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LA COMPAÑÍA DE LAS INDIAS ORIENTALES


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2013  •  Tesis  •  855 Palabras (4 Páginas)  •  171 Visitas

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LA COMPAÑÍA DE LAS INDIAS ORIENTALES

En el texto el rey dice que tras haber sido aconsejado por sus ministros y por el Consejo de Comercio, lo mejor para el reino de Portugal es la creación de una compañía mercantil, ya que otras naciones están beneficiándose del comercio con la India, en perjuicio de sus reinos. Además, el comercio con la India ayudaría a extender la religión católica en esas zonas, influidas en ese momento por otras religiones. Así que determina la creación de la Compañía de las Indias Orientales en Lisboa, para aumentar la riqueza de sus reinos, en el año 1626.

El rey es el primero en destinar dinero a la compañía, un millón quinientos mil cruzados de la Hacienda Real, para la fabricación de barcos. Además el rey traspasa a la compañía algunos derechos que le pertenecen, como el de poder recaudar algunos impuestos. También destinará mucho capital para armar las naves y prepararlas, y los gastos de las que no podían salir del puerto por motivos ajenos a la compañía.

La compañía debía armar tres barcos con trescientos soldados cada año, y si eran requeridos más lo pagaría la Hacienda Real, pero siempre se procuraría aumentar el número de naves en función del dinero disponible en la compañía.

Las inversiones podían llegar de cualquier persona, o ciudad, o comunidad, o reino, y no se obligaba a nadie a invertir. Además, el caudal invertido no se podía confiscar, y se podía embargar solo por motivo de deudas anteriores a la puesta de éste, y que se reclamaran a tiempo. Los ministros, eclesiásticos y cualquiera que por derecho tuviera prohibida la negociación podía negociar en la compañía, al igual que todas las ciudades y todos los vasallos del rey, pero también los de las naciones aliadas. La inversión se aceptaba si no bajaba de cien ducados por cabeza, y el dinero en efectivo se aceptaba para negociar con cualquier cosa de la compañía. Sin embargo, la inversión no se podía retirar, aunque sí venderla o cederla a otras personas, que pasarían a tener la relación con la compañía que tenía el anterior inversor.

En el caso de que la compañía creciera por su buen negocio, el rey aceptaría la creación de nuevas compañías similares que se provean entre sí, con zonas propias de comercio y el género de mercancías restringido. Si alguien quería negociar algo aparte de la inversión, se le tenía que aceptar tal negocio.

La compañía estaba gobernada por la Cámara de General Administración, que se situó en Lisboa y que estaba sujeta al Consejo de comercio, y a la que también se subordinaba el rey como un particular mas. Las leyes que afectasen al comercio se tomarían con conocimiento del Consejo de Comercio, que sería informado por la Cámara de General Administración

Los tribunales y ministros debían colaborar con dicha cámara, y no podían

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