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LA SALUD MENTAL, UN DESAFÍO PARA EL PSICOANÁLISIS EN SU SIGLO DE VIDA"

x_ime5 de Febrero de 2013

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LA SALUD MENTAL, UN DESAFÍO PARA EL PSICOANÁLISIS EN

SU SIGLO DE VIDA"

Éste fue el título de una charla abierta, seguida de dos seminarios, que dirigí en octubre

de 1994 en Barcelona, en la sede del IPSI, institución psicoanalítica que dirige mi

amigo Valentín Baremblitt.

Los textos que componen esta tercera parte contienen dispersas las principales ideas

allí desarrolladas.

"Cultura de la mortificación y proceso de manicomialización" fue la ponencia con que

cerré un congreso de psicoanálisis y técnicas grupales, realizado unos días antes en Zaragoza.

Fui invitado a estas jornadas por otros amigos españoles, Nicolás e Isabel Caparrós.

También fueron amigos -Victorio y Elvira Nicolini- los que en ese mismo viaje me propusieron

dar una conferencia y un posterior seminario en el Departamento de Psicología

de la Universidad de Bologna, sobre temas semejantes, quizá más centrados en procederes

clínicos.

¿Es la amistad título suficiente para acceder a estas actividades? No lo es el mero

amiguismo, pero si este sentimiento está sostenido por años de acompañamiento en el

desarrollo de actividades psicoanalíticas, compartiendo una visión del mundo y un compromiso

ético semejante, está claro que se validan títulos. La amistad, cuando es solidaria

con la producción en común de inteligencia, puede generar la valentía, el alegre talante

y hasta el adueñamiento del propio cuerpo, necesarios para habérselas con la resignada

mortificación hecha cultura, aquella donde zozobra el sujeto frente a la moral con valor

de estadística.

Pero no basta la amistad, siempre algo fortuita, para estos cometidos que enfocan la

artesanía clínica sobre lo social, desde la perspectiva del psicoanálisis; también es imprescindible

la atenta consideración de los procesos íntimos donde zozobra, sobrevive o

se afirma la producción viva dé subjetividad. Por esto incluyo algunos pasajes de un texto

con el que participé en un seminario sobre "El lugar del sujeto hacia el fin del milenio".

Durante varios meses, distintos expositores sostuvieron en él disímiles e incluso encontradas

propuestas, a lo largo de un debate crítico que apuntaba a dar respuestas al agobio

y desconcierto socio-cultural con que nos aproximamos al fin de siglo y de milenio.

Tuvo lugar en ATE, sede del sindicato de trabajadores del estado.

Termino con un breve texto, relacionado con los quince años de esfuerzos de las Madres

de Plaza de Mayo.

Es posible que el término "desafío", aplicado al psicoanálisis, que encabeza esta tercera

parte, presente más inconvenientes que beneficios, sobre todo si aproxima la idea un

tanto grotesca de un analista militante de su causa.

Siempre me ha parecido opuesta a los procederes críticos y autocríticos asumirse militante

de alguna posición psicoanalítica, defendiendo una pertenencia escolástica, en general

sujeta a jefaturas transferenciales. Esto sin dejar de reconocer que un psicoanalista,

más aún si está comprometido en una práctica social, es una persona no neutralizada

en su condición política, como un aspecto constitutivo de su subjetividad. No tiene por

qué dejar de ser activo ciudadano de su ciudad, si esto cuadra a su deseo.

Claro que confiero un lugar destacado a la perspectiva política, a partir de mi propia

experiencia en la numerosidad social, trabajando desde un interés por la salud mental.

Una actividad estrechamente entramada con la cultura y atenta a la causa de los dereF

e r n a n d o U l l o a

Novela clínica psicoanalítica 7

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