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La visión de Freud y su presencia en la actualidad


Enviado por   •  4 de Abril de 2017  •  Tareas  •  2.293 Palabras (10 Páginas)  •  201 Visitas

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LA VISIÓN DE FREUD Y SU PRESENCIA EN LA ACTUALIDAD.

ANÁLISIS A LA OBRA DE SIGMUND FREUD “EL MALESTAR EN LA CULTURA” Y REFLEXIÓN SOBRE LA PRESENCIA DE TAL TEORÍA EN LA ACTUALIDAD.

KEVIN SALVADOR LEÓN ACOSTA.

“No podemos eludir la impresión de que el hombre suele aplicar cánones falsos en sus apreciaciones, pues mientras anhela para sí y admira en los demás el poderío, el éxito y la riqueza, menosprecia, en cambio, los valores genuinos que la vida ofrece.”1

Freud, Sigmund; El malestar en la cultura., Madrid. Alianza Editorial; 2014. p. 57

Para comprender a un autor y su obra, es primordial tener presente su contexto y el contexto en el que publicó la obra en cuestión, Sigismund Schlomo Freud, mejor conocido por su nombre adoptado más adelante, Sigmund Freud, a pesar de aclamado y actualmente reconocido como el padre de la psicología contemporánea, en su momento, no fue siempre visto con los mismos ojos; tan controversial entonces como ahora (o mucho más), una década antes de su muerte publica “El malestar en la cultura”, una obra abordada de manera férrea en sus capítulos, dedicando estos siete a aquellas problemáticas, “dudas existenciales” o conflictos bipolares a los que las personas se enfrentan gracias a la cultura. Cabe señalar que Freud no acusa a la cultura como un ente que ataca a la humanidad, (idea que podría verse como irónica ya que es el conjunto de personas mismo quienes le conforman) pero sí aborda el cómo esta a veces impone cánones algo limitantes ante ciertas situaciones para el individuo, e incluso pueda empujarle a contradecirse; siempre desarrollándose pequeñas aperturas de oportunidad a auto perjudicarse.

Aunque el autor no nos lo expone de manera directa, sino a manera de capítulos bien divididos (como ya se mencionó antes), desde un inicio nos arroja un señalamiento hacia el sentimiento de mismisidad, esa idea tan humana que aunque Freud no acuña sí le aborda con el nombre de “sentimiento oceánico”, la sensación de ser absoluto y virtualmente eterno. Cabe destacar aquí, que Freud nos lo presenta como una verdadera prueba de la presencia de la religión en la existencia misma de la humanidad; dato tan obvio que no nos atrevemos a negar, pero sí que se hace invitación de analizar según la historia de la humanidad y la historia contemporánea. Como fue mencionado anteriormente, para comprender la obra, comprendamos el “cuándo” y “dónde” del autor, en este caso, segunda mitad del siglo XIX y primera del siglo XX en Europa; en una vida algo acomodada y predominancia en el ámbito académico y médico; Sigmund Freud se enfrentaba a una Viena (y Europa en general) instalada aún en una vida bastante religiosa, una cultura cerrada, sociedad aristocrática acomodada en la vanidad y morales fuertemente sostenidas; no por nada se le considera pionero en sus teorías e ideas al igual que revolucionario, no obstante, esto también quiere decir, que muriendo previamente al estallido de los eventos que cambiaron drásticamente estas características ya mencionadas en la sociedad misma, no pudo presenciar más allá el cómo su perspectiva podía agrandarse y quizá hasta cambiar, o mutar. Sin embargo las ejemplificaciones de Freud no se alejan de nuestra realidad actual, acudiendo a ejemplos como el enamoramiento para demostrar cómo el yo mismo desarrolla un sentido de pertenencia y unidad con el objeto en el que deposita esa energía libidinal; el autor nos demuestra la situación y nos da una explicación sobre cómo funciona nuestro egoísmo como una tendencia instalada en la naturaleza humana.

“En efecto: jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos; jamás somos tan desamparadamente infelices como cuando hemos perdido el objeto amado o su amor. Pero no queda agotada con esto la técnica de vida que se funda sobre la aptitud del amor para procurar felicidad; aún queda mucho por decir al respecto.”2

Y aunque en su discurso la obra nos recuerda cómo el yo conlleva consigo una evolución que viene desde el nacimiento, dónde el exterior es incierto y el sujeto lo es todo para sí mismo hasta crecer y expandirse su percepción del todo; podemos observar también la pretensión del individuo de compactar todo hacia sí tomándose a sí mismo como punto de

Freud, Sigmund; El malestar en la cultura., Madrid. Alianza Editorial; 2014. p. 79

referencia para enfrentar la ambigüedad que conlleva abordar la comprensión al exterior. “En condiciones normales nada nos parece tan seguro y establecido como la sensación de nuestra mismisidad, de nuestro propio yo. Este yo se nos presenta como algo independiente, unitario, bien desmarcado frente a todo lo demás.” – Dicta Freud en su obra para remarcar el tema ya abordado; es entonces cuando nos podemos preguntar, ¿Qué tan presente está esta sensación de mismisidad en la sociedad actual? ¿Se presenta de la misma manera? Y ¿Qué tan sana puede ser para el individuo en esta segunda década del siglo XXI?

En primera instancia podemos recordar el decir que la percepción de Freud ante este sentimiento oceánico como parte del humano mismo, se presenta de manera casi universal, y que aunque su característica sensación de virtual eternidad puede haber nacido de la religión misma, en este joven siglo nos enfrentamos a tendencias que aunque no son realmente nuevas, sí fueron antes inusuales, mas, hoy en día comienzan una presencia aún más grande en nuestras sociedades; tendencias como el dejar de lado la religión, agnosticismo y el mismo ateísmo, que han de desvanecer ideas tales como vida después de la muerte, cuestiones que pueden hacernos suponer, a primera vista, que el sentimiento y seguridad de una inmortalidad espiritual ha de desaparecer, y ciertamente se desvanece, o lo hace al menos esa premisa superficial; pero ¿Qué tanto se desvanece?.

Si bien la premisa recién abordada se cuenta con sencillez, para el psicoanálisis (la teoría desarrollada por Sigmund Freud) todo tiene un trasfondo; y sin adentrarnos mucho en tal teoría, sí podemos reflexionar sobre qué tan presente está ese sentimiento de un yo absoluto dentro de todos nosotros y bajo qué se sostiene.

Recién terminado hace menos de dos décadas el siglo que vio nacer el aún no finalizado apogeo de la mercadotecnia, este nos dejó un legado de agradables vibras, construidas para sonreír ante las situaciones que se nos presenten; una cultura del consumir y satisfacernos ante el consumo; una nueva cultura de dar y recibir.

“…la complicada arquitectura de nuestros aparato psíquico también es accesible a toda una serie de otras influencias. La satisfacción

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