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La Violencia Desde El Punto De Vista Psicologico Social


Enviado por   •  6 de Octubre de 2013  •  3.318 Palabras (14 Páginas)  •  1.494 Visitas

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LA VIOLENCIA EN COLOMBIA DESDE UN PUNTO DE VISTA PSICOLOGICO SOCIAL

Colombia ha venido padeciendo en las últimas cinco décadas una ola de violencia, día a día más creciente, caracterizada por asesinatos de toda índole, desapariciones, secuestros, extorsiones (Gonzalo Sánchez, 1987) (Álvaro Camacho, 1990); inicialmente como una expresión de lucha política por el poder formal del Estado en sus más altas esferas y posteriormente sumándose otros componentes sociales como la delincuencia común, el narcotráfico y el terrorismo (Orlando Fals Borda, 1996). Los índices de violencia superan en proporciones significativas a lo que pueda ocurrir en cualquier otro país que no se encuentre directamente comprometido en una guerra (Estanislao Zuleta, 1991). La Defensoría del Pueblo ha expresado que en nuestro país se presentan más de 30.000 muertes violentas al año, obligando a hablar de un fenómeno de violencia estructural. En la ciudad de Cali, por ejemplo según datos de la Consejería DESEPAZ (1997), la tasa de homicidios se ha incrementado cuatro veces desde 1993, cuando se tenía una tasa de 23 por 100.000 habitantes hasta 102 por 100.000 habitantes en 1996. Este fenómeno ha llevado a que se ubique a nuestro país entre los países más violentos del mundo y a peligrosas generalizaciones que sostienen la hipótesis de que pertenecemos a una “Cultura de la Violencia”. Este panorama de terror ha generado un clima tenso y hostil en los ciudadanos que sólo atinan a reaccionar con angustia y escepticismo.

En estas circunstancias ha cobrado gran importancia hablar de paz y convivencia pues la gente siente que se ha quebrado el orden “natural” de los vínculos interpersonales y las relaciones sociales. El problema de la convivencia adquiere más importancia en la medida que la vida va perdiendo terreno en el contexto de las luchas entre los que codician el poder. Hoy día, todos los sectores sociales resaltan la importancia de elaborar propuestas de paz en términos esencialmente de crear condiciones para resolver los conflictos de manera pacífica y disminuir la utilización de formas violentas. De acuerdo a COLCIENCIAS, los estudios sobre la violencia y el conflicto realizados en Colombia le permiten ocupar el primer lugar a nivel mundial. Estos estudios se han centrado en la violencia como un producto social y solamente en las conclusiones han destacando la importancia de que se avance en una dirección preventiva y educativa, que contribuya a la democratización de la sociedad y a la construcción de la convivencia. Por ejemplo el estudio “El Cali que queremos” se refiere a la necesidad de la construcción de una cultura para el desarrollo humano mediante acciones educativas integrales para la convivencia, la democracia y la participación ciudadana. Por lo tanto, además de pensar en estrategias correctivas de la violencia, a través de propuestas y diálogos de paz, es necesario trabajar preventivamente para contrarrestar de raíz los factores causales de la violencia estructural. En estas circunstancias surge la imperiosa necesidad de construir caminos para entender y fortalecer los procesos de convivencia tratando de sobreponer al discurso negativo de la violencia, el lenguaje creativo de la convivencia.

La violencia en Colombia no es más que la resultante de la sumatoria de los actos u omisiones intencionales de todos los colombianos. En este contexto, es pertinente preguntarnos de qué manera y en que sentido los psicólogos colombianos estamos contribuyendo a recrear y reproducir esta situación de violencia. Realizamos nuestro trabajo profesional haciendo caso omiso de la existencia de este problema? Actuamos de manera reactiva frente a este fenómeno, quedándonos reducidos al trabajo de la rehabilitación, la intervención en desastres y la realización del inventario sobre los efectos psico-sociales de la violencia? Estamos cooptando los subproductos de la violencia y convirtiéndolos en un negocio rentable y respetable, que no modifica en nada la situación del país? O escasamente introducimos modificaciones en el contexto personal del que puede pagar un servicio psicológico? En el nivel personal nos colocamos como espectadores pasivos o como víctimas de la violencia social? La indiferencia, la apatía, la pasividad, además de ser indicadores de un estado depresivo es el terreno a partir del cual se legitiman y se afirman las acciones de los violentos.

Tenemos la responsabilidad de desarrollar estrategias de trabajo psicológico que contribuyan a revertir este proceso y a construir una cultura de la convivencia.

Al interior del “Grupo de Investigación en Psicología Comunitaria” de la Universidad del Valle y del “Programa de Educación para la Participación y la Convivencia Ciudadana” EDUPAR hemos asumido el reto y estamos construyendo una estrategia investigativa y de intervención psicosocial que apoye los procesos de educación ciudadana para la convivencia. Trabajamos con un grupo de 30 líderes del Barrio Cali mío-DCEPAZ de la ciudad de Cali. Presentaré algunos avances que se derivan de esta experiencia, realizada con la financiación de COLCIENCIAS.

No podemos plantearnos el problema de la convivencia sin haber hecho una observación y descripción de la vida cotidiana de un sector de la comunidad. A partir de esta descripción nos preguntamos:

¿Cuáles son los núcleos temáticos y las prácticas culturales alrededor de las cuales se producen relaciones de reconocimiento, aceptación, intercambio, encuentro, compromiso y fortalecimiento de los vínculos personales y comunitarios?

¿Cuál es la relación entre estas prácticas culturales de convivencia y el desarrollo integral de las personas?

¿A partir de esta información, qué acciones educativas pueden conducir al fortalecimiento de la convivencia social?

La racionalidad que puede orientar el trabajo psicológico sobre la convivencia.

Para responder a las anteriores preguntas nos preguntamos:

¿Hasta qué punto los paradigmas clásicos del conocimiento que adoptamos los psicólogos generan, mantienen o fortalecen los problemas que supuestamente pretendemos resolver?

¿La pretensión del conocimiento como el ejercicio de la razón asertiva donde un pensamiento racionalista, analítico, reduccionista y lineal vinculado a los valores de la expansión, la competición, la cantidad y la dominación ha impulsado la idea del control sobre la naturaleza y el comportamiento humano, tendrá algo que ver con el problema actual?

¿No es este un pensamiento orientado por la codicia de poder?

Consideramos

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