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Inteligencia Emocional


Enviado por   •  23 de Junio de 2015  •  1.746 Palabras (7 Páginas)  •  151 Visitas

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La Inteligencia Emocional: Cualidad Indispensable en la Empresa

por: Mtra. Lilly Kainz de Nava

¿Disfruta estar consigo mismo(a)? ¿Le gustaría despertar cada día con mucho entusiasmo? ¿Quisiera comunicarse mejor con sus compañeros(as) de trabajo y su jefe(a)? ¿Hay algo que pueda hacer para sentirse mejor?

La Inteligencia Emocional no es un tema nuevo. Seguramente hemos escuchado o visto libros al respecto, pero su actualidad e importancia van en aumento, porque los resultados de las investigaciones han corroborado que su práctica provoca cambios sustanciales en la productividad de las empresas.

Los desafíos que enfrentan las compañías en la época actual requieren que las personas se encuentren altamente capacitadas, no sólo en su área de competencia (tecnología, ventas, servicios), sino también y muy especialmente en el manejo inteligente de las emociones.

Los estudios muestran reiteradamente que ciertas cualidades emocionales hacen una diferencia sustantiva en la productividad del personal. A cualquier nivel, desde los puestos más altos, hasta quienes se desempeñan en funciones de mantenimiento, las personas se ven afectadas por sus reacciones emocionales, evidentes en las relaciones con clientes, proveedores, jefes, subalternos o colaboradores.

La vida diaria nos brinda múltiples ejemplos de personas que aun cuando son altamente estimadas por sus conocimientos o habilidades en determinadas áreas, no muestran la misma capacidad para resolver problemas cotidianos, son presa fácil o esclavos de sus emociones. Las emociones afectan tanto los pensamientos como los estados biológico y psicológico y por consiguiente, el comportamiento y manera de relacionarse con los demás.

Hasta hace algunos años, sólo se daba valor a una parte del potencial humano: la razón, la cual se consideraba el factor primordial para alcanzar el éxito. En los últimos años ha sido reconocida, finalmente, la importancia que juega la esfera emocional en nuestra vida diaria. Esto se debe, en gran parte, al trabajo de los doctores John Mayer y Peter Salovey, y posteriormente, a Daniel Goleman, quien popularizó el término Inteligencia Emocional a través de la publicación de su exitoso libro .

Algunos atributos, como la automotivación que favorece la tenacidad para mantener el esfuerzo y llegar a las metas propuestas; la fortaleza ante los cambios y retos, o las aptitudes para la comunicación y la persuasión, se han vuelto imprescindibles.

Por lo tanto, el papel que juegan los sentimientos o emociones en todos los actos que realizamos debe ser reconocido, así como la dificultad para controlarlos. Por fortuna, el cociente de Inteligencia Emocional que poseemos en un momento dado puede ser desarrollado, abriéndonos la posibilidad al cambio en la búsqueda de la armonía con nosotros mismos y los demás.

¿Qué es la Inteligencia Emocional?

Son muchas las definiciones que se han dado sobre Inteligencia, y una de las más aceptadas es: la capacidad para resolver problemas. Personalmente considero que habría que completar: la habilidad no sólo para solucionarlos, sino para prevenirlos.

Así podemos explicar la Inteligencia Emocional como la capacidad de reconocer los sentimientos propios y ajenos; de motivarnos para alcanzar las metas propuestas y de manejar productivamente las emociones con nosotros mismos y en nuestras relaciones.

Daniel Goleman, autor de Emotional Intelligence (La Inteligencia Emocional), texto que popularizó el término, cambió la concepción sobre “ser inteligente” al comprobar que el éxito en la vida depende en mayor medida del cociente emocional (CE) que del coeficiente intelectual (CI) que se posee, por lo que recomienda trabajar en cinco áreas: (1) la conciencia de uno(a) mismo(a), (2) el manejo o control de nuestras emociones, (3) la automotivación para alcanzar las metas que nos hemos propuesto, (4) la empatía y (5) la habilidad social o la capacidad de comunicarnos y de relacionarnos con los demás.

Las competencias o áreas que constituyen a la Inteligencia Emocional son:

La Autoconciencia

“Conócete a ti mismo”, una de las máximas más populares del filósofo Sócrates, nos ilustra sobre este aspecto. De todas las competencias que integran la Inteligencia Emocional, el autoconocimiento es la base de todas las demás.

Si no somos conscientes de lo que sentimos en un momento dado, ya sea porque no nos lo preguntamos y sólo reaccionamos con base en el estado de ánimo o de acuerdo con el estímulo externo que se nos presente, o no podemos diferenciar entre una y otra emoción, difícilmente podremos saber qué nos la provoca, y de igual manera será imposible manejarlas o intentar cambiarla. El contacto y la comunicación con nuestro ser profundo nos permite saber quiénes somos, qué deberíamos cambiar, hacia dónde nos dirigimos y porqué. El cultivo de esta área favorece un sentimiento contrario a la soledad.

El conocimiento de uno mismo se refiere a saber qué sentimientos experimentamos ante los sucesos que se nos presentan, poseer una concepción realista de las propias debilidades y fortalezas y, por ende, confianza en uno(a) mismo(a).

El Control o Manejo de las Emociones

Una vez que establecemos contacto con nuestras emociones y nos es posible saber qué es lo que sentimos, estamos en condiciones de dirigir o controlar nuestras emociones, y no ser dominados(as) por ellas.

Paul Ekman –probablemente uno de los más reconocidos especialistas en el estudio de las emociones humanas– afirma que son cuatro las emociones básicas reconocidas casi universalmente: el enojo, la alegría, la tristeza y el miedo.

Todas ellas se manifiestan por un breve lapso y son la reacción a la percepción de un estímulo. De la combinación de estos sentimientos o emociones se

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