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La Teoría Sociohistórica De La Educación De Lev Vigotsky

marianajalit5 de Diciembre de 2013

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La Teoría Sociohistórica de la Educación de Lev Vigotsky

Profesor Guillermo Briones

Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile

1. Introducción

Este artículo expone los principales conceptos de la teoría sociohistórica del psicólogo ruso Lev Vigotsky. En el

centro de ella se encuentra la idea que el desarrollo psicológico del niño se produce en situaciones de interacción

con otras personas en las cuales el niño internaliza las formas de razonamiento, solución de problemas,

valoraciones y formas de conducta que tienen un reconocimiento en el colectivo social y que como tales

pertenecen a la cultura. Especial importancia tiene en la teoría de Vigotsky el concepto de zona de desarrollo

potencial del niño al cual debe ser llevado por el profesor. Otros conceptos que se desarrollan en el artículo son

los de la internalización de los símbolos y el de la ley de la doble formación. Finalmente se destaca la utilización

de la teoría en la educación en diversos países.

2. Conceptos Básicos

Como es fácil de reconocer, gran parte de la práctica pedagógica que se realiza en la escuela – y también fuera de

ella – se destina principalmente a enseñar conocimientos. El aprendizaje por parte del alumno consiste, así, en

incorporar contenidos expuestos por el profesor o desarrollados en los textos de estudio. Frente a esta forma de

pedagogía, el psicólogo ruso Lev S. Vigotsky (1886 – 1934) coloca como primer objetivo de la educación el

desarrollo de la personalidad del alumno de tal modo que el contenido de la enseñanza, con toda la importancia

que pueda tener por sí mismo, es sólo un medio para lograr ese desarrollo. En cuanto este desarrollo está

íntimamente ligado al potencial creativo del niño, la práctica docente debe crear ante todo las condiciones para

descubrir y hacer manifiesto ese potencial.

A las dos ideas básicas expuestas en el párrafo anterior Vigotsky agrega otras tres:

1. La enseñanza debe tener presente que en el proceso de aprendizaje el alumno tiene un papel activo en el cual

emplea valores y nociones que ha internalizado anteriormente. No es, por tanto, un agente pasivo en el

proceso educativo.

2. La verdadera enseñanza no debe tener un carácter impositivo. Por el contrario: el aprendizaje – y, por lo

tanto, el desarrollo de la personalidad y su estructura cognoscitiva – debe resultar de una colaboración entre

el alumno y el profesor de tal modo que este último dirija y guíe al niño, especialmente hacia zonas de

desarrollo potencial.

2

3. La última de estas ideas básicas dice que en cuanto a la educación que proporciona la escuela tiene como

finalidad el desarrollo de la personalidad; el método de enseñanza más apropiado es aquel que responde a las

particularidades del niño y, por lo mismo, ese no puede ser igual para todos.

Las ideas pedagógicas de Vigotsky que acabamos de presentar en forma muy sucinta se ubican en un marco socio

– cultural e histórico que le dan unidad a la vez que se vinculan con otros conceptos con los cuales trata el

desarrollo de la conciencia y de la personalidad. Entre ellos se destacan los siguientes que desarrollamos a

continuación:

1. La determinación social de la personalidad;

2. El papel fundamental de los colectivos sociales en su desarrollo;

3. La mediación de los signos en la conducta individual;

4. La ley de la doble formación;

5. La zona de desarrollo próximo; y

6. El aprendizaje y el papel de los conocimientos científicos.

3. El Carácter Histórico de la Personalidad

La personalidad y funciones mentales como la percepción, la atención voluntaria, la memoria, el pensamiento, el

manejo del lenguaje y las representaciones de las diversas formas de conducta varían según el contexto social e

histórico en el cual vive la persona. Eso quiere decir que los procesos de la actividad mental no son universales,

ni estáticos ni socializan los individuos. Como es fácil de apreciar, este es un concepto básico del marxismo del

cual Vigotsky tomó sus principales orientaciones para integrar ciencias como la antropología cultural, la

psicología del desarrollo, la psicología del retraso mental, la psicología del arte y la neurología clínica.

Con relación a la determinación histórica de las funciones psicológicas, es interesante el ejemplo aportado por

Luria, colaborador de Vigotsky, que aparece resumido en la cita que damos a continuación:

“A comienzos de los años 30 se realizaron aceleradas transformaciones sociales en el Asia Central de la Unión de

Repúblicas Socialistas Soviéticas. El modo feudal de producción fue reemplazado por una reestructuración

socialista de la economía, incluyendo un plan de alfabetización extensivo. Este pareció el lugar y tiempo

apropiado para probar la noción que los altos procesos mentales no eran universales, estáticos o inmutables, sino

que su estructura cambiaba de acuerdo con la vida social y la presencia o ausencia de sistemas mediadores como

la escritura y los modos de razonamiento silogístico. Las siguientes subpoblaciones fueron estudiadas: mujeres

iletradas aisladas de la vida social de acuerdo con antiguas costumbres islámicas; hombres iletrados; mujeres y

hombres activistas políticos que tenían alguna escolaridad y personas con escolaridad avanzada. Sus procesos de

percepción, generalización y abstracción, razonamiento, resolución de problemas, autoanálisis y autoconciencia

fueron estudiados. Los resultados confirmaron la hipótesis de que la mediación de sistemas semióticos (de signos,

de significaciones) actuaba como determinante de los procesos mentales superiores. No solamente los resultados

específicos diferían de aquellos de los europeos, sino que los procesos mentales de los Uzbekis (habitantes de las

zonas estudiadas) estaban cambiando como consecuencia de la escolaridad y las nuevas formas de organización

social” (Moll, 1992, p. 46).

3

Para decirlo de nuevo: según Vigotsky el contenido y la forma de las funciones mentales tienen un carácter

histórico y por lo mismo en diferentes períodos históricos se dan diferentes tipos de desarrollo de la personalidad.

4. El Colectivo Social y la Internalización de los Signos

Para Vigotsky la conciencia individual está determinada por su participación en varios sistemas de actividades

prácticas y cognitivas del colectivo social. En su interacción con otras personas el niño internaliza las formas

colectivas de conducta y el significado de los signos creados por la cultura en la cual vive. De esta manera, la

esencia de la conducta humana la constituye el hecho que ella está mediada por herramientas materiales o

técnicas y por “herramientas psicológicas” o signos que regulan la conducta social; sólo cuando se produce una

inmersión en las formas colectivas de la conducta el individuo adquiere la capacidad de controlar concientemente

su propia actividad.

Las herramientas materiales le proporcionan al hombre los medios para actuar sobre el ambiente que lo rodea y

para modificarlo. A través del dominio de los procedimientos para utilizar las herramientas las personas se

convierten en portadores de las tradiciones históricas de la sociedad; consecuentemente, la actividad interhumana

es siempre social, histórica y cultural. Por eso, para comprender la psicología humana es necesario analizarla

genéticamente como un fenómeno social e histórico. Lo mismo se puede decir de los signos o herramientas

psicológicas que son mediadoras de nuestra conducta y la orientan en las variadas situaciones en las cuales se

encuentra la persona. Los signos cumplen esta función debido al significado que poseen. El mundo en el cual

vivimos es en una gran medida, un mundo simbólico que está organizado por sistemas de creencias, convenciones,

reglas de conducta y valores y, consecuentemente para vivir en tal mundo necesitamos ser socializados por otras

personas que ya conocen los diversos signos y sus significados. Su internalización significa una orientación “hacia

adentro” como lo dice el autor en esta cita:

“La función de la herramienta no es otra que la de servir de conductora de la influencia humana con el objeto de

la actividad; se halla externamente orientada y debe acarrear cambios en los objetivos. Es un medio a través del

cual la actividad humana externa aspira a dominar y triunfar sobre la naturaleza. Por otro lado, el signo no

cambia absolutamente nada en el objeto hacia el cual se dirige una operación psicológica. Así, pues, se trata de

un tipo de actividad interna que aspira a dominarse a sí mismo: el signo, por consiguiente, está internamente

orientado” (Vigotsky, 1979, p. 91).

Como vivimos en un mundo de signos, en el hecho nuestra conducta no está en sentido estricto, determinada por

los objetos materiales sino por los significados que están asociados con ellos. Por otro lado, nosotros no sólo

utilizamos los signos existentes sino que, de manera constante, estamos atribuyéndole significados a las personas

y las cosas: por ejemplo, a algunas personas les designamos como “buenas”

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