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GENESIS DE LAS RELACIONES OBJETALES HASTA LA CONSTITUCIÓN DEL OBJETO LIBIDINAL.

amaroberrios24 de Mayo de 2012

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GENESIS DE LAS RELACIONES OBJETALES

HASTA LA CONSTITUCIÓN DEL OBJETO LIBIDINAL.

Documento elaborado por:

Lic. LUISA A. GONZALEZ PENA

Sabemos por experiencia que

“el amor nos nutre, nos constituye, nos humaniza”.

Freud al conceptualizar lo que denominan series complementarias establece un criterio referido a la causalidad tanto de la patología como del desarrollo en salud. Propone tres series de causas que no actúan independientemente y que lo que interviene es una resultante de su interacción. La primer serie son los factores hereditarios y congénitos, la segunda está constituidas por las experiencias infantiles y la tercera, los factores desencadenantes o actuales. Las dos primeras constituyen la disposición del sujeto.

Los factores hereditarios y congénitos representan el conjunto y límite de nuestras potencialidades, son las capacidades contenidas en la matriz hereditaria que se van a desplegar a partir de la interacción con los otros factores de las series complementarias. En este sentido es importante prestar especial atención a la segunda serie que está constituida por las experiencias infantiles, que adquieren particular importancia por que ocurren en una época de estructuración del psiquismo y de formación de la personalidad.

Estas experiencias infantiles se van a dar en un determinado medio ambiente que puede ofrecer al bebé los estímulos adecuados para que aproveche al máximo sus dotes innatas, así como puede también dificultar su desarrollo.

La importancia de este tema ha servido de fundamento para algunas líneas dentro de la teoría psicoanalítica, que han priorizado una relación particular que el niño establece en el medio que le toca vivir. Estas líneas teóricas se refieren al niño en el vínculo con la madre y a las estructuras intrapsíquicas que se derivan de la internalización de ese vínculo. Son las llamadas teorías de las relaciones objetales.

El niño inicia su vida como parte del cuerpo de la madre y por mucho tiempo ella lo trata como si fuera su prolongación corporal. No hay clara diferenciación entre psique y soma, impulso y objeto, entre mundo interno y mundo externo, entre yo y no yo.

La particular relación que se establece entre madre e hijo, genera un vínculo importante y constitutivo del niño, por ello estas teorías coinciden en considerar que el carácter de esta primera relación define las pautas de desarrollo y tiñe los vínculos posteriores. De esta forma una relación armónica facilita el despliegue progresivo de una personalidad sana, en tanto que una relación perturbada interfiere en este proceso y genera diversas patologías.

Lagache define la relación objetal como “una tendencia o un comportamiento dirigido a un objeto, por oposición a un comportamiento o tendencia dirigida a la propia personalidad”.

La teoría de las relaciones objetales plantea la existencia de una necesidad primaria de objetos, que no puede reducirse a la búsqueda del placer.

Cuando hablamos de objeto en la teoría de las relaciones objetales nos estamos refiriendo siempre a un “objeto humano”, es decir, a una persona, una parte de una persona, o una imagen más o menos distorsionada de éstas. Aquí el objeto deja de ser impersonal y reemplazable, para volverse intensamente personal. No es el objeto de una pulsión, un mero requisito para la obtención del placer, sino un objeto de amor o de odio, que el yo busca para encontrar respuesta a su necesidad de relación. Y, una vez encontrado, estos sentimientos quedan tan ligados a ese objeto específico, que sólo a través de un duro y difícil trabajo de duelo podrá abandonarlo y volver a colocarse en las condiciones que permitirían una nueva elección.

Definamos término a término el concepto “relación de objeto”:

Relación: significa que se trata de una interrelación pues hace referencia a la forma en que el sujeto constituye los objetos así como a la forma en que los objetos modelan la actividad del sujeto.

De: señala la interrelación, pues el objeto no preexiste a la relación con el sujeto ni éste está constituido cuando se inicia la relación.

Objeto: debe entenderse en el sentido específico que tienen para el psicoanálisis expresiones como “elección de objeto” y “amor de objeto”. Como ya se dijo hace referencia al otro humano, persona.

Una forma de definir la teoría de las relaciones objetales es afirmar que ésta pretende dar cuenta de cómo la experiencia de la relación con los objetos genera organizaciones internas perdurables de la mente. Existe, desde luego, una interacción entre la internalización de las experiencias de relación, por una parte, y la actualización de las estructuras relacionales internalizadas, encarnándose en nuevas relaciones, que a su vez serán internalizadas. Por ejemplo la modalidad de relación originaria del niño con su madre se actualizará y resignificará en el encuentro con la maestra, cuando este niño ingrese al jardín de infantes. La maestra será un nuevo objeto de relación que movilizará históricas formas de vincularse como estimulará nuevas modalidades y emociones en el vínculo actual.

Como puede apreciarse, esta teoría permitiría integrar, en forma armoniosa, los elementos “internos” y “externos” de la experiencia humana, ya que investiga y conceptualiza la influencia de las relaciones interpersonales “externas” sobre la organización de las estructuras mentales “internas”, así como la forma en que estas últimas determinan las nuevas relaciones interpersonales que se establecen posteriormente.

La teoría de las relaciones objetales, se vincula con distintas posturas conceptuales dentro de la teoría psicoanalítica. La primera de ellas enfatiza la determinación pulsional de la experiencia de la relación con el objeto y concentra su atención en el objeto interno y su efecto determinante sobre la vida posterior del sujeto. Hace predominar el mundo interno del sujeto sobre la significación del mundo externo. Esta línea fue especialmente desarrollada por Melanie Klein y sus discípulos.

La segunda postura teórica enfatiza el efecto estructurante que la relación real con el objeto y con el entorno cultural tiene sobre el psiquismo. En esta línea podemos ubicar autores como René Spitz, Margaret Mahler y D.W. Winnicott.

Todas estas teorías, independientemente de su concepción teórica, estudían la constitución de las relaciones objetales desde el momento mismo del nacimiento

Este documento se va a referir a la segunda línea teórica, desarrollando especialmente la teoría de René Spitz y ofreciendo algunos conceptos generales de Mahler y Winnicott. Finaliza destacando aquellos conceptos particularmente útiles de todas las teorías para el desempeño profesional en el Jardín de Infantes.

TEORÍA DE RENÉ SPITZ

Spitz se interesa y estudia las relaciones recíprocas entre madre e hijo, a través de observaciones directas y experimentos con niños, que le permiten postular sus ideas acerca de los comienzos, desarrollo, etapas y ciertas anomalías de las relaciones de objeto.

Considera que la mayor parte del primer año de vida el bebé se esfuerza por sobrevivir, formando y elaborando dispositivos de adaptación que le permitan lograr esta meta. El lactante está desamparado, es incapaz de sobrevivir por sus propios medios. Necesita a la madre que le proporciona todo aquello de lo que él carece. De esto surge una situación complementaria que el autor denomina díada. En la medida en que las potencialidades propias del infante se desarrollan en el transcurso del primer año de vida, se irá haciendo independiente del medio que lo rodea.

El intenta demostrar que el crecimiento y desarrollo psicológico, dependerá del establecimiento y despliegue progresivo de las relaciones de objeto cada vez más significativas.

Spitz se afirma en Freud y rechaza toda hipótesis sobre la presencia de procesos intrapsíquicos en el niño desde el nacimiento. Basado en sus experiencias considera que no existe pensamiento en el momento de nacer. Tampoco existen ni la percepción ni la voluntad. El bebé es un organismo psicológicamente indiferenciado. Las funciones, las estructuras y hasta los impulsos instintivos se irán diferenciando progresivamente a través de la maduración y el desarrollo.

Maduración es el desarrollo filogenéticamente establecido por la especie y desarrollo se refiere a la emergencia de formas de funcionamiento y de conductas resultantes de la interacción del organismo y el medio interno y externo.

Siguiendo a Freud, no admite un yo al nacer, ni un superyó ni un complejo de Edipo tempranos. Tampoco acepta la existencia de simbolismos ni, por lo tanto, ninguna interpretación simbólica, en esta primera infancia. Los símbolos los considera unidos al lenguaje.

Spitz mantiene en un principio la idea de que la libido es el material primitivo, la fuerza heredada que se necesita y utiliza en el curso de la evolución, pero como venimos señalando le adjudica un papel decisivo en el desarrollo a los primeros contactos humanos, especialmente la relación del niño con la madre.

Para explicar los momentos críticos que existen en el proceso de evolución psicológica del infante, a partir de los cuales se inician nuevas fases y cambia la dirección del desarrollo, recurre a la embriología. De esta ciencia toma el término de organizador, que denomina a ciertas estructuras que se desarrollan en un determinado punto donde se juntan diversas líneas de desarrollo. Es la instancia que gobierna las fuerzas operantes

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