La Cotidianidad y la historia (Kosik, 1967)

La Cotidianidad y la historia  (Kosik, 1967).

Todo mundo de existencia humana, o de existir en el mundo posee su propia cotidianidad.
¿Qué es la cotidianidad? Millones de personas han vivido y viven en la cotidianidad de su vida como en una atmosfera natural, sin preguntarse cuál es el sentido. La cotidianidad es la organización de la vida individual de los hombres.
La vida cotidiana tiene su propia experiencia, su sabiduría, horizonte, previsiones repeticiones y sus excepciones, días comunes y festivos. El mundo, el hombre, las cosas no son intuidos en su originalidad y autenticidad, son y se aceptan como un inventario, como parte de un todo conocido. La cotidianidad es al mismo tiempo un mundo cuyas dimensiones y posibilidades se calculan en proporción a la facultad individual, o a la fuerza de cada uno.

La cotidianidad se presenta como tal si es alterada, la guerra destruye la vida cotidiana. La guerra es la historia. La cotidianidad vence a la historia pero también la guerra tiene su propia cotidianidad; solo se diferencia y emerge a la memoria gracias a algo particular y excepcional.  

La conciencia ingenua considera la cotidianidad como la atmosfera natural o como la realidad íntima y familiar, mientras que la historia se le aparece como la realidad transcendente  y que interrumpe en la vida de cada día como una catástrofe en la que el individuo se ve arrojado de manera fatal. La historia cambia, la cotidianidad permanece y dura siendo un mundo fenoménico en el que la realidad se manifiesta y del mismo modo se oculta, siendo un paso a la autenticidad la negación a la vida diaria.

Desde el punto de vista de los héroes oficiales, a la historia solo pertenece el llamado “mundo noble”, un mundo de grandes hazañas y de los actos históricos.

La cotidianidad se presenta como anonimidad y como tiranía de un poder impersonal que dicta a cada individuo su ser. Solo por el mero hecho de existir el hombre es un ser social, actúa, piensa y siente como un sujeto social y esto es antes de cobrar conciencia de la realidad o darse cuenta de ella. La conciencia común o “religión” de la cotidianidad es considera la conciencia humana como algo manejable, la trata como tal y como tal la despacha.  

El hombre es ante todo lo que es su mundo, este ser impropio determina su conciencia y dicta el modo de interpretar su existencia, siendo así un sujeto impropio y ello tanto en la forma de la falsa individualidad como de la falsa colectividad. El sujeto esta constitutivamente impregnado de una objetividad, que es objetivación de la praxis humana. Para que el hombre puede ser hombre debe efectuar automáticamente acciones vitales, entre más compleja y complicada sea la vida para un hombre más grande debe ser la esfera necesaria de la automatización de los hábitos, operaciones y procesos humanos. El proceso de la automatización y mecanización de la vida cotidiana es un proceso histórico.

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