La Logoterapia Para Adictos
pato19693 de Agosto de 2014
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La logoterapia para adictos consistirá, a grosso modo, en el diálogo con el enfermo para que él redescubra el sentido de su vida, y cómo afectan sus compulsiones su realización. De esta forma, crear una tención existencial que acabará por formar los valores necesarios para que el individuo trate su enfermedad más efectivamente. MANUAL DE LOGOTERAPIA PARA CASOS DE ADICCIÓN
Por Rogelio Zambrana
Un manual de este tipo significa un apoyo a lo que ya se está trabajando en terapias de adicción desde los diferentes enfoques psicológicos. Quizás ¿qué podría aportar a esta causa la logoterapia? Es el motor que mueve esta investigación. Sin embargo, la tarea es amplísima e imposible de cuadrar en tan poco tiempo y sin la experiencia necesaria. El interés mío está puesto más en la construcción del cuadro teórico y cómo sugiere, da pautas al psicoterapeuta para enriquecer su trabajo en casos de adicción.
Comenzaré dando una descripción de lo que es la logoterapia, la adicción y cómo se relacionarían ambas en el trabajo terapéutico. La logoterapia es una corriente psicoterapéutica humanista-espiritual que tiene como base primordial el trabajo del sentido de la vida para la sanación psíquica e introducción consiguiente en la sociedad del paciente. Si entresacamos palabras claves resumimos así nuestra definición: es una terapia que trabaja el sentido de la vida para introducir nuevamente al enfermo a la sociedad.
De hecho, se parte de que el adicto es un enfermo físico-psíquico, que desde un enfoque social, está fuera de la sociedad mientras es disfuncional a esta. Por supuesto que hay grados de adicción, unos menos graves que otros. La adicción, que es una dependencia a un fármaco, droga, persona, cosa, alimento, sexo, juego, etc., está caracterizada por la modificación del comportamiento a tal punto que la persona se vuelve contra sí misma, y contra la sociedad consecuentemente. Fisiológicamente, todas las personas, unas más que otras, están predispuestas a cualquier adicción. Psíquicamente pasa del mismo modo, nada más que ésta prima sobre cualquier injerencia física. Sin embargo, las terapias están desarrolladas entendiendo la adicción como un fenómeno común. En este caso, la logoterapia da énfasis en la parte psíquica, espiritual, trascendental del individuo.
La logoterapia para adictos consistirá, a grosso modo, en el diálogo con el enfermo para que él redescubra el sentido de su vida, y cómo afectan sus compulsiones su realización. De esta forma, crear una tención existencial que acabará por formar los valores necesarios para que el individuo trate su enfermedad más efectivamente. Es notable que la logoterapia sea una herramienta solamente, sin embargo, a mi modo de ver, es como la llave para todo posible saneamiento.
De esta forma comenzamos nuestro adentramiento a la logoterapia para casos de adicción. Nuestro principal objetivo es crear un marco teórico logoterapéutico con insinuaciones prácticas que puedan ser tomadas en cuenta en el tratamiento para adictos.
I. Importancia del aporte de la logoterapia.
Antes, quisiera hacer una breve presentación de la logoterapia desde su fundador, Víctor Frankl. La logoterapia no es simplemente una psicología alternativa, es considerada la tercera escuela de psicología después del psicoanálisis de Freud y la Psicología Individual de Adler. Frankl la hizo famosa por ser una vía de equilibrio entre los extremos de sus predecesoras. La principal aportación fue que abogó por la libertad y la voluntad frente al determinismo, por la espiritualidad frente al materialismo. Frankl tuvo un gran éxito y aceptación porque su nueva orientación psicológica estaba sustentada en su experiencia como judío en el campo de concentración nazi de Auschwitz: una experiencia de sobrevivencia extrema que fue posible soportarla gracias al apoyo en su sentido de vida, frente a otros camaradas que lo perdían, llegando a suicidarse o morir enfermos por la desmoralización. La mejor enseñanza de esta experiencia es: el hombre es siempre libre. Su mensaje está plasmado en el libro: El hombre en busca de sentido, un libro conocido mundialmente.
A diferencia de las corrientes psicológicas, como los distintos tipos de psicoanálisis y de conductismos, en los cuales se le resta importancia a la persona como ser volitivo, libre y responsable, la logoterapia exalta más bien dichas facultades y propone potenciarlas para curar al enfermo. El psicoanálisis por ejemplo, busca descubrir lo que está reprimido en el inconsciente para dar mejoría al paciente. Lo que sucede es que intenta descargar de responsabilidad a la persona objetivando el mal en un suceso del pasado y reprimido: el síntoma es quien tiene que cargar con la responsabilidad de la compulsión entonces, no la persona misma. De esta forma es más difícil que el paciente acepte el problema; cuando despersonaliza su afección, luchará contra algo que no puede controlar, algo que le sobrepasa, mientras que si toma la total responsabilidad sobre el problema, será más fácil combatirlo. Esto no es desacreditar el psicoanálisis, que es muy válido, sino, es darle una orientación que facilite o mejore la recuperación del paciente. En otras palabras es, cambiar el cómo o la manera de orientar la terapia. La logoterapia tendrá que hacer que la persona sea responsable de su compulsión. Esto parte de una antropología existencial que reza que: La conciencia y la responsabilidad constituyen los dos hechos fundamentales de la existencia humana, esto se traduce en una fórmula antropológica: Ser hombre equivale a ser consciente y responsable. (Frankl, 1970)
Otro gran aporte es la importancia que se le dio ''al otro'' dentro de la psicología. Anteriormente, en la psicología, ''el otro'' tiene un valor práctico, simplemente para explicar ciertas patologías donde están inmiscuidos roles de otras personas sobre las conductas del paciente. Ejemplo: los padres y el complejo de Edipo. En la logoterapia ''el otro'' es el que no solamente configura mi ser y mi conducta, es más aún: ''el otro'' es el que me hace ser: soy en cuanto tú eres. Tú me haces ser. Todo ser es siempre substancialmente, un ser-otro, y sólo mediante la referencia de un ser a otro ser podemos constituir ambos, todo ser es un ser-en-relación. (Frankl, 1970) Esta es una injerencia antropológica en la psicología que no se había planteado antes: el ser humano no se explica como un ser individual, sino como un ser relacional. Esto constituye un gran aporte porque el ser humano deja de entenderse como un ser inmanente en sí mismo, cerrado y absoluto, y se vuelve trascendente. La ventaja es que se puede tratar al paciente desde otro medio, más que por su misma condición psíquica. Ya sea por su espiritualidad o por sus relaciones interpersonales.
En el caso de la terapia dialógica, mientras se da la trasferencia, el ''yo'' no se vuelve ''yo'' sino en el ''tú''. El terapeuta es fundamental, ya que es el motivador, de él depende mucho la sanación del enfermo. Es la persona en la cual el enfermo verá más allá de sí mismo. En el enfermo promoverá un cambio de perspectiva, lo cual permitirá que el paciente aspire a algo nuevo, que sobrepase sus mismos límites; será algo igual o más valioso que su misma vida, dependerá de cómo esté su autovaloración. En el caso de los adictos, que tienen baja autoestima, habrá que elevárselas proponiéndoles algo más valioso, y así superar su desvalorización. Es verdad que la persona valora tanto como ella se valora a sí misma, pero, es capaz también de trascender esta ecuación, si no, no hubiera nunca mejoría alguna.
II. Trascendencia humana.
El ser humano es un ser trascendente porque es capaz de valorar más y más allá de sí mismo. El problema de la trascendencia se resume de hecho en esta pregunta: ¿Es el hombre capaz dar más de sí? El mayor indicio para dar una respuesta afirmativa es el amor. El amor entendido como la voluntad de querer. Amor es voluntad de querer. Para Freud el amor es solamente un epifenómeno, un fenómeno secundario producto de nuestra actividad cerebral, de nuestras tendencias inhibidas, sublimaciones. Para la logoterapia es una experiencia primordial y necesaria. El amor es una representación de la voluntad de sentido.
La meta del psicoanálisis es la de adaptar al individuo y sus instintos al mundo exterior, reconciliarlos con la realidad, renunciando a los sentidos, a lo instintivo, a los impulsos predecesores de la voluntad. En cambio, la logoterapia desarrollará en el individuo ese querer impulsivo, la voluntad, el querer por parte del ''yo''. Sin embargo, los impulsos no son entendidos como meros instintos animales. Los impulsos o instintos se comunican con los valores, con lo trascendental en el ser humano, con su espíritu. En la terapia lo que se hace entonces, es un salto de lo instintivo a lo espiritual, entendiéndolo como una misma esencia. Partiendo de las dinámicas afectivas de las patologías, la persona llegará a sus angustias espirituales, sobrepasando el encierro obstinado racional-material en la cual se halla sumergida por la dependencia o adicción. La tarea del terapeuta será pues, que el paciente llegue a una visión de los valores y del mundo que sea de su propia autoría, pero a la vez, trascendente.
Frankl combate el materialismo y la reducción sociocultural que se le ha dado al hombre. Lo más importante, y que define al hombre, es su libertad. Por eso, antes de diagnosticar una patología redujenendo
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