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Las universidades como espacios de lucha social


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2015  •  Ensayos  •  1.871 Palabras (8 Páginas)  •  210 Visitas

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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

PSICOLOGÍA EDUCATIVA

COMUNICACIÓN E INTERACCIÓN SOCIAL

Las universidades como espacios de lucha social

Nombre: Hernández Zarco Andrés

Profesor: Jorge Mendoza García

Grupo: 232

Turno: Vespertino

Fecha de entrega: 2 de diciembre 2014

INTRODUCCIÓN

Comunicación e Interacción Social ha sido un recorrido corto pero muy extenso en el entendimiento personal de la importancia que tiene el lenguaje como vehículo principal entre la cultura y el sujeto. Es en el lenguaje donde se hace uso de los símbolos, las metáforas y el discurso para dar una articulación entre el sujeto y el objeto con el fin de representar las estructuras que se encuentran en ese intercambio verbal o escrito y que van estructurando a la cultura en diferentes contextos a través del tiempo.

Otro aspecto que me llama la atención es poder comprender a través de lecturas como: “la versión psicosocial de los celos, el aparato alcohólico de la sociedad, el mito de la sexualidad o el dinero versus la moral”, entre otras, para darme cuenta de cómo es llevado el conocimiento científico hacia el conocimiento cotidiano porque es ahí donde radica la importancia del uso del lenguaje para hacer de los conceptos escritos algo más oral y que pueda ser algo representativo, significativo y trascendental en el aprendizaje de quién lo escucha o de quien lo lee.

En este sentido el discursante pasa a tomar una relevante importancia en el intercambio de conceptos porque debe estar por encima de lo cotidiano y hacer que los oyentes generen un pensamiento distinto a lo culturalmente dado, pero sin perder de vista que esto que ya ha sido dado también sirva para la formación del nuevo pensamiento.

Desde la perspectiva psicosocial existe una interacción discursiva para poder hablar de las cotidianidades en las que estamos inmersos y que dan cuanta de la realidad, es aquí donde se crean las pautas para formar un modelo trivial entre la objetividad, la subjetividad y la intersubjetividad en la cual se suscriben los acuerdos para formar una realidad.  En esta realidad es donde intentaré dar forma a la narración de sucesos vistos en los últimos días dentro de las Instituciones de Educación Superior pero hacia una perspectiva de la psicología social enmarcando los conceptos vistos en clase y que darán soporte al presente ensayo.

No hay que perder de vista la importancia de la educación como la vía de acceso para la creación de un pensamiento científico capaz de reconocer sus alcances y limitaciones, pero dentro de las instituciones que son dominadas por el sistema  este pensamiento se ve en muchas ocasiones opacado por las diferentes esferas del poder, sin embrago, este descontento social contribuye a la defensa por seguir generando este pensamiento dentro de la educación y más aún dentro de las instituciones.

Desde la trinchera

La forma de ver a la educación como una vía por la cual los individuos se forman e instruyen en espacios llamados “escuelas” ha ido cambiando en los últimos años, la creciente demanda de estos espacios ha colapsado a las instituciones públicas al no ofrecer las oportunidades necesarias a los hijos de un pueblo siempre olvidado. Esta perspectiva de desolación  es un término creado por la historia nacional, este grupo que al parecer lo sufre todo pero que también ha levantado la voz en diferentes épocas, casi siempre, para reclamar sus derechos esenciales como lo son la vida, la identidad, la justicia y con más ahínco su libertad.

Las revoluciones políticas se inician por medio de un sentimiento, cada vez mayor, restringido frecuentemente a una fracción de la comunidad política, de que las instituciones existentes han cesado de satisfacer adecuadamente los problemas planteados por el medio ambiente que han contribuido en parte a crear (Kuhn,1962). Es así como el conocimiento que se adquiere no actúa en sintonía con la realidad, las voces de justicia y de libertad que se han levantado alrededor de las prácticas usadas por el poder autoritario ha generado un nuevo resquicio para defender lo que por derecho les corresponde. Estos acontecimientos han producido una polarización entre una sociedad manejada por un discurso unilateral para favorecer las conveniencias del poder.

Ahora retomando la idea de los espacios como lugares depositarios de memorias colectivas, los edificios de las universidades por normatividad deben ser utilizados para difundir el conocimiento, aunque en la mayoría de los casos sirven para todo menos para los fines establecidos. Es evidente que al conjuntarse grupos heterogéneos se desarrollen un sin número de situaciones fuera de contexto, como las parejas de novios casuales, los alumnos que prefieren no entrar a su clase para pasar el rato con los cuates, las amigas que se cuentan sus secretos para írselos a contar a otras, en fin en este espacio se conglomeran las experiencias vividas por sus ocupantes y que para cada uno este espacio simboliza algo diferente según el rol en el que se encuentre.

El problema recae en la defensa de las identidades compartidas con otro grupo de estudiantes no pertenecientes a nuestro contexto inmediato, pero, por formar parte de una identidad colectiva  denominada “estudiantes” se convierte de forma natural en una extensión más de nuestra realidad. Las formas más adecuadas al apoyo en esta lucha política ante las instituciones ha sido siempre el discurso en donde los oradores deben de utilizar una retórica convincente para atraer la atención de los menos interesados.

Todo discurso tiene un contexto de producción. Ese contexto es la formación discursiva. Foucault la concibe como un conjunto de relaciones que articulan un discurso, cuya propiedad definitoria es la de actuar como regulaciones del orden del discurso mediante la organización de estrategias, facultado para la puesta en circulación de determinados enunciados en detrimento de otros, para definir o caracterizar un determinado objeto (Iñiguez, 2006).

Después de tomar en cuenta al discurso como la vía más usada para no permitir que la memoria perteneciente a estos hechos sea desechada como lo han hecho bajo el discurso de mantener una estabilidad social. Es ahí donde ahora me detendré para establecer que la memoria ejerce una influencia muy marcada en la sociedad, mientras más rápido sean olvidados los hechos pertenecientes a este movimiento más conveniente será para los grupos del poder abandonar el caso y seguir como si no hubiera pasado nada. Es sin duda el temor generalizado por parte de los afectados que esto se lleve a cabo, porque la misma memoria así lo marca.

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