La Calumnia De La Ciencia

La calumnia de la ciencia

Conozcamos un poco más sobre lo que a futuro nos ayudara para formar un criterio bastante denso de los propósitos de la vida. Se ha comprobado que en el mundo aproximadamente al día nacen 367 000 personas y mueren 154 080. Algunos si quiera pueden vivir su primer día y otros tenemos la dichosa oportunidad de sobrevivir unos años más.

A todo esto, quiero informar acerca del conocimiento científico de la muerte, sus ritos y significado concebido como disciplina profesional, que integra a la persona como un ser biológico, social y espiritual para vivir en plenitud, es así como se define a la tanatología. Una definición más concreta es considerarla como “el estudio de la vida que incluye a la muerte”. Del origen griego thanatos (muerte) y logos (estudio o tratado) el objetivo de la tanatología es proporcionar ayuda profesional al paciente con una enfermedad en etapa terminal y a sus familias.

La tanatología fue aceptada como ciencia a partir de los años 50’s. Desde su concepción y hasta la actualidad, se ha tratado a la tanatología de manera interdisciplinaria e incluye la evaluación de nuestra relación con la muerte y no tanto a las especulaciones o creencias (religiosas, culturales o de otra índole). La meta última del tanatólogo es orientar al enfermo hacia la aceptación de su realidad, aceptación que se traduce en esperanza sobre la situación real. Esto incluye una mejor calidad de vida, una muerte digna y en paz. Y se preguntaran, como es que una muerte se puede tomar “en paz”. Esto se relaciona íntimamente con una muerte digna y para llevarla a cabo tenemos que saber que implica una calidad de vida durante esta etapa final, atención adecuada, rodearse de personas cariñosas, presentar opciones reales para la situación actual de la persona y la de mayor significado, no dar expectativas falsas.

La doctora Kübler-Ross proveniente de Suiza, que es una de las grandes especialistas en tanatología y escritora, describía en uno de sus libros “la muerte como un pasaje hacia otra forma de vida” (Kübler-Ross, 2011), pero no en un solo libro nos habla de esta maravillosa concepción que el ser humano llega a respirar en el punto donde el final se cruza con el inicio y permanecer en una vida que perdurara eternamente. A pesar de su creencia religiosa, esta persona se basa también en estudios científicos para aspectos destacados por los que las personas tienen que pasar para llegar a una aceptación. Describió que los pacientes terminales pasaban por 4 etapas, muchas de ellas en su fase de agonía y previo a la muerte: negación, ira o enojo, negociación, depresión y aceptación.

Por otra parte tenemos en México, contamos con el doctor Alfonso Reyes Zubiría que tiene una visión distinta respecto a la doctora y escritora Suiza y de las emociones anteriormente descritas. Al mexicano –señala– lo caracteriza la religiosidad y el apego a la familia, ingredientes que lo hacen vivir estas etapas de manera distinta al europeo; refiere sentir una gran tristeza a lo largo del proceso de duelo, pero la religiosidad hace que alcance en la mayoría de los casos la aceptación mediante la fe. Las etapas que el mexicano vive son, entonces, la depresión, la ira, el perdón y la aceptación.

Pero sabemos que, estamos hablando de un mismo tema y que no todas las personas somos iguales, cada una recibe un tratamiento distinto y una enfermedad se desprende de esta etapa de la vida: la tanatofobia. Que se describe como “miedo a morir”. Cuantas personas de nuestro alrededor no le tiene miedo a la muerte, pero no por el hecho de temer al morir, se considera tanatofobia, sino que esta conlleva a una extrema preocupación de morir en un futuro próximo. Las personas tanatofóbicas pueden encontrarse en perfecto estado de salud pero siempre con este pensamiento que nunca dejara que tengan una vida cómoda o “normal”. Algunos de los síntomas físicos que son notorios son: boca seca, insomnio, ataques de ansiedad, palpitaciones y temblores. Éstos temblores (aunque, por lo general, todos los síntomas) impiden al poder disfrutar de actividades

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