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LA PERSONALIDAD ENIGMÁTICA DE NASH


Enviado por   •  17 de Noviembre de 2019  •  Ensayos  •  2.076 Palabras (9 Páginas)  •  234 Visitas

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LA PERSONALIDAD ENIGMÁTICA DE NASH

 Por

Miguel Ángel Goberna

Apenas hay ámbito de actividad humana, por alejado que esté de los números o de las figuras, en el que no haya destacado algún matemático: Garfunkel fue música pop, Hitzfeld es entrenador de fútbol, el papa Silvestre II trató de imponer la racionalidad en la Iglesia supersticiosa del fin del primer milenio,… La película de Howard Una mente maravillosa me hizo preguntarme si no habrá llegado el momento de incorporar un matemático al santoral católico, aprovechando que está en franca expansión. En efecto, a la luz de las fuentes documentales existentes, el guión de dicha película -cuyos valores artísticos no voy a discutir- me parece un alegato a favor de la canonización de Nash que oculta cuidadosamente el lado oscuro y políticamente incorrecto del personaje, que es lo que me ha tocado en suerte explorar para completar el cuadro.

FUENTES BÁSICAS

  • El libro de Sylvia Nasar Una MenteProdigiosa (Mondadori, 2001), muy bien documentado.
  • El libro The Eessential Joh Nash (Princenton U.P., 2001), editado por Kuhn y Nassar, que comenta su vida y contiene sus obras completas comentadas.
  • La trascripción del documental A Brilliant  Madness, realizado por la PBS Organization, que incluye entrevistas con numerosos colegas, amigos y familiares de Nash, psiquiatras, etc. Puede descargarse  desde la siguiente dirección: http://www.pbs.org/wgbh/amex/nash/filmmore/pt.html
  • La biografía de Nash en la base de datos de la Universidad de St. Andrews, escrita por O’Connor y Robertson, 2002: http://www-gap.dcs.st-and.ac.uk/~history/Mathematicians/Nash.html
  • Autobiografía: http://www.nobel.se/economics/laureates/1994/nash-autobio.html

INFANCIA

Fue Nash un niño solitario e introvertido, más interesado por los libros que por los juegos compartidos. No destacó como estudiante, aprendiendo más de su madre (maestra obligada a dejar la escuela, por imperativo legal, al casarse) que en la escuela.

ADOLESCENCIA

Ya adolescente, aunque destacó en la resolución de problemas, su interés estuvo centrado, sobre todo, en las ciencias de la naturaleza y en la técnica. Realizó experimentos con animales (llamados torturas por sus ignorantes compañeros) y participó en la fabricación de explosivos de notable eficacia (uno de los cuales causó la muerte de un compañero). También construyó un prototipo de silla eléctrica destinado a su hermana Martha (que, afortunadamente, no llegó a utilizar).

A los 17 años entró, al ganar una de las 10 becas Westighouse convocadas, en el Carnegie Institute of Technology, donde sus compañeros se burlaban de él por sus excentricidades y por sus inclinaciones sexuales. Su fortaleza física le protegió contra posibles vejaciones. Fue recibido como BA y MA en matemáticas.

DOCTORADO EN PRINCENTON

Aunque fracasó Nash dos veces en la competición Putnam, al no lograr ser uno de los 5 mejores, fue aceptado por los mejores programas de doctorado norteamericanos en matemáticas, inclinándose por la más generosa de las becas que le ofrecieron, la de Princeton, donde ingresó a los 20 años. Decidió no aprender matemáticas de segunda mano, por lo que, ni asistía a clase ni leía libros (recibiendo por ello el reproche del director del Departamento de matemáticas, Lefschetz). Estaba tan seguro de la importancia y originalidad de sus ideas que se atrevió a entrevistarse con Einstein quien, irritado, le aconsejó que estudiase física (hay que decir que la idea seminal que le presentó, sobre gravitación, aparecería publicada por un físico años más tarde). No le fue mucho mejor con Von Neumann, quien, tras escuchar su idea de equilibrio en juegos con más de dos jugadores, le dijo: “mire, eso es una trivialidad. No es más que un teorema de punto fijo”.

A los 21 años escribió el trabajo que le proporcionaría el Premio Nobel en Economía en 1994 y a los 22 se doctoró con la breve tesis (27 páginas) Non-cooperative Games, dirigida por Tucker.

PROFESOR EN EL MIT

Para poder quedarse como profesor ayudante en Princeton, creyó Nash que debía publicar también sobre matemática pura (variedades reales algebraicas), sin comprender que su problema no era el desprecio de ciertos matemáticos por cuanto oliese a aplicación (que lo había), si no el veto en su contra ejercido por algunos profesores (como Artin), por su agresividad. A sus 24 años, tuvo que conformarse con el contrato que le ofreció el menos prestigioso MIT, donde se convirtió rápidamente en el profesor más impopular, por ser despectivo, desordenado y arbitrario, cosa esperable en alguien que siempre despreció las clases. También hay que decir que sus divagaciones y provocaciones fueron muy estimulantes para ciertos alumnos excelentes (como Cohen). Siguió siendo arrogante y agresivo con sus colegas del MIT, llegando a afirmar que allí sólo había tres genios (los otros dos podían ser Wiener y Samuelson), pero sólo uno, él, estaba en activo. Ambrose, uno de sus colegas, molesto, le lanzó un reto: “si estás tan seguro de ser tan bueno, ¿por qué no resuelves el problema de la inmersión de variedades?”. Para frustración de Ambrose, Nash probó su teorema en 1956, a pesar de no saber casi nada sobre sistemas de ecuaciones en derivadas parciales al inicio de su investigación. Se integró Nash en un grupo de jóvenes profesores tolerantes con sus extravagancias, pero no se dignaba hablar siquiera con aquellos a quienes consideraba inferiores.

FRUSTRACIONES PROFESIONALES

Su fracaso en la competición Putnam se le quedó grabado para siempre. También se sintió morir cuando, tras probar resultados importantes sobre la continuidad  de las soluciones de ecuaciones parabólicas y elípticas supo que el italiano Di Giorgi se le había adelantado siguiendo otro camino (he aquí una consecuencia nefasta del aislamiento en el que trabajó para preservar su originalidad). Aún así, su nombre fue barajado como posible candidato a la Medalla Fields de ese año, 1958. Para las siguientes ediciones quedó descartado por su enfermedad mental. Su inmensa ambición profesional le empujó a buscar continuamente problemas difíciles que no siempre pudo resolver (entre ellos, ¿cómo no?, la conjetura de Riemann), ocasionándole una gran ansiedad (algo que se hubiese ahorrado siguiendo el consejo de Bohnenblust: invéntese un método; luego, busque un problema donde lo pueda aplicar).

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