práctica, privándole de su naturaleza divina (infinita). La filosofía cristiana se considera a sí misma, en consecuencia, como una verdadera filosofía humanista en la medida que presenta al hombre como imagen de Dios, o como “sediento” de Dios. Sartre, que ya en La Náusea había afirmado que los católicos elegían «el humanismo de los ángeles» no dará especial importancia a esa tercera opción -que al fin y al cabo tiene en contra la experiencia del absurdo del dolor humano, si ha de ser impuesto por un dios- pero es obvio que estaba muy viva en el contexto de la postguerra mundial.

Se ha dicho muchas veces, que el tema del humanismo estaba ausente de “El Ser y la Nada”, donde la existencia humana aparece como vacío o «agujero en el Ser». La Náusea es, por ejemplo, un texto claramente antihumanista. Lo que ha pasado en 1945 para cambiar de perspectiva, es la experiencia de la propia Guerra, con la consiguiente vivencia de la “comunidad humana” aunque Sartre durante la Resistencia prefirió más bien, como lamentaba Jankélévitch , «conjugar el verbo “comprometerse”» a “comprometerse” realmente. La propia experiencia sartriana como prisionero de guerra la lleva a asumir que el hombre no existe “contra” la comunidad (la perspectiva de La Náusea, por ejemplo) sino como ser “con los otros” [«être-avec»]. http://www.slideshare.net/elmemorioso/el-existencialismo/.

Su humanismo no es, por lo demás, ni de la especie de un Picco en el Discurso sobre la Dignidad del Hombre, ni el kantiano de la Fundamentación de la Filosofía de las Costumbres -que definió el concepto de «persona humana»-. No se trata de un humanismo de la persona en tanto que “cosa”, sino de la persona en tanto que relación.

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