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El hombre en busca de sentido - Ensayo


Enviado por   •  18 de Octubre de 2017  •  Ensayos  •  1.500 Palabras (6 Páginas)  •  233 Visitas

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Elvis Tomas Nieto Prieto.
Nancy Araceli Chairez Samaniego.
Un Sentido Para La Vida.
18 de Septiembre del 2017

 “El hombre en busca de sentido”.

El libro El hombre en busca de sentido de Victor E. Frankl, en modo autobiográfico, relata la vida del autor en los campos de concentración de la antigua Alemania nazi. Relata la crueldad con la que los soldados de las SS maltrataban a los prisioneros y a su vez explica como incidía la vida en el campo de concentración en la mente del prisionero medio.

El ser humano es un individuo que día con día crece de manera física y emocionalmente, conforme el tiempo pasa el humano comienza a formar un carácter y una personalidad que lo acompañan el resto de su vida.

Los problemas se dan todos los días, gracias a las dudas que genera todo lo que está en nuestro entorno, como la naturaleza, el individuo y la sociedad. Y tratan de revelar las incertidumbres dentro de estas, es ahí cuando se crean los problemas filosóficos.

Los problemas son aquellas ataduras que no permiten al humano seguir adelante, que nos frenan, impiden que superemos ciertos recuerdos o aflicciones.

El autor divide la vida en el campo en tres fases.

“Internamiento en el campo”

“La vida en el campo”

“Después de la liberación”

Fase 1 “El internamiento en el campo”.

El síntoma que caracteriza esta fase, según Frankl, es el shock. Alrededor de 1500 prisioneros eran transportados en un tren, eran 80 en cada vagón, donde iban muy amontonados. Los prisioneros pensaban que iban a una fábrica de municiones pero luego se dieron cuenta, al escuchar un grito de uno de los prisioneros, que en realidad iban a un campo de concentración, Auschwitz. “Su solo nombre evocaba todo lo que hay de horrible en el mundo: cámaras de gas, hornos crematorios, matanzas indiscriminadas” (pág. 12). Al bajar de los trenes, los prisioneros transportados eran recibidos por grupo de judíos que hablaban muchas lenguas europeas y parecían bien alimentados, lo que les hacía pensar a los nuevos prisioneros que podrían compartir la situación de estar bien alimentados. Los prisioneros sufrían lo llamado en psiquiatría “la ilusión del adulto” en la que el condenado a muerte, en el último momento concibe la ilusión de que será indulto.

Llegando el momento de la desinfección, donde les quitaban todos sus objetos personales, Frankl perdió un manuscrito de alto valor, les afeitaron todo el cuerpo y les dieron una pastilla de jabón. A partir de ese momento lo único que tendrían aquellos prisioneros seria su existencia desnuda. Ningún enlace material hacia su vida anterior. Después en la ducha a todos los prisioneros los embargó un humor muy raro al saber que nada tenían por perder así que se pusieron a bromear sobre ellos mismos. Aparte del humor, otra sensación se apodero de ellos: la curiosidad, que suele aparecer ante ciertas circunstancias extrañas. Se tenía ese ánimo como medida de protección, todos deseaban saber que pasaría a continuación.

La amenaza de muerte continua, lo desesperado de la situación y el preguntarse quién sería el siguiente ponía en ellos el pensamiento de suicidarse o “lanzarse contra la alambrada”, que era la manera más fácil de suicidarse, pero Frankl no decidió hacerlo porque aun tenía esperanza por sobrevivir. Luego un colega de Frankl les dio unos consejos alentadores, como el de tener una apariencia joven y lozana. Puesto que a los que parecían enfermos y demacrados por fuera y por dentro eran los que más probablemente fueran enviados a la cámara de gas. A estos últimos se les llamaba musulmanes.

Fase 2 “La vida en el campo”.

Las reacciones de la fase anterior empezaron a desaparecer a los pocos días. A todos los prisioneros los invadió un síntoma de apatía, en la que se llegaba a una especie de muerte emocional, desaparecen sus sentimientos ante la visión de cosas tétricas que ocurren todos los días, hasta que al final esas escenas se hacen habituales y se acostumbraban a ellas. En la primera fase los prisioneros nuevos apartaban la mirada de los maltratos a otros prisioneros, en esta fase ya no la apartaban al estar acostumbrados. “Asco, piedad y horror eran emociones que nuestro espectador no podía sentir ya” (pág.19). Esta apatía era un mecanismo necesario de autodefensa, ya que el prisionero olvidaba todo dolor y sufrimiento y se centraba en un único objetivo, el conservar la vida propia y la de otros compañeros.

Los deseos de los prisioneros, como comida, un baño caliente, cigarrillos, etc. se hacían ver en sus sueños. En una ocasión, Frankl pretendía despertar a un compañero que estaba teniendo una pesadilla. Pero al final lo dejo porque por muy horrible que fuera la pesadilla siempre sería mejor que la realidad que vivían en el campo.

El hecho de la desnutrición que sufrían y que la ausencia total de sentimentalismo provocaba también que el deseo sexual fuera nulo. Pero a pesar la situación física y mental. Los prisioneros llevaban una profunda vida espiritual. Las personas de constitución débil y que habían llevado una vida espiritual profunda parecían llevar mejor la vida en el campo que las personas fornidas. Esto se debe a que se retrotraían a una vida de riqueza interior y de libertad espiritual. Pero no cabe duda de que estas personas de complexión endeble sufrieran muchísimo. Para aliviar el sufrimiento de los prisioneros se crearon una especie de terapias de grupo basadas en el humor. Se parodiaba todo aquello que había en el campo y por muy horrible que fuera siempre se reían de ello.

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