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Historia De La Psicologia


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2012  •  5.436 Palabras (22 Páginas)  •  324 Visitas

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Origen» («Inception», en inglés), el reciente estreno de Christopher Nolan, es una clásica película « de misión». A una persona se le encarga la misión, reúne a un grupo, la planean y la llevan adelante. Puede ser una misión bélica, como en «Doce del Patíbulo”; una estafa, como en «El golpe»; un robo, como en «Rififi» u «Ocean’s 11»; o cualquier otra cosa. En este caso el protagonista se dedica al espionaje industrial, robando ideas directamente de la mente de sus víctimas. Para ello emplea una tecnología que le permite introducir a su víctima en una especie de sueño prefabricado por él y su equipo (ellos no se introducen en los sueños de nadie, como erróneamente se ha dicho en algunos sitios), a través del cual consiguen acceder a las ideas guardadas en la mente de la víctima. Pero en este caso se les presenta un desafío mayor. No se trata de robar una idea, sino de implantar una, algo para lo que deberán combinar el robo con la estafa: la creación de una historia que persuada a la víctima a aceptar esa nueva idea como propia. Se podría decir que los personajes de «Mad Men», publicistas, trabajan en algo parecido: introducir ideas en la mente de otras personas, pero de una forma más indiscriminada y al por mayor. En el caso de esta película se trata de algo más quirúrgico, una idea muy concreta en una mente muy concreta.

En paralelo a esa trama principal de misión, discurre otra, muy importante en la historia, que es la del personaje protagonista, interpretado por Leonardo DiCaprio, que ha de lidiar con el recuerdo de su mujer fallecida y los sentimientos de culpa que su muerte le provocan… sentimientos que se cuelan en los sueños que ellos provocan a través de la imagen de Mal, esa mujer muerta; un ser formado de recuerdos y culpa, que puede irrumpir en el momento más inesperado de forma muy destructiva. Un riesgo añadido.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que en «Origen» no aparece ni un solo sueño en el sentido estricto. Todas las escenas que vemos en los diferentes niveles de los «sueños» (se juega mucho a lo de un sueño dentro de un sueño) no son verdaderos procesos oníricos, sino construcciones artificiales creadas por los protagonistas para poder acceder a los secretos y sentimientos de sus víctimas, o para persuadirlas de que tomen ciertas decisiones. Como tal, están muy bien organizados y siguen una lógica bastante realista, muy alejada del verdadero lenguaje onírico de los sueños.

En la serie de entradas que, a partir de enero de este año, dediqué al mundo de los sueños y el cine, vimos que había directores que se inspiraban fielmente en ciertas teorías sobre la interpretación de los sueños, ilustrándolas de manera cinematográfica. Tal es el caso de Hitchcock o Fritz Lang, que con «Recuerda» y «La mujer del cuadro» realizan una verdadera exégesis de las ideas freudianas, o de Fellini, que con «Ocho y Medio» lleva adelante una sesión de psicoanálisis jungiano. Otros autores se han desligado más de las teorías concretas y han preferido usar la fenomenología del sueño para crear imágenes y situaciones que trasciendan la mera realidad, como Dreyer en «Vampyr», Wojciech Jerzy Has en «El manuscrito hallado en Zaragoza» o Luis Buñuel y David Lynch en casi toda su filmografía, por sólo citar unos pocos. Otros han usado la excusa del sueño y lo onírico para crear imágenes que pretendidamente se alimentan de ese mundo pero que tienen más que ver con la pura fantasía y un esteticismo un tanto exagerado, como el caso de «La ciencia del sueño» o «Lovely Bones», cuyas secuencias de sueños son muy poco oníricas. Un caso diferente es «Olvídate de mí» que, aparte de suscribir la teoría neurológica de que los sueños sirven para fijar la memoria, crea toda una serie de sueños que, en general, responden muy bien al verdadero funcionamiento de estos.

Para más información sobre los anteriores autores y esas películas, así como las teorías y fenómenos en las que se basan, os aconsejo leer esa serie de entradas en las que anteriormente abordé, con mucho más detalle, el mundo del dormir y el soñar.

En «Origen» los sueños son presentados casi desde el principio como algo falso y construido por un «arquitecto de sueños», con su propia lógica y funcionamiento. Para crear esa realidad de la película, y pergeñar sus normas, límites y potencialidades, Nolan no participa de ninguna teoría o escuela en concreto, como si hicieron Hitchcock, Lang o Fellini, sino que es completamente ecléctico y toma elementos de la teorías freudiana, jungiana y lacaniana, de las cognitivas, de la fenomenología clásica de los sueños y de la neurología más básica, e incluso tira de algunos mitos y falsas concepciones sobre el sueño y la mente humana. Con todo ese material el director y guionista construye su propia realidad fílmica que, en la película, queda bastante clara y funciona muy bien a la hora de crear una historia muy entretenida y, por momentos, visualmente fascinante.

Con esta entrada, más que una crítica, lo que planteo es una pequeña deconstrucción; ir aislando los diferentes conceptos sobre el sueño que se aprecian en la película para ver cuál es la procedencia de todas esas ideas que, a lo largo de los años, la cultura habrá ido introduciendo en la cabeza de Nolan. O sea, que, usando la terminología de la película, intentaré buscar los «orígenes» de «Origen».

Las antiguas teorías sobrenaturales

Hoy, casi todo el mundo tiene una visión racional de los sueños: están provocados por nuestra propia mente y, por lo tanto, son íntimos y privados, blindados a las intromisiones de otros. Sin embargo, en el pasado, se creía que nuestros sueños eran lo contrario: el lugar por donde seres de otros planos espirituales y demás fuerzas sobrenaturales, demoníacas o divinas, tenían acceso a nuestro yo. A través de ellos los dioses nos revelaban su voluntad y nos advertían de fatalidades, o éramos tentados y atacados por demonios, o los ancestros y demás difuntos se mantenían presentes en nuestra memoria. En resumen, los sueños eran la puerta de entrada de otros —dioses y espíritus— a nuestra mente.

Freud decía que el ser humano era un «dios con prótesis»: puede lograrlo casi todo con ayuda de la tecnología. Así que no es raro que, al menos en la ficción, el hombre y su tecnología hayan jugado a emular a los antiguos dioses y entes sobrenaturales, consiguiendo la llave de acceso a los sueños. Una idea muy atractiva, ya presente en otras películas (las citadas «Dreamscape» y «La celda», entre otras) y que aquí Nolan recicla para crear un grupo de personajes

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