El Matoneo
sandylili15 de Octubre de 2013
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CUANDO LA VÍCTIMA DEL MATONEO ES EL PROFESOR
Se calcula, además, que entre 5 y 10 por ciento de los alumnos insultan, maltratan o amenazan a sus profesores, ya sea porque se les exige disciplina, estudiar más o porque no les pasan la materia. La mayor parte de las agresiones son verbales.
Según la docente Aura Nelly Daza, miembro de la junta directiva de la Asociación Distrital de Educadores (ADE), las agresiones contra los educadores en Colombia se incrementaron con la expedición del decreto 230 del 2002 –que tuvo vigencia hasta el 2010–, que obligaba a los planteles educativos a no reprobar a más del 5 por ciento de los estudiantes.
“Muchos dicen: ¿Para qué me exige que le entregue trabajo si de todas formas me tiene que pasar?”, afirma Daza.
También se han visto casos en que estudiantes se unen contra docentes que no tienen suficiente manejo de aula. “Quienes tienen menos experiencia están en mayor riesgo de ser intimidados; en este caso, se considera bullying (matoneo)”, afirma Chaux, para quien los docentes permisivos pueden darles a entender a sus estudiantes que tienen el poder de tratarlos mal. De hecho, en la ley de convivencia escolar aprobada recientemente, también se entiende por acoso escolar la intimidación de estudiantes hacia docentes.
Aunque en el país no existen cifras que muestren la dimensión real de este problema, un informe del Mineducación dice que la indisciplina y rebeldía de los estudiantes adolescentes son un factor que causa estrés y depresión en los maestros, especialmente en las mujeres.
Promover el respeto
Consejos para los maestros
1. Debe tener un estilo democrático y asertivo, en el cual los estudiantes entiendan el sentido de las normas y participen en la definición de las mismas. Deben asegurarse de que estas se cumplan. Hay que intentar hablarles con un tono firme pero calmado.
2. Deben ser consistentes en la aplicación de las normas y en las sanciones. De lo contrario, se envía un mensaje confuso. Es equivocado no hacer nada, reírse o responder con un insulto.
3. Hay que inculcarles a los estudiantes el valor del respeto hacia otros.
4. El manejo de la disciplina en el aula en ningún momento puede llevar al maltrato. Las relaciones en clase son una oportunidad para aprender a convivir en sociedad.
5. Conviene hablar con el estudiante a solas, porque, a veces, los agresores buscan el reconocimiento del grupo.
6. Las mejores sanciones son las reparadoras; es decir, aquellas que dejan una enseñanza.
EVITAR EL MATONEO TAMBIÉN ES DEBER DEL DOCENTE
“Una tarea importante de prevención de la violencia escolar tiene que ver con el ejercicio académico del profesor. Estamos llamados a establecer relaciones basadas en el respeto. Se nos llama para que, en cuanto docentes, utilicemos el argumento, la palabra, para que estas formas de relacionarnos también sean asumidas por los estudiantes como ejemplo”, asegura la profesora Flor Alba Romero Medina, coordinadora del diplomado "Educación, riesgo y convivencia en instituciones de educación básica y media", que ofrece la UN.
La docente recordó que en muchas ocasiones el matoneo se da en forma oculta. Por eso, dice, la confianza que se establezca entre profesores y alumnos es esencial para detectar la situación.
Además, pide a los educadores que estén atentos a reacciones fuera de lo normal: mucho silencio o aislamiento de un alumno, o expresiones exacerbadas de un estudiante frente a los otros. Esas señales ayudan a identificar al agresor o al agredido. Y es necesario llamarlos al diálogo privadamente e investigar qué pasa.
La profesora también recuerda que, a veces, hay situaciones extremas que son resultado de problemas de familia. De ahí que el reto sea permear el grupo familiar de manera tal que la institución educativa llegue con una propuesta de formación en resolución de conflictos y en cultura de paz a las familias en donde la lógica del comportamiento es violenta.
Cómo abordar el problema
Cuando un profesor detecta que en su salón de clases hay matoneo, debe abordar el asunto con los implicados y exponer la situación en la institución, porque “es una situación compleja que también exige una respuesta coordinada, no de un solo docente, sino institucional”, aclara la profesora.
Este es intencional y repetitivo, por lo cual hay que examinar cómo es el agresor y trabajar de la misma manera con él como con el agredido. Si los niños de la clase presencian el hecho violento, es necesario promover una reflexión en ellos. Si no fue de dominio público, hay que tratarlo en privado con los implicados.
“Es fundamental que, cuando los docentes detecten situaciones de matoneo, no lo dejen pasar por alto, porque a veces se va enraizando de tal manera que los niños van organizando grupos, hay retaliaciones y las situación empeora. Lo esencial es que, tan pronto se encuentre algún vestigio de violencia física o verbal, se acuda pronto a ver qué está pasando con ese niño”, explica.
Asimismo, precisa, que, sin ánimo de ser catastrófica ni generalizadora, este se presenta a diario en muchos colegios, que son un reflejo, en pequeño, de lo que se vive en las familias y en la sociedad.
“Por eso, es tan apremiante entregar herramientas a los docentes y a los directivos, para que estos problemas se puedan manejar de la manera más adecuada; habida cuenta de que la institución educativa no solo es para que los niños aprendan las asignaturas, sino que es un espacio de formación para la vida en el cual hay que recuperar principios morales”, concluye.
Los Profesores También Hacen Matoneo
El acoso escolar es un asunto que no solo compete a los niños. Autoridades, instituciones, Estado y, especialmente, familia y maestros deben trabajar conjuntamente contra un fenómeno que, de no detenerse a tiempo, podría tener consecuencias de gran impacto negativo en todas los implicados: la víctima, quien ejerce la intimidación, los espectadores o testigos y, en general, toda la comunidad educativa, que incluye tanto al colegio como a la familia.
El matoneo es un asunto de corresponsabilidad atendido por padres y maestros, de manera que los primeros no pueden descargar toda la responsabilidad en la escuela, ni esta hacer lo mismo con aquellos. Muchas investigaciones sobre la violencia escolar muestran que la colaboración entre estos dos importantes escenarios de educación es la mejor estrategia para manejar asertivamente la intimidación escolar, tanto en la intervención oportuna y eficaz como en la implementación de mecanismos de prevención.
Los padres y los profesores somos poderosos canales para estimular el desarrollo de valores que fomenten y promuevan una cultura del buen trato y la no violencia.
Para fortalecer esta alianza te recomendamos
- Mantener abiertos canales respetuosos de comunicación entre padres y colegio.
- Establecer formas de trabajo conjunto orientadas a la prevención de la violencia y a la promoción del buen trato entre los compañeros.
- Conocer el fenómeno, saber de qué se trata y diferenciarlo de otros conflictos que tienen lugar en el colegio.
- Establecer mecanismos para atender las quejas de los niños y los jóvenes y escuchar a ambas partes, sin juicios, con serenidad y tranquilidad.
- Generar estrategias puntuales de resolución de conflictos, defensa de los derechos, exposición de sus posturas y opiniones y expresión positiva de los sentimientos y emociones, entre otros.
- Socializar con las familias de los alumnos las políticas, reglamentos y acuerdos para regular las relaciones dentro de la escuela.
- Tener la convicción de que ambos tienen en sus manos un proyecto común: erradicar del espacio escolar la intimidación y el abuso de poder entre los pares.
Sistema de convivencia escolar
La nueva norma crea un sistema de convivencia escolar con comités a nivel nacional, departamental y municipal. Ello debe reproducirse en cada institución educativa para que ese comité analice los factores de riesgo asociados a la violencia escolar y al embarazo de adolescentes.
Además de prevenir estas dos situaciones, deberá coordinar la creación de mecanismos de denuncia y seguimiento, en Internet y redes sociales, de casos de cibermatoneo. De igual forma, la ley ordena definir una ruta de atención a estudiantes y padres en casos de violencia. Habrá sanciones para colegios y docentes (en el caso de los primeros se incluye la cancelación de la licencia de funcionamiento) que no cumplan la ley.
Una tarea importante de prevención de la violencia escolar tiene que ver con el ejercicio académico del profesor. Estamos llamados a establecer relaciones basadas en el respeto. Se nos llama para que, en cuantos docentes, utilicemos el argumento, la palabra, para que estas formas de relacionarnos también sean asumidas por los estudiantes como ejemplo. La docente recordó que en muchas ocasiones el matoneo se da en forma oculta. Además, pide a los educadores que estén atentos a reacciones fuera de lo normal: mucho silencio o aislamiento de un alumno, o expresiones exacerbadas de un estudiante frente a los otros. Esas señales ayudan a identificar al agresor o al agredido. Y es necesario llamarlos al diálogo privadamente e investigar qué pasa.
Cuando un profesor detecta que en su salón de clases hay matoneo, debe abordar el asunto con los implicados y exponer la situación en la institución, porque es una situación compleja que también
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