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La Libertad De Los Modernos

ramon190321 de Septiembre de 2013

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LA LIBERTAD DE LOS MODERNOS

Una visión desde la sociología

José Joaquín Brunner*

En el presente artículo el autor se propone examinar la libertad de

los modernos desde el punto de vista de la sociología. Para ese

efecto se emplean combinadamente las dimensiones de acción y

control, que son los dos parámetros básicos de cualquiera comprensión sociológica del individuo. Así, un simple dispositivo conceptual, construido a la manera de un esquema bidimensional de aná-

lisis, sirve como base a este estudio.

Luego se busca aplicar dicho esquema al entendimiento de la modernidad, a los fenómenos de la modernización y a las ideologías

que los acompañan. Por último, usando las mismas categorías precedentes, se analiza el estatuto del individuo en la sociedad moderna.

del individuo. Su oficio lo entrena, más bien, para pensar al individuo como

un actor constreñido por las mil formas de control que constituyen el tejido

de una sociedad. De hecho, la sociología aborda el estudio de las sociedades

* Sociólogo, Profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias

Sociales (FLACSO). Autor, entre otras publicaciones, de los libros La cultura autoritaria en Chile (1981); El caso de la Sociología en Chile: Formación de una disciplina (1988), El espejo trizado: Ensayos sobre cultura y políticas culturales (1989)

y Educación superior en América Latina: Cambios y desafíos (1990).

para un sociólogo no resulta cómodo reflexionar sobre la libertad44 ESTUDIOS PÚBLICOS

como sistemas de acción y control. (Indistintamente agencia y estructura,

actor y orden.)

La sociología en general y la sociología de la cultura en particular han tendido a abordar su problemática, sin embargo, de manera unidimensional. Construyen sus formulaciones paradigmáticas exclusiva o preemimentemente en torno a una de las dos dimensiones mencionadas. O

son interpretaciones de la acción o son interpretaciones del control.1

En

torno a la dimensión primera se organizan las escuelas hermenéuticas y

del rational choice; en torno a la segunda, las escuelas estructuralfuncionalistas y de sistemas. Aquéllas son sociologías del sujeto o el actor;

éstas lo son del orden social como una "cosa" independiente de la voluntad

de los agentes.

En particular en el campo de los estudios culturales los intentos por

producir una síntesis bidimensional son escasos y frustrantes. O se enfatiza

radicalmente la dimensión de control (Bourdieu y Passeron, por ejemplo)

o el análisis se centra casi sólo en la acción simbólica (Goffman, por

ejemplo). O bien se estudian las condiciones estructurales que constriñen la

producción de los discursos (marxismo), o se declara la autonomía radical

de los textos y se procede a su deconstrucción.2

Hacia un enfoque bidimensional

Una posibilidad de enfocar combinadamente estas cuestiones que

aquí deseamos explorar consiste en distinguir los modos culturales que

resultan de combinar los ejes de la acción y el control.3

1

Este tema está desarrollado en Jeffrey Alexander, Action and Its Environments. Towards a New Synthesis (Columbia University Press, 1988), Cap. 1

Véase, además, Anthony Giddens, The Constitution of Society (Cambrigde: Polity

Press 1984), Cap. 1.

2

Con todo, para desarrollar una línea de reflexión como la que aquí

interesa, existen suficientes antecedentes. En el orden teórico más general, la

sociología de Max Weber y, dentro del debate contemporáneo, los trabajos

antropológicos de Clifford Geertz, la teoría cultural de Thompson, Ellis y Wildawsky,

la psicología cultural de Jerome Bruner, la sociología interpretativa de la

estructuración social como viene siendo desarrollada por A. Giddens, etc. Para las

referencias a autores aquí y en el texto véase, al final, la sección bibliográfica.

3

Al proceder de esta forma no "reducimos" la sociedad a sus expresiones

culturales pero partimos, sí, del supuesto que la sociedad (y los individuos) sólo se

vuelven significativos a través de la cultura. Como escribe C. Geertz, "creyendo,

con Max Weber, que el hombre es un animal suspendido en mallas de significaciónLA LIBERTAD DE LOS MODERNOS 45

En efecto, desde el punto de vista analítico, la producción de sentidos

(que en eso consiste la acción, si tomamos producción de sentido en su

acepción más amplia, incluyendo su transmisión, negociación, representación, interpretación) puede organizarse desde el individuo o encontrarse

legitimada por el grupo.

Intuitivamente reconocemos culturas cuyas preferencias seleccionan al individuo como centro de la acción comunicativa, y culturas cuyo eje

de selección es el grupo. De hecho, esta es una de las dimensiones en torno

a las cuales se construye la oposición moderno/tradicional. Pero esa misma oposición se reencuentra en la modernidad, por ejemplo, al revisar la

literatura sobre los contrastes entre las culturas cívicas de los Estados

Unidos y del Japón.4

El control simbólico (orden) está presente en toda cultura y reconoce dos polos preferentes de organización: o se manifiesta a través de jerarquías (controles externos, estructurados en torno a formas institucionales

de distribución del poder) bajo cuyo dominio operan los actores (individuos

y grupos) o, en el otro extremo, reconoce la autonomía de los actores (los

controles son internalizados y dispuestos para regular las opciones del

agente).

Intuitivamente reconocemos situaciones estructuradas jerárquicamente (por tanto, donde hay que conformarse a reglas externas, atender a

indicaciones de autoridad y seguir procedimientos mandatados) y situaciones,

en el otro extremo, que favorecen estructuralmente la autonomía del agente

(por tanto, donde hay mayor espacio para la autodeterminación y el ejercicio de criterios de selección tanto en el trato con los demás como en la

que él mismo ha tejido, entiendo que esas mallas son la cultura, y que su análisis

no es por tanto una ciencia experimental en búsqueda de leyes sino una ciencia

interpretativa en búsqueda de sentido. Es una explicación lo que persigo, entendiendo expresiones sociales enigmáticas en su superficie". Clifford Geertz, The

Iníerpretation of Cultures (Nueva York: Basic Books, 1973) p. 5.

4

"Japón es conocido por su orientación predominante de grupo, una fuerza centrípeta global que gobierna las relaciones sociales en el lugar de trabajo, los

patrones de movilidad social, la promoción en la empresa y las premisas culturales

subyacentes a los procesos de escolarización y socialización. El desarrollo del

potencial individual en la sociedad japonesa se encuentra mediado por la imposición de normas grupales, que es un modo culturalmente inducido de satisfacer las

necesidades y aspiraciones individuales. El grupo generalmente toma precedencia

sobre el individuo". Nobuo K. Shimahara, "Japanese Educational Reforms in the

1980: A Politicial Commitment", en James J. Shields (ed.), Japanese Schooling:

Patterns of Socialization, Equality, and Political Control (Pennsylvania State

University Press, 1989), p. 276.46 ESTUDIOS PÚBLICOS

interacción con el medio). Esta dimensión es independiente de la anterior.

Puede haber jerarquía allí donde el individuo es el centro de la iniciativa y

autonomía del agente cuando el grupo comanda la acción.5

De hecho, esta

es la segunda gran oposición en torno a la cual se construye el discurso

sobre la dicotomía tradicional/moderno. Mas esta misma oposición se reencuentra en el seno de la modernidad, por ejemplo, al revisar la literatura

sobre los contrastes entre la cultura gerencial del industrialismo y del

posindustrialismo.6

Esquemáticamente podemos decir, entonces, que los modos culturales "puros " surgen de la distribución de las formas de acción y control,

sin que ellos puedan ser reducidos a una sola dimensión ni, mucho menos,

a un solo modo.

Su representación conceptual necesita construirse, por el contrario, a

partir del entrecruzamiento de los dos ejes constitutivos de todo sistema

social: la acción y el control, los cuales, por su combinación, dan lugar a

esos modos culturales básicos.

En otras palabras, esta dimensión tiene que ver con las formas del control

bajo las cuales opera el agente. En un extremo, el control es posicional y está

trazado sobre un campo explícito de clasificaciones y límites que manifiestan

visiblemente la distribución del poder; en el otro, el control es implícito a las

formas de comunicación y está sustentado por expresiones que parecieran ser

generadas por el propio agente. Estoy adaptando aquí, libremente, elementos mucho

más complejos elaborados por B. Bernstein en "Modalidades pedagógicas visibles

e invisibles", en Bernstein, Basil, Poder, educación y conciencia. Sociología de la

transmisión cultural: CIDE (Santiago de Chile 1988) capítulo IV.

"La estructura basada en la información es plana, con un número de

niveles administrativos

...

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