Etica En Las Relaciones Terapeuta-cliente
7 de Enero de 2014
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LA ÉTICA DE LOS LÍMITES EN LAS RELACIONES DUALES EN PSICOTERAPIA
José Félix Cosme López Salinas. México.
RESUMEN
Se investiga documental y brevemente el control de las relaciones duales entre el paciente y el terapeuta como una habilidad terapéutica que éste último debe poseer para conducir eficientemente su trabajo terapéutico.
INTRODUCCIÓN
Puesto que la relación terapéutica posee un marco muy específico definido por la intensión de ayudar de parte del terapeuta hacia el cliente, debe cumplir con ciertas condiciones, marco de referencia y normas que garanticen el bienestar de ambas partes participantes que están implícitas y explícitas en este tipo de interacción. En la relación terapeuta-cliente es en la que menos pueden permitirse interacciones duales o múltiples que puedan dañar la salud emocional y física de ambos participantes al incluir otra forma de relación además de la profesionalmente estipulada por los organismos rectores que marcan las acciones que están permitidas procedimental y éticamente en el actuar de ambos participantes. Dentro de estas condiciones es donde se debe cuidar la cercanía emocional, física y social entre el terapeuta y el cliente. La intimidad y cercanía que aparece como parte del proceso terapéutico, por su naturaleza, puede llevar a los participantes de la terapia a interacciones que, quizás sin percatarse al inicio, los conduzca a romper límites cuyas consecuencias pueden ser potencialmente dañinas para ambos.
La tarea de limitar el marco de interacción en una conducta estrictamente terapéutica, corresponde a ambas partes, al terapeuta y al cliente, ya sea éste una persona individual, una pareja o una familia. Pero por supuesto, le corresponde al terapeuta, principalmente, vigilar que eso se cumpla desde el primer minuto del inicio de la comunicación con el cliente, como precondición para iniciar y mantener una relación realmente terapéutica.
Existen una variedad de aspectos implicados y aledaños en el tema de los límites terapéuticos que se deben de considerar para su estudio. Uno de tales aspectos que juega un papel principal es el de la ética. A ésta, se le oponen aspectos provenientes de los procedimientos en los que aún no hay acuerdo acerca de lo adecuado o inadecuado de su práctica. En esto se incluyen, de manera sobresalientes, los puntos de vista relacionados con los modos de abordar los problemas de los clientes por los diferentes modelos de terapia actualmente en práctica. Y a ello se agregan los desacuerdos cuando los profesionales y los especialistas de la ética, adoptan posturas éticas y circunstanciales discordantes e incluso opuestas.
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Actualmente, es una ventaja, que haya aportaciones valiosas para solucionar los dilemas éticos en las relaciones duales o múltiples que se derivan del cruce de los límites terapéuticos.
LA ÉTICA EN LAS RELACIONES PSICOTERAPÉUTICAS
Diversos autores (Del Río, Borda, Pérez, Martin y Torres, 2003; De Saxe, 2001; Gabbar, 2002; Hill, 2004; Nickel, 2004) coinciden en que una relación ética entre terapeuta y cliente es un asunto de primera importancia para el trabajo eficiente en la terapia. Aún en el plano de la medicina, cercano a la terapia por tratarse de una relación de salud, se acepta (Christensen, 1997; Higgins, Barker & Begley, 2009; Sheets & Coffin, 1999) como indispensable una interacción que no dañe moralmente tanto a clientes como a profesionales. Así, la ética, en primera instancia marca los límites permitidos de acción en beneficio sobre todo del cliente, aunque implícitamente, también beneficia al prestigio y la salud del profesional. Uno de los límites que los terapeutas deben de cuidar es el de no mantener relaciones dobles con sus clientes que sean perjudiciales.
Tratando de especificar de manera sencilla el significado de la ética, Hill, (2004). menciona que la ética abarca todos los principios y las normas para asegurar que los profesionales sean respetuosos y ofrezcan servicios eficientes; y que el actuar éticamente incluye a las leyes y normas que controlan el ejercicio profesional. Tales leyes y normas están plasmadas en diversas leyes profesionales de algunos países. En el caso de los códigos de conducta ética de los psicólogos existen en EU los de la American Psychological Association y de la American Association for Marriage and Family Therapy, en México, la Sociedad Mexicana de Psicólogos y en España el Código Deontológico del Psicólogo del Colegio Oficial de Psicólogos.
Hill (2004), ofreciendo una revisión de autores menciona que muchos códigos éticos subrayan seis principios básicos para la terapia. 1-Autonomía, para actuar o decidir. 2-Eficiencia, para prestar los mejores servicios posibles. 3-No mal eficiencia, para cuidar no dañar en ninguna forma. 4-Justicia, para dar servicios sin abusar en ningún sentido de los recursos de los clientes. 5-Fidelidad, para apegarse a lo ofrecido a los clientes. 6-Veracidad, para decir respetuosamente lo que realmente ocurre con el cliente.
Estos principios parecen muy generales y creemos que merecen ser adecuados a los contextos en los que se desenvuelva la terapia.
Higgins, Barker & Begley, (2009); Sheets, (2000); Sheet & Coffin (1999) y White (2003) a su vez, en un ámbito de la salud física, pero tratando relaciones de ayuda terapéutica, enfatizan semejantemente exhortos a respetar los códigos éticos profesionales con los pacientes con los que tratan, que tienen un gran parecido con los códigos de los psicoterapeutas, en cuanto a las relaciones duales, sexuales, familiares y sociales. Eso habla de la actual necesidad de respetar tales códigos éticos en cualquier área de la salud, pero es
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interesante que haya tanta congruencia de códigos éticos en las áreas de la salud, y creemos que se debe a que estos ámbitos son muy proclives a los abusos debido a que los pacientes o clientes se encuentran en una situación de menos poder y vulnerabilidad con respecto al profesional
RELACIONES DUALES SOCIALES ENTRE TERAPEUTA Y CLIENTE
Tocante a las relaciones duales o múltiples entre terapeuta y cliente, la Asociación Americana de Psicología, señala que: una relación múltiple ocurre cuando un psicólogo mantiene una relación profesional y
(1) al mismo tiempo mantiene otro tipo de relación con la misma persona.
(2) al mismo tiempo mantiene una relación con una persona estrechamente relacionada con la persona con quien se tiene una relación profesional.
(3) promete iniciar otra relación en el futuro con la persona con la que se mantiene la relación profesional, o con una persona estrechamente relacionada a ella.
(4) que, todo psicólogo se abstendrá de iniciar una relación múltiple si es razonablemente probable que dicha relación pueda interferir con su objetividad, su competencia o la eficacia en la prestación de sus servicios o cuando exista riesgo de explotación o daño a la persona con la que se mantiene la relación profesional.
(5) que las relaciones múltiples en las que no es probable que se cause deterioro o riesgo de explotación o daño no son antiéticas (Sánchez, Borda, Pérez, Martín y Torres, 2003).
Es notorio que, en parte contraste con lo dicho por la APA, diversos autores y en diversos aspectos tales normas éticas tienen ciertas diferencias y deficiencias. Por ejemplo, en las relaciones duales post-terminación de la terapia, Malmquist (2001) explora una gran argumentación legal que se da concerniente a explorar si, estando detrás de las relaciones duales, el “mal manejo de la transferencia”, el “deficiente manejo del principio de realidad” y la “influencia indebida del psicoanalista”, en la perspectiva psicoanalítica, se puedan considerar como motivos de impedimento para que el cliente y el psicoanalista se relacionen de otra manera, social y no terapéutica, después de haber ocurrido la terminación de la terapia, tomando en cuenta que los efectos de la terapia en los aspectos citados, perduran.
En relación al lugar geográfico, por ejemplo en los ámbitos rurales o poblaciones pequeñas, se argumenta (Nickel, 2004) que, ciertos tipos de relaciones duales, sociales, son o inevitables o necesarias, e incluso indispensables para que el terapeuta sea aceptado y reconocido como una persona confiable y cercana, y que son necesarias para generar alianzas terapéuticas adecuadas con los clientes; un ejemplo es que el terapeuta asista al templo, a las celebraciones sociales o a las congregaciones diversas acostumbradas en la comunidad en cuestión y en las cuales se relacionará con los clientes que estuviese atendiendo al mismo tiempo en su consultorio.
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Otro tipo de dualidad inevitable se presenta cuando los miembros de una misma iglesia se relacionan como terapeuta-paciente, siendo tal pertenencia a ella una condición para que se permita al cliente la asistencia a terapia (Nickel, 2004).
Pope y Spiegel (2008) también llamaron la atención acerca de que desde la perspectiva de algunos psicoanalistas, tales relaciones duales reciban encubiertamente un tratamiento ético menos estricto comparado con los terapeutas de otras orientaciones teóricas; por ejemplo, recuerdan que Freud violó los límites de la no dualidad social puesto que enviaba postales a sus pacientes, les prestaba libros, les daba regalos, hablaba con ellos de los miembros de su propia familia, compartía comidas con los pacientes cuando estaba de vacaciones, los analizaba mientras caminaban y analizó a su propia hija.
RELACIONES
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