La Vida Es La Vida
guerjj7 de Diciembre de 2012
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100. Pablo Ehrlich, que cierra este libro con el final feliz imprescindible en todos los libros serios era en cambio un hombre jovial; se fumaba 25 cigarros al día; le agradaba beber en público un bock de cerveza en compañía de su mozo de laboratorio, y otros muchos bocks con sus colegas alemanes, ingleses y norteamericanos.
101. Aunque hombre moderno tenía un algo de sabio de la edad media cuando decía. Tenemos que aprender a matar microbios con balas mágicas. ¡Consiguió fabricar una bala mágica! Cómo alquimista que era, hizo todavía más extraño que esto por qué transformo una droga, veneno favorito de los asesinos en un producto para salvar la vida a los hombres: elaboró a base de arsénico, el medio parea liberarnos del microbio pálido, en forma de sacacorchos, cuyo ataque es la recompensa del pecado, cuya mordedura es la causa de la sífilis, enfermedad de hombre aborrecible
102. Cómo alquimista que era, hizo todavía más extraño que esto por qué transformo una droga, veneno favorito de los asesinos en un producto para salvar la vida a los hombres: elaboró a base de arsénico, el medio parea liberarnos del microbio pálido, en forma de sacacorchos, cuyo ataque es la recompensa del pecado, cuya mordedura es la causa de la sífilis, enfermedad de hombre aborrecible.
103. Nació en marzo de 1854 en Silicia, Alemania, fue en el Colegio Nacional de Breslau donde el profesor de literatura le mando un día a hacer una composición sobre el tema: “La vida es sueño”. “La vida esta basada en oxidaciones normales”, escribió aquel despabilado jovenzuelo judío: “Los sueños son una función del cerebro y las funciones cerebrales son meras oxidaciones, los sueños son algo así como una fosforescencia del cerebro” .
104. Por aquel entonces Ehrlich tenía 34 años y de haber muerto el Egipto habría sido olvidado probablemente o se hubiera hablado de él como de un visionario fracasado, de un enamorado de los colorantes. Tenía la energía de un dinamo llegó a creer que se podía visitar enfermos y cazar microbios. Voy a teñir animales vivos- exclamo un día - la química de los animales es como la química de mis colorantes y teniéndolos en vivo me enteraré de su constitución.
105. Tomo su colorante favorito que era el azul de metileno e inyecto una pequeña cantidad en la vena auricular de un conejo vio que el color se difundía por la sangre y el cuerpo del animal eligiendo de un modo misterioso y tiñendo de azul las terminaciones nerviosas pero ninguna otra parte ¡Que extraño era todo esto! Por un instante olvidando toda su especialidad tal vez el azul de metileno quita el dolor., fracaso en su intento de descubrir un buen anestésico; pero de este extraño comportamiento del azul de metileno, eligiendo un tejido entre los centenares de que están compuestos los seres vivos dedujo Pablo Ehrlich una idea fantástica, que ulteriormente le condujo a su bala mágica.
106. Gracias a su persistencia, a la a la casualidad a Dios y a un colorante llamado rojo tripan. Tengo un colorante que ha curado a un ratón, encontré otro que salva millones de hombres, así soñaba aquel confiado judío alemán, pero por desgracia no lo consiguió inmediatamente, Siga con tenacidad desesperante, siguió inyectando rojo tripan a los ratones unos mejoraron, otros empeoraron; uno, que parecía perfectamente repuesto, correteaba por la jaula, y una buena mañana ¡a los sesenta días! Presentaba un aspecto raro. Siga le corto hábilmente la punta de la cola y llamo a Pablo Ehrlich para que viera la sangre, pletorica de los tripanosomas culebreantes de caderas. Los tripanosomas eran unos bichos terribles, astutos y resustentes como lo son todos los tripanosomas, que atacados a la vez por un judío y un japonés, armados de un colorante vistoso, se relamen de gusto o se retiraran discretamente a un lugar recóndito del ratón, en espera del momento oportuno para multiplicarse
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