La Fantasía por Klein

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La fantasía: introducción a la obra de Melanie Klein

Integrantes: Kimberly Landan                                                                                                                                Joaquin Saa

                     Daniela Sierralta

Fecha: 26 de agosto de 2019

Asignatura: Psicoanálisis II

Hanna Seguel inicia el recorrido teórico a partir de la consideración de las fantasías inconscientes, concepto de notable importancia en la obra de Melanie Klein. Según esta psicóloga, la fantasía es la expresión mental de los instintos, los cuales son a su vez “buscadores-de-objetos”. Estos instintos aparecen desde el nacimiento del sujeto, por lo que la fantasía existe desde el comienzo de la vida.

Desde esta visión, una fantasía se resumiría en una introyección de objetos que significarían la vida del sujeto y que, a través de la escisión, podría dividir estos en buenos o malos. Un ejemplo de la introyección de objetos externos sería el complejo de Edipo y el Superyo, donde se introyectaría a la autoridad a partir de la figura paterna . De tal forma, es a partir de experiencias con el ambiente y, sobre todo, el cómo el sujeto interprete estas experiencias (a partir de las propias fantasías y su instinto), el cómo éste se irá desarrollando.

Cada instinto tiene su fantasía correspondiente y es función del yo generar estas. Desde su clínica, Klein postula que dicho grado de organización yoica está presente desde el nacimiento, momento traumático en que el bebé debe enfrentarse con el impacto de la realidad y con variadas experiencias de gratificación y frustración de sus deseos que están siempre presentes, lo que no supone índice de enfermedad o falta de sentido de la realidad. El yo es lo suficientemente fuerte en el nacimiento como para generar los mecanismos de defensa y permitir la introyección de los objetos para tener la capacidad de desarrollar estas fantasías. Lo que para Freud eran las “realizaciones alucinatorias de deseos”, es para Klein una fantasía que está representando al impulso instintivo y para cada uno de estos, hay una fantasía respectiva, ya comentado anteriormente. Tenemos como prueba más fehaciente el deseo de alimentarse del bebé que puede ser observado moviendo la boca  y las manos como si estuviera succionando el pecho materno, quien le entrega esta satisfacción nutricia.

La relación fantasia-realidad es recíproca, la fantasía puede influir en la realidad del sujeto tanto como la realidad puede influir en la fantasía. A partir de esto, puede suceder que estas fantasías, al no completarse en la realidad, se vean transformadas por no tener una respuesta pronta, dando por resultado una experiencia displacentera que en el momento de querer cumplir con la fantasía  termine cambiando su visión del objeto introyectado desde el amor hacia el odio (escindiendo el objeto placentero a uno displacentero), influyendo en la propia reacción ante la realidad. Volviendo al ejemplo sobre la alimentación, el cambio desde la búsqueda de la satisfacción nutricia hacia la irritación por la experiencia displacentera, provoca que no sienta de la misma manera el pecho materno.  a partir de esto, la fantasía termina por distorsionar cómo el sujeto vivencia su realidad, causando que queden estas fantasías subsistiendo en el inconsciente y quizás dejando una consecuencia alimenticia en el sujeto a futuro.

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