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Estrés Y Alzheimer

juana4230 de Julio de 2013

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Justificación de la investigación

Llamada por muchos "la epidemia del siglo XXI”, la enfermedad de Alzheimer es la cuarta causa de años perdidos por discapacidad en los países en desarrollo. Solamente es superada por el accidente cerebrovascular, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y las enfermedades cardíacas.

A principios del siglo XX la esperanza de vida al nacer era de aproximadamente 34 años, y sólo un siglo después ese parámetro se elevó a casi 80 años en los países industrializados. Como consecuencia de este envejecimiento poblacional, se ha incrementado la incidencia de enfermedades que causan invalidez y dependencia en edades avanzadas como son las enfermedades crónico-degenerativas, entre las que se encuentra el Alzheimer. Este aumento de la población anciana se ve reflejado en datos obtenidos por especialistas que afirman que más del 20% de la población europea supera los 60 años.

En 2002 en la ciudad de Cañuelas se encaró el primer estudio epidemiológico poblacional de demencias en Argentina realizado por el Dr. Raúl Arizaga junto a su equipo de trabajo. La prevalencia estimada de pacientes con esta enfermedad oscila entre los 350 y 400 mil. Aunque no están todos detectados, se sabe que se venden mensualmente 25.000 tratamientos dedicados a la demencia en la Argentina. [3]

En México hay 360 mil personas que sufren esta enfermedad y se calcula que para el 2025 la cifra superará el millón de enfermos. Hace veinte años no había más de 5 o 6 por ciento de pacientes con enfermedades crónico degenerativas como el Alzheimer. Actualmente tienen hasta 60 por ciento y los médicos no están preparados para atender esta cantidad de pacientes. Además, el 40 por ciento de los cuidadores de enfermos de este tipo, muere antes que el paciente. En una estadística se menciona que una de cada tres personas mayores de 80 años padecen esta enfermedad. [1]

En Inglaterra y en Gales aparecen 180.000 nuevos casos de Alzheimer cada año, por igual en mujeres y en hombres. En España se producen más de 150.000. [2]

Además, aumenta el número de la población que se encuentra bajo un cuadro de estrés prolongado en varios meses o años. La Argentina se encuentra en el puesto 20 entre los 32 países en los que su población es la más estresada en el ámbito de las empresas y los negocios. [4]

Debido al aumento significativo de enfermos de Alzheimer surgió la necesidad de realizar un proyecto de investigación que consiste en determinar si controlando y disminuyendo el estrés en las personas mediante cambios en sus hábitos de vida, se puede contribuir a disminuir los casos de Alzheimer. En caso de que esta afirmación fuera verificada en forma empírica, en los siguientes años se podría lograr un descenso en la cantidad de enfermos de Alzheimer y se mejoraría la calidad de vida de todas aquellas personas en estado de estrés. Como no se conoce cura para este padecimiento, sería un gran avance poder prevenirlo anticipándose a la aparición de los primeros síntomas.

Objetivos de la investigación

◦ Determinar la relación entre el estrés y la enfermedad de Alzheimer.

◦ Informar a las personas sobre la posible prevención de casos de Alzheimer controlando el estrés producto de sus hábitos de vida.

◦ Contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas.

◦ Fomentar futuras investigaciones que busquen prevenir el Alzheimer.

Marco teórico

Estrés

El estrés es la respuesta del cuerpo a condiciones externas que perturban el equilibrio emocional de la persona. El resultado fisiológico de este proceso es un deseo de huir de la situación que lo provoca o confrontarla violentamente. En esta reacción participan casi todos lo órganos y funciones del cuerpo, incluidos cerebro, los nervios, el corazón, el flujo de sangre, el nivel hormonal, la digestión y la función muscular.

Historia del concepto

Hans Selye (1907-1982) fue el responsable de acuñar este vocablo. Fisiólogo y médico vienés, fue director del Instituto de Medicina y Cirugía Experimental de la Universidad de Montreal. En 1950 publicó su investigación más famosa: Estrés: Un estudio sobre la ansiedad.

A partir de esta tesis, el estrés o síndrome general de adaptación (conocido por las siglas SGA) pasó a resumir todo un conjunto de síntomas psicofisiológicos.

Síntomas generales del estrés

◦ Estado de ansiedad.

◦ Sensación de ahogo e hipoxia aparente.

◦ Rigidez muscular.

◦ Pupilas dilatadas (midriasis).

◦ Incapacidad de conciliar el sueño (insomnio).

◦ Falta de concentración de la atención.

◦ Irritabilidad.

◦ Pérdida de las capacidades para la sociabilidad.

◦ Estado de defensa del yo.

Descripción

El estrés produce cambios químicos en el cuerpo. En una situación de estrés, el cerebro envía señales químicas que activan la secreción de hormonas (como la adrenalina) en la glándula suprarrenal. Las hormonas inician una reacción en cadena en el organismo: el corazón late más rápido y la presión arterial sube; la sangre es desviada de los intestinos a los músculos para huir del peligro; y el nivel de insulina aumenta para permitir que el cuerpo metabolice más energía. Estas reacciones permiten evitar el peligro. A corto plazo, no son dañinas. Pero si la situación persiste, la fatiga resultante será nociva para la salud general del individuo. El estrés puede estimular un exceso de ácido estomacal, lo cual dará origen a una úlcera. O puede contraer arterias ya dañadas, aumentando la presión y precipitando una angina o un paro cardiaco. Asimismo, el estrés puede provocar una pérdida o un aumento del apetito con la consecuente variación de peso en la persona.

Periodos prolongados de estrés pueden ser la causa de enfermedades cardiovasculares, artritis reumatoide, migrañas, calvicie, asma, tics nerviosos, sarpullidos, impotencia, irregularidades en la menstruación, colitis, diabetes y dolores de espalda.

Condiciones desencadenantes del estrés

Los llamados estresores o factores estresantes o situaciones desencadenantes del estrés son cualquier estímulo, externo o interno que, de manera directa o indirecta, propicie la desestabilización en el equilibrio dinámico del organismo. Existen ocho grandes categorías de estresores:

o Situaciones que fuerzan a procesar información rápidamente.

o Estímulos ambientales dañinos.

o Percepciones de amenaza.

o Alteración de las funciones fisiológicas (enfermedades, adicciones, etcétera).

o Aislamiento y confinamiento.

o Bloqueos en nuestros intereses.

o Presión grupal.

o Frustración.

Estados de adaptación

Selye describió el síndrome general de adaptación en tres estados: alarma de reacción, cuando el cuerpo detecta el estímulo externo; adaptación, cuando el cuerpo toma contramedidas defensivas hacia el agresor; agotamiento, cuando comienzan a agotarse las defensas del cuerpo.

El estrés incluye distrés, el resultado de acontecimientos negativos, y eustrés, el resultado de acontecimientos positivos. Aunque se produzca una situación de distrés al mismo tiempo que otra de eustrés, ninguna de las dos anulará a la otra. Ambas son adictivas y estresantes por sí mismas.

El estrés puede contribuir, directa o indirectamente, a la aparición de trastornos generales o específicos del cuerpo y de la mente.

En primer lugar, esta situación hace que el cerebro se ponga en guardia. La reacción del cerebro es preparar el cuerpo para la acción defensiva. El sistema nervioso se despierta y las hormonas se liberan para activar los sentidos, acelerar el pulso, profundizar la respiración y tensar los músculos. Esta respuesta (a veces denominada respuesta de lucha o huida) es importante, porque nos ayuda a defendernos contra situaciones amenazantes. La respuesta se programa biológicamente.

Sobre-estrés

Si la intensidad y la duración del estrés sobrepasan ciertos límites, puede producir alteraciones considerables en el cerebro. Éstas incluyen desde modificaciones más o menos leves y reversibles hasta situaciones en las que puede haber muerte neuronal. Se sabe que el efecto perjudicial que puede producir el estrés sobre nuestro cerebro está directamente relacionado con los niveles de hormonas glucocorticoides secretados en la respuesta fisiológica del organismo. Aunque la presencia de determinados niveles de estas hormonas es de gran importancia para el adecuado funcionamiento de nuestro cerebro, el exceso de glucocorticoides puede producir toda una serie de alteraciones en distintas estructuras cerebrales, especialmente en el hipocampo, estructura que juega un papel crítico en muchos procesos de aprendizaje y memoria.

La exposición continuada a situaciones de estrés (a niveles elevados de las hormonas del estrés) puede producir tres tipos de efectos perjudiciales en el sistema nervioso central:

1. Atrofia dendrítica. Es un proceso de retracción de las prolongaciones dendríticas que se produce en ciertas neuronas. Siempre que termine la situación de estrés, se puede producir una recuperación de la arborización dendrítica. Por lo tanto, puede ser un proceso reversible.

2. Neurotoxicidad. Es un proceso que ocurre como consecuencia del mantenimiento sostenido de altos niveles de estrés o GC (durante varios meses), y causa la muerte de neuronas

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