El origen de la medición en psicología

El origen de la medición en psicología 

Jones y Thissen (2007) afirman que con el apoyo activo de estudiantes de posgrado y colegas de L.L. Thurstone en la Universidad de Chicago, la Sociedad Psicométrica fue fundada en 1935. Así en 1936, la Sociedad patrocinó la revista Psychometryca. Casi al mismo tiempo, la primera edición de Psychometric Method de J.P. Guilford fue publicada. Estos eventos sirvieron para marcar el inicio de la sub-disciplina de la psicometría.

Antes de 1935 los métodos cuantitativos eran el auge en la investigación psicológica en Europa y Estados Unidos, pero uno de los primeros tratados sobre psicofísica, correlación y pruebas de capacidad es el de Brown y Thomson (1921), que tuvo contribuciones muy importantes para el desarrollo de la teoría de las pruebas y el análisis factorial.

Otros "pioneros en los métodos psicométricos" aparecieron en la primera edición de Psychometrics Methods de Guilford (1936);

Se cree que la fundación de la psicometría se corresponde con la fundación de la psicología académica, marcada por la publicación en 1860 del físico-filósofo Gustav Fechner “Elemente der Psychophysik”, quien define la psicofísica como "una ciencia exacta de las relaciones fundamentales de dependencia entre el cuerpo y la mente" (Jones y Thissen, 2007).  

Aportaciones de Galton, Cattell y Binet

De acuerdo con Jones y Thissen (2007), Frances Galton, motivado por su interés en la eugenesia humana (ciencia del buen nacer), fue campeón de la medición de las diferencias individuales, en Gran Bretaña. Galton fue influenciado por Adolph Quetelet quién ya había aplicado la ley del error de Gauss a una amplia escala de datos humanos. Galton diseñó un aparato para medir una variedad de dimensiones corporales y en 1884 se inauguró el Laboratorio Antropométrico de Galton, en Londres, en donde se reunieron datos sobre unas 10.000 personas durante los siguientes seis años.

Joseph Jastrow, profesor de psicología en la Universidad de Wisconsin, comenzó a tener contacto con Galton en 1887 y en 1893 se creó una versión del Laboratorio Antropométrico de Galton en la Exposición Mundial Colombina de Chicago. Galton visitó el laboratorio y se le midieron las características físicas. 

A finales de 1880, James McKeen Cattell pasó un tiempo en el laboratorio de Galton y se interesó por las medidas psicométricas. En 1889, Cattell trabajó como profesor de psicología en la Universidad de Pensilvania, ahí estableció un laboratorio. Hizo a un lado la medición corporal que había dominado el programa de Galton y midió a sus alumnos características como: la fuerza de la mano, la tasa de movimiento, el umbral del dolor, los tiempos de acción, los juicios sobre el tiempo transcurrido, etc., y los determinó como "prueba mental", esperando que se relacionarán con otras evidencias de habilidad mental. En 1891 Cattell, en la universidad de Columbia, registró para todos los estudiantes de primer año que ingresaban los resultados de su programa de pruebas mentales, pero sin crear una justificación teórica u operativa para ello. 

En Estados Unidos, Alfred Binet y Théophile Simon en Francia estaban desarrollando un enfoque alterno, diseñado específicamente para evaluar habilidades cognitivas superiores. Binet y Simon introdujeron el concepto de “edad mental”, que se refería al puntaje obtenido en una prueba y que es característico de los niños de una edad cronológica determinada, con esto desarrollaron una prueba adecuada para estimar la edad mental de un niño. (Jones y Thissen, 2007)

Jones y Thissen (2007) afirman que Charles Spearman impulsó el movimiento de las pruebas de inteligencia, analizando e interpretando los resultados de una batería de pruebas cognitivas como apoyo para un factor de inteligencia general, g, común a todas las pruebas.

El papel de los procesos estadísticos, como el análisis factorial 

En julio de 1917, se formó una unidad estadística, con Edward L. Thorndike como estadístico y Arthur S. Otis y L.L Thurstone como asistentes. Más tarde, el Mayor Robert Yerkes trabajó con ellos como jefe de trabajo psicológico. Con el esfuerzo de todos estos personajes se estableció la Escuela de Psicología Militar en Camp Oglethorpe, Georgia, el desarrollo de baterías de pruebas psicológicas (Army Alpha y Beta) y la aplicación durante 1918 de casi dos millones de reclutas del Ejército de EE. UU. (Jones y Thissen, 2007)

Arthur S. Othis, ideó procedimientos para calificar ítems de opción múltiple que hacían factibles las pruebas grupales en lugar de las individuales; estos procedimientos vieron su primera aplicación a gran escala con la administración de la prueba en el Ejército. Después, la Escala de Inteligencia Grupal de Otis, modelada a partir de la Army Alpha, fue la primera prueba mental administrada por un grupo comercial y fue publicado por Wolrd Book Company en 1918. Además, se publicó una versión ligeramente modificada del Army Alpha como la “Prueba de capacidad mental de grupo” en 1921.

L. L. Thurstone también estaba ideando métodos para el análisis de factores múltiples, con una colección principal de resultados de una batería de pruebas, primero de estudiantes de primer año en la Universidad de Chicago y luego de estudiantes de escuelas secundarias públicas de Chicago. Los análisis factoriales de esos datos identificaron de siete a nueve factores separados de inteligencia, resultados que se pueden oponer a la teoría g de un factor de Spearman. (Jones y Thissen, 2007)

Las aplicaciones, así como los desarrollos teóricos en el análisis factorial fueron estimulados por la aparición del libro “Multiple Factor Analysis” de Thurston.

En 1941, antes de la entrada de los EE. UU. en la Segunda Guerra Mundial, el Departamento de Guerra aprobó la propuesta de Flanangan para lanzar un programa de prueba ambicioso dentro del Cuerpo Aéreo del Ejército y establecer la validez de una batería de prueba para seleccionar y clasificar a los solicitantes para las tripulaciones de vuelo del Cuerpo Aéreo, inicialmente para pilotos, navegantes y bombarderos. Jones y Thissen (2007) refieren que el proyecto de las Fuerzas Armadas conllevó un estudio de validez único en el que todos los postulantes fueron aceptados en el programa, aunque a cada uno se le exigió completar una batería de pruebas que potencialmente serían utilizadas para la selección y clasificación. Al relacionar los puntajes de las pruebas con el éxito en la capacitación, se validó una batería final y luego se usó para evaluar a los solicitantes posteriores.

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