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LAS EMOCIONES DE LOS NIÑOS


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2013  •  4.262 Palabras (18 Páginas)  •  354 Visitas

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LAS EMOCIONES EN LOS NINOS

Cuando el niño crece todo él es emotividad, y sus expresiones explosivas de rabietas, gritos o enfados, son naturales. Y más que conductas que hay que reconducir o controlar, debemos pensar que significan algo y que pueden esconder, sobre todo si son exageradas, un sufrimiento emocional que sólamente de esta forma están sabiendo sacar fuera.

Las emociones y especialmente si son en descarga explosiva sirven para expresar y también nos dan pistas sobre lo que bulle en el alma de nuestro hijo. No hay que controlarlas, ni regañar por ello, ni burlarse, ni enfadarse. Las emociones curan y transmiten la necesidad del niño.

Pensemos en, por ejemplo, una niña que con cuatro años empieza a pegar, a romper cosas, a no querer comer o vuelve a orinarse encima. Reclama atención, no porque sea caprichosa o manipuladora. Pide lo que necesita. Y parece que lo que necesita es más atención amorosa y exclusiva si es posible. Nos está diciendo algo, y podemos llegar a ella si escuchamos lo que estas descargas expresan. La llegada de un hermanito antes de que ella estuviera preparada para ver repartida a su madre o una incorporación a la escuela no respetuosa o prematura pueden desencadenar estas actitudes.

Pero la niña de nuestra historia no necesita que le enseñemos a controlarse, o la castiguemos, o le hagamos sentir que es mala o egoísta. Necesita que sepamos llegar a la preocupación que le hace querer gritar de este modo. Claro que quiere llamar nuestra atención. Pero nos llama porque nos necesita y no sabe como decirnos lo que siente.

La niña de nuestro ejemplo puede que pida de nuevo el bibe, el pecho o el chupete. Puede que necesite dormir a nuestro lado. Puede incluso que necesite llevar pañal de nuevo. El problema no es nada de eso. En realidad, si una regresión temporal o determinados rituales tranquilizadores le ayudan a sentirse de nuevo cercana y cuidada eso le ayudará.

Puede también que nos enfrentemos a berrinches, malos modos y hasta con que empiece a pegar. Obviamente esto si es un problema, sobre todo si pega a su hermanita o a sus compañeros. Esto puede dejar desconcertados a padres que siempre han creido que no se pega, que pegar no resuelve los problemas tanto como a los que ejercen una autoridad de estilo más tradicional y no descartan un cachete.

Si en casa pegamos aunque sea un cachete de cuando en cuando a los niños, si les castigamos o les gritamos, quizá es esto lo primero que podemos trabajar para modificarlo. Los niños hacen lo que ven, no lo que les decimos. Si no les respetamos, no se respetarán ni podrán respetar a los demás. Si mandamos porque somos mayores y deben obedecer ante un grito o una imposición física, no nos extrañe que traten luego de imponerse por la fuerza a los demás.

Si en casa nunca le pegamos a nadie, ni nos pegamos los mayores ni pegamos a los niños indefensos jamás, también podemos encontrarnos sin argumentos al descubrir esta actitud en nuestros hijos. Pero más que sancionar con autoridad o transmitir decepción debemos realizar una escucha activa para poder entender desde donde le nace al niño la violencia y acompañarle en el proceso de curación, que normalmente a quien va a exigir cambiar primero es a nosotros.

Las emociones de este tipo no son su manifestación sino lo que las provoca en el fondo, inseguridad o miedo o soledad. Podemos llegar hasta los niños, pero realizando un proceso de escucha activa, pues ellos no siempre son capaces de expresar con palabras lo que sienten.

DESARROLLO EMOCIONAL DE LOS NINOS

INTRODUCION

Antes de comenzar a enfocarnos, principalmente, al desarrollo emocional y moral del niño, es conveniente sacar a la luz algunos argumentos, que el estudio del desarrollo del niño puede definirse como la rama del conocimiento que se ocupa de la naturaleza y la regulación de los cambios estructurales, funcionales y conductuales significativos que se manifiestan en los niños durante su crecimiento y maduración. Sin embargo, el hecho de que esta disciplina se ocupe de las características infantiles no constituye la razón esencial por la cual se la incluye dentro de las ciencias evolutivas. Después de todo, la niñez constituye sólo una fracción del ciclo vital total del ser humano, que está en constante desarrollo. Por consiguiente, los científicos dedicados a investigar este período en particular no son, por fuerza, especialistas en desarrollo infantil; puede tratarse simplemente de anatomistas, fisiólogos, patólogos, psicólogos, médicos o antropólogos que se ocupan en forma exclusiva de los niños.

En consecuencia, el concepto de desarrollo presupone que existe un cierto grado de continuidad legítima entre las etapas sucesivas de un proceso de crecimiento y que las propiedades de las fases previas determinan en parte, la forma y la sustancia de las fases siguientes.

Para estudiar el desarrollo infantil, existe varias razones (Según David Ausubel y Edmund Sullivan):

* Se considera que la comprensión de la naturaleza y la regulación de los procesos evolutivos de los niños, basada en una interpretación crítica de los datos empíricos, es un fin importante en sí mismo independientemente de su aplicabilidad a problemas prácticos. Para la mayoría de las personas este conocimiento tiene tanto interés como el que cabe a otras ciencias evolutivas tales como la embriología y la evolución biológica, que por lo general se estudian sin tomar en cuenta su utilidad inmediata en la vida cotidiana.

* Siempre que se tomen ciertas precauciones, las generalizaciones en el campo del desarrollo infantil se pueden aplicar para comprender y predecir el desarrollo de un niño en particular.

* Los hallazgos normativos en este campo posibilitan evaluar la conducta actual del individuo en función de los estándares de maduración y de las tareas y problemas evolutivos distintos de su nivel de edad.

* En virtud de las dos razones anteriores y debido a que proporciona una orientación teórica general para los profesionales e investigadores de los campos aplicados afines, se puede considerar que el estudio del desarrollo infantil es una de las ciencias básicas para ciertas disciplinas como la conducción del niño, la psiquiatría infantil, la pediatría y la educación. Es de suponer que el estudio cabal de la literatura científica sobre el desarrollo infantil, o cualquiera de su índole, fomentará una actitud cautelosa y crítica hacia las "modas" transitorias en materia de crianza del niño y promoverá la búsqueda de procedimientos correctos y racionales para manejar los problemas prácticos.-

Muchas personas utilizan los términos de

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