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Infidelidad


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2012  •  1.863 Palabras (8 Páginas)  •  470 Visitas

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INFIDELIDAD

Todos los procesos de vida, son procesos culturales y todas las personas son seres de cultura, aprenden cultura, generan cultura y viven a través de la cultura. De esta forma, ser hombre o ser mujer, tiene algo natural, pero más bien es resultado de todo un proceso psicológico, social y cultural a través del cual cada individuo se asume como perteneciente a un género en función de lo que cada cultura establece, es decir, a través de un proceso socialización permanente, cada persona incorpora el contenido de normas, reglas, expectativas y cosmovisiones que existen alrededor de su sexo. Cada cultura define, establece, da forma y sentido a un conjunto de ideas, creencias y valoraciones sobre el significado que tiene el ser hombre y el ser mujer, a través de sus premisas, cada cultura entreteje las creencias relacionadas con el papel que hombres y mujeres juegan en la sociedad, dando lugar a los estereotipos de género (Díaz Guerrero, 1982).

Probablemente, uno de los más controvertidos problemas que arrastra la humanidad es su tránsito por sus diferentes periodos históricos hasta la contemporaneidad, sea el de la infidelidad. Ha de considerarse un controvertido problema en tanto se erige, entre otros muchos factores claves, sobre un pilar también controvertido y básico de la cultura: la sexualidad, cataclismo iniciático de la aventura humana, con significados escindidos para hombres y mujeres.

Zumaya (1994) plantea que la aventura (entendida como infidelidad) puede ser vista como un intento de solución o relleno a un hueco que se ha propiciado dentro de la relación, en este sentido, “la aventura puede posibilitar la continuación de la relación o provocar tal conmoción que se estimule el cambio” . También señala que existen diferentes tipos de infidelidad y que cada una de ellas se lleva a cabo por factores relacionados a la tipología. Por ejemplo:

• Infidelidad por evitación de la intimidad: Se refiere al obstáculo que algunas personas tienen para aceptar que la intimidad implica autoexposición y un cierto grado de dependencia emocional. Cuando se revela la aventura, se convierte en arma de la confrontación.

• Infidelidad por adicción sexual: Esta aventura puede ocurrir en cualquier momento de la relación; es más común en hombres que en mujeres y tiene un toque de desafío, cuando se revela la infidelidad, se defienden del miedo, la humillación y el dolor, a través de acusaciones.

• Infidelidades accidentales: Inesperadas, no planeadas. No es que ocurran de manera involuntaria, pero hay un cierto grado de inconsciencia, ya que no se tienen muy claras las consecuencias del acto.

• Infidelidad como castigo: Se utiliza como un arma en venganza de la otra persona, aunque no siempre implica un castigo por infidelidad, sino por diferentes aspectos que pudieran estar presentes desde le principio de la relación.

Los hombres son infieles porque sienten que su pareja no hace un esfuerzo para satisfacerlos sexualmente en cantidad y calidad de relaciones sexuales que tienen o porque socialmente hay mayor aceptación de la infidelidad por parte de su pareja o simplemente porque creen que es factible que un hombre pueda ser infiel (Klemer,1977). Para la mujer la infidelidad esta asociada principalmente a sentimientos de soledad, aburrimiento, insatisfacción marital, al no reconocimiento de su autonomía, es decir, intenta satisfacer principalmente las necesidades afectivas no cubiertas dentro de su matrimonio, por lo que las relaciones extra maritales son un reflejo de un bajo afecto y funcionalidad en la relación.

Es importante el hecho de no descartar aquel hombre que puede estar satisfecho y feliz con su pareja, pero aún así, puede tener una aventura. Esto es porque el hombre puede hacer una disociación entre amor y genitalidad. En esto se basa la justificación de la multiplicidad de parejas que puede tener un varón. Por el contrario, la mujer primero es infeliz y luego es infiel. Esto ocurre por condiciones culturales, ya que físicamente, nada les impide actuar en forma similar a los hombres (Diaz-Loving; Pick de Weiss y Andrade, 1988).

Se ha encontrado que la infidelidad es distinta para hombres y para mujeres, para los primeros el hecho de relacionarse extramaritalmente se presenta como una manera de auto afirmarse, de certificar su masculinidad y virilidad, así como de demostrar su capacidad para satisfacer a más de una pareja, su relaciones se inician generalmente de manera sexual y posteriormente pueden llegar a involucrarse afectivamente con su nueva pareja.

Las estadísticas en relación con la infidelidad reportadas por algunos autores señalan que aproximadamente el 70% de hombres y el 30% de mujeres mantienen relaciones extra maritales. También es significativo que en estos estudios se ha encontrado que en las mujeres el fenómeno de la infidelidad se presenta a mayor escala después de los 25 años (Hunt, 1974). Se ha encontrado que son los hombres los que evalúan más severamente la posible infidelidad de sus esposas a diferencia de las mujeres, que resultan ser más permisibles a las de sus cónyuges, lo que señala posiblemente una perspectiva cultural diferente al evaluar dicho fenómeno (Riessman, 1989).

A partir de la teoría evolucionista de Engels (1975) ha de pensarse que, por el propio desarrollo interno de la familia, ya en la sindiásmica se encontraban los gérmenes de lo que sería la infidelidad conyugal, que emerge verdaderamente con la monogamia, en tanto en la etapa anterior no constituía en sí prohibición legitima, y el matrimonio es aún disoluble por cualquiera de las partes a voluntad. Tal es así que Engels nos dice: “En esta etapa un hombre vive con una mujer, pero de tal suerte que la poligamia y la infidelidad ocasional sigue siendo un derecho para los hombres, aunque por causas económicas la poligamia se observa raramente; al mismo tiempo, se exige la más estricta fidelidad a las mujeres mientras dure la vida común, y su adulterio se castiga cruelmente”.

Según esta teoría, en las sociedades matrilineales, el matrimonio sindiásmico evolucionó al matrimonio monogámico, por una necesidad de las mujeres, como liberación, del derecho a la castidad y al matrimonio temporal o definitivo con un solo hombre. Es aquí fundamentalmente donde emerge el problema de la infidelidad conyugal (también relativo a la sexualidad) porque surge con un doble discurso y prácticas: “es cuando los hombres pudieron introducir la monogamia estricta,

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