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Eutanasia

adriiramoss29 de Agosto de 2012

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INTRODUCCIÓN

Hacia el final del milenio, la eutanasia y otras “urgencias” bioéticas como el aborto, el suicidio, la vejez y el sida, abren un abanico de diálogos controversiales relativos a la ética destinada a los pacientes terminales. Hipócrates escribió en épocas en que la tecnología médica era incipiente y el vínculo entre galeno y paciente era estrecho. La frase criada en todos los idiomas y escuelas en el lenguaje médico, semilla de supervivencia, es su famoso juramento: “nunca suministraré a nadie una droga letal a pesar de que se me solicite, ni tampoco sugeriré la posibilidad de usarla”.

La religión, la ética, la escuela, la familia y la sociedad deben crear nuevos espacios para debatir, puesto que hablar de eutanasia es intrincado; esto significa pasar de la vida a la muerte a solicitud del enfermo y con la participación directa del médico y los familiares. Implica fundir deseos en decisiones nada comunes, permitir o producir la muerte como último recurso médico. No hablar de eutanasia significa cerrarnos al mundo, ser insensatos y amorales; pues conlleva complicidad y mutismo.

Hace más de dos siglos, uno de los maestros de la teoría ética de los tiempos, el filósofo Kant, afirmó que los seres humanos se caracterizan por tener dignidad y no precio; aplicando esto hacia la controversia e la eutanasia, nos aporta que dentro de toda vida debe tenerse una dignidad, incluso hasta la muerte debe ser digna para cada ser humano, lo que nos supone que el sufrimiento de los enfermos no debe ser prolongado, ya que ocasiona el declive de la dignidad del ser humano.

Nuestra sociedad ha ido evolucionando en la determinación de lo que es degradante e indigno, pero la mayoría de esta sociedad no se atreve ni siquiera a plantear en serio la situación como problema que exija deliberación y decisión. Este tema está sacralizado, pues muchísimos integrantes de esta sociedad parecen decir: “me atengo al molde cultural; y más aún a la creencia religiosa que me impusieron desde niño, yo de esto me reservo a opinar porque no quiero problemas”.

El propósito de esta investigación es dar a conocer los diversos puntos de vista de la sociedad en torno a la eutanasia. Este tema me pareció interesante, ya que involucra varias cuestiones como lo son la educación, las costumbres, la religión; además de que pude adquirir más aprendizajes e información sobre el tema que podría ser de utilidad en un futuro si llegara estar involucrada en problema familiar en relación a la eutanasia.

CAPÍTULO I: DEFINICIÓN ETIMOLÓGICA, MÉDICA, LEGAL Y PSICOLÓGICA DE EUTANASIA.

“La palabra “eutanasia” se ha convertido en el paradigma de la ambigüedad semántica”

Definición etimológica: La palabra eutanasia viene del griego donde el prefijo eu que significa bueno y el sustantivo thanátos que equivale a muerte, que sugiere “buena muerte” o “muerte suave”.

Definición legal: Se le llama eutanasia al genocidio perpetrado por motivaciones eugenésicas y racistas y a toda situación donde un paciente grave puede llegar a la muerte, con la intervención de un tercero vinculado a su círculo afectivo o a un equipo de salud.

Definición médica: Eutanasia significa provocar la muerte de un paciente portador de una enfermedad mortal, a su requerimiento y en su propio beneficio, por medio de la administración de un tóxico o veneno en dosis mortal.

CAPÍTULO II: ¿QUÉ ES LA EUTANASIA?

El debate de la eutanasia como expresión máxima de la vigencia de los derechos personales de vivir o morir, comienza ya a fines del siglo XIX, continúa en toda la primera mitad de siglo XX y se acentúa en los últimos cincuenta años. La muerte provocada por una omisión (por ejemplo: retiro de soporte vital/ se denomina “eutanasia pasiva”), por oposición a la activa que es resultado de una acción (administración de veneno o tóxico). Tradicionalmente se ha considerado que ésta puede ser indirecta (por acción de una droga o dosis mortal) o indirecta (por la administración de drogas para calmar o tratar e dolor).

La no utilización de cualquier medio de atención médica disponible o su retiro, por exceso pedido del paciente, es un claro ejemplo de lo que hoy conocemos como derecho al rechazo del tratamiento aconsejad. Esto es así en los pacientes crónicos o agudos lo que representa el ejercicio pleno de su autonomía.

El reemplazo o sustitución de funciones vitales aplicables en situaciones crónicas para posibilitar su recuperación le permite la opción de no aplicar, utilizar o suspender estos procedimientos, según la evolución que aqueja al paciente.

Aceptar la existencia d las opciones activa/pasiva, acción/omisión y matar/dejar morir en el enfermo crítico imposibilita examinar la situación desde el marco enfermedad-muerte. El médico puede evitar la muerte con un tratamiento curativo cuando éste es posible, pero no debe mantener los signos vitales cuando la muerte es la única alternativa que se expresa necesariamente por la desaparición de esos signos, precisamente llamados “vitales”.

El vínculo entre el soporte vital y la muerte está establecido por definición y precisamente la muerte intervenida, comprende todas aquellas situaciones en que la abstención o el retiro de algún método de soporte vital se constituye en un límite entre el tratamiento vinculado con la producción de la muerte cardiorrespiratoria tradicional.

La muerte es el objetivo central de la actividad eutanásica y ella es un evento probable en la medicina crítica, resulta razonable y hasta imprescindible desarrollar una propuesta actualizada sobre la definición de eutanasia que tenga en cuenta las modalidades actuales.

Yo considero que la eutanasia es un debate importante en nuestra sociedad actual, el dilema moral dejar morir o no a un paciente en etapa terminal. En mi opinión, los casos de eutanasia, la mayoría de las veces desembocarán en muerte; así que lo único que le queda al doctor es poner al tanto a la familia de la grave problemática y es ahí donde entrará el dile moral que aqueja a tantas personas.

CAPÍTULO III: ANTECENDENTES DE LA EUTANASIA.

Uno de los antecedentes de la eutanasia es la llamada conquista de la tierra prometida: obedeciendo indicaciones divinas, los israelitas se dieron a la ardua y muy sangrienta tarea de la ocupación de Canaán desalojando y/o exterminando a sus habitantes.

Otro antecedente es la inquisición; institución judicial de la iglesia católica para combatir la herejía y también las supersticiones y brujerías. Este antecedente consistió en asesinar a niños con malformaciones y personas con errores genéticos, como la polidactília.

En la Grecia antigua, Sócrates sostenía que el dolor y el sufrimiento producidos por una enfermedad eran razones justas para dejar de aferrarse a la vida. Sócrates invocaba Esculapio, dios de la medicina quien no intentaría curar lo incurable, ni prolongar la vida inútilmente. Los estoicos aceptaban la eutanasia en aquellos casos en que la vida iba en contra de la naturaleza. Pero dentro de la Grecia, habían otros grupos que la condenaban: los pitagóricos, los aristotélicos y los epicúreos.

Los estoicos afirmaban: “De los bienes que la naturaleza concedió al hombre, ninguno hay mejor que una muerte oportuna y óptimo es que cada cual pueda dársela a sí mismo” . Durante dos siglos los cristianos consideraron al suicidio asistido el más grande de los pecados, por violar el mandamiento que prohíbe matar, sin dar oportunidad de arrepentirse.

A principio del siglo XIX, Marx presentó una tesis llamada “Eutanasia médica”; esta tesis critica a los médicos que tratan las enfermedades más que a los pacientes y luego de no saber qué hacer, los abandonan sin curarlos.

“Cuando los terrores de la vida pesan más que los terrores de la muerte, el hombre debe terminar con su existencia” afirmó Marx.

A partir de entonces continúa la reflexión para definir si la eutanasia puede aplicarse y legalizarse. A principios de presente siglo no sólo los médicos se ocupan de tema, sino también los legisladores y gobernadores.

CAPÍTULO IV: SITUACIONES EN LAS QUE PODRÍA APLICARSE LA EUTANASIA

“Pero en lo que respecta a la ética de la suspensión del procedimiento de mantenimiento por deseo del paciente, solo un sofista puede equiparar en este caso la cesación de la acción con la acción, es decir, el dejar morir con matar”

Eutanasia significa básicamente provocar la muerte:

1. Efectuada por un tercero 2. De un paciente portador de una enfermedad mortal 3. A su requerimiento 4. En su propio beneficio 5. Por medio de la administración de un tóxico o veneno en dosis mortal

La aparición (1) de una tercera persona, generalmente un trabajador de salud y frecuentemente un médico que provoca la muerte distingue la eutanasia del suicidio, y especialmente del suicidio asistido por un médico en el que éste pone al alcance del paciente el mecanismo o la droga necesaria para provocar la muerte.

La existencia obligatoria (2) en el paciente de una enfermedad que conlleve a la muerte próxima de éste, permite distinguir primariamente la eutanasia del homicidio.

El requerimiento del paciente (3) resulta un dato fundamental que legitima la expresión de su voluntad autónoma en el ejercicio máximo

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