Los Sueños
flaka1529 de Junio de 2013
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La interpretación de los sueños es el arte y la técnica de asignar significado a los diversos componentes, elementos e imágenes que aparecen en los sueños. Se trata de una práctica humana milenaria, de la que se conservan registros escritos de más de 3800 años de antigüedad. Igualmente, algunas comunidades humanas y pueblos originarios actualmente existentes (por ejemplo, varios pueblos amazónicos, tales como los Shuar y Achuar, o los aborígenes australianos) incorporan la práctica a su sistema de creencias y organización social. Mientras el desciframiento de los símbolos oníricos buscaba en la antigüedad revelar un mensaje divino, a comienzos del siglo XX y a partir de los desarrollos teóricos del psicoanálisis la interpretación de los sueños se orienta a revelar contenidos inconscientes y pasa a ser una técnica clínica, utilizada hasta la época actual no solo por el psicoanálisis, sino por diversas vertientes de la psicología clínica.
Manifestaciones oníricas en el pensamiento griego[editar]
El sueño fue en la Antigüedad una incógnita más de cuantas rodeaban al ser humano. En un primer momento, la aproximación del hombre griego al fenómeno onírico debió plasmarse en la tradición oral, basada en la experiencia práctica e influenciada por corrientes orientales (caldeos). Las fuentes antiguas confirman un conocimiento muy difundido a nivel popular, juzgándose el sueño como el vehículo idóneo para la expresión de la voluntad divina, realizándose a su vez la interpretación de las visiones portadoras de un mensaje alegórico. Creencias muy arraigadas que perdurarán durante siglos hasta la etapa bizantina.1
Simultáneamente discurrirá paralela una corriente que abordará el sueño desde un análisis más racional, gracias a los representantes de una clase intelectual, defensora del espíritu de la ilustración griega.2
Edición de 1713 de La República de Platón.
El desarrollo histórico de esta dualidad se puede contemplar empezando por la orientación más especulativa:3
Libro IV del tratado Sobre la dieta del Corpus Hippocraticum. Primer documento constatable donde los sueños son considerados signos premonitorios de desarreglos corporales.
La República de Platón, como deducción de su división tripartita del alma (racional, irascible y concupiscible).
Acerca de los ensueños y Acerca de la adivinación por el sueño (incluidos en Parva Naturalia) de Aristóteles.
Todas estas exposiciones teóricas presupondrán un origen exclusivamente físico de los sueños, dando paso con posterioridad a la hipótesis de un origen trascendente:
Las doctrinas pitagóricas ya lo habían concebido como un vehículo de comunicación de los seres sobrenaturales, dependiendo la recepción del mensaje del estado de pureza psíquica y corporal del soñante.
También los estoicos proclamarán la validez mántica de los sueños, al confirmar la existencia de dioses, la providencia y el hado.
Posidonio introducirá el concepto de simpatía como vía de unión entre el alma humana, replegada en sí y liberada de lo corporal, y el ser sobrenatural. El acceso a dicha vía se produce por el delirio profético, el sueño y la muerte.
Los peripatéticos Dicearco y Cratipo coincidirán en idéntico origen.
Frente a esta vía metafísica es reseñable un último esfuerzo por defender una causa fisiopsicológica en los sueños:
El sueño sería consecuencia de la acción de unos átomos externos sobre el alma individual. Este movimiento, el atomismo, vería su inicio en Aristóteles y Demócrito, reflejando en esencia el pensamiento de Epicuro, así como del poeta Lucrecio.
Finalmente, y con posterioridad, la escuela neoplatónica dará fuerza de ley al anterior transcendentalismo estoico al ver en el sueño la mejor prefiguración de la experiencia mística.
Oniromancia[editar]
Simultáneamente al citado desarrollo epistemológico sobre la experiencia onírica, discurrían también importantes divagaciones y prácticas de honda repercusión cultural: la adivinación en general y la oniromancia (del griego ὄνειρος, ensueño, y -mancia, arte que por medio de los sueños pretende adivinar lo porvenir) en particular.4 Progresivamente aparecerán configurados los rasgos característicos de la oniromancia en su despliegue posterior:5
Creencia en que algunos sueños pueden predecir el futuro.
El lenguaje empleado es alegórico.
Existencia de profesionales de la interpretación.
Representantes obligados serán los siguientes:6
Homero relata diversas experiencias oníricas en sus dos obras fundamentales:
Odysseus und Penelope, Johann Heinrich Wilhelm Tischbein (1802).
En la Odisea, Penélope refiere a un mendigo (Odiseo) la visión que ha tenido, expresando al finalizar:
Hay sueños inescrutables y de lenguaje oscuro y no se cumple todo lo que anuncian a los hombres. Hay dos puertas para los leves sueños: una, construida de cuerno, y otra, de marfil. Los que vienen por el bruñido marfil nos engañan, trayéndonos palabras sin efecto, y los que salen por el pulimentado cuerno anuncian al mortal que los ve cosas que realmente han de verificarse.7
En la Ilíada, Aquiles se cuestiona la actitud del dios Apolo, para lo cual consulta a un intérprete de sueños (oneiropólos),8 mencionándose a su vez a Euridamante, viejo practicante de dicho arte.9
En Antifonte encontramos el que es considerado el primer tratado oniromántico, abordado desde una perspectiva más racional.
Aristandro, al servicio de Filipo de Macedonia y de su hijo Alejandro, era procedente de Telmeso, Caria, centro neurálgico de la adivinación. Su aportación marcaría un hito fundamental en el desarrollo posterior de la disciplina, introduciendo en su obra una subdivisión teórica y práctica imitada en lo sucesivo.
Artemidoro citará a varios autores: Demetrio de Falero, Antípatro, Alejandro de Mindo, Febo de Antioquía, Artemón de Mileto, Paníasis de Halicarnaso, Nicóstrato de Éfeso, Apolonio de Atalia, Apolodoro de Telmeso y Gémino de Tiro.
Además de estos escritos existieron en gran número otros menores que compendiaban fórmulas aplicadas por el intérprete en correspondencia a las características del sueño del consultante. Estos documentos fueron quizá los precedentes de la posterior manualística. Los índices de equivalencias entre imagen onírica y realidad crearon un sistema con la intención de abarcar la totalidad de la experiencia onírica y reconducirla a un nivel simbólico accesible al estado de vigilia. Este uso no se perdió a pesar de la abundancia textual dedicada al estudio onírico en todos sus aspectos.10
Otras manifestaciones tardías[editar]
Cicerón, Sobre la adivinación.
Artemidoro, el tratado Oneirokritiká o La Interpretación de los sueños.
Elio Aristides, Los Discursos Sagrados.
Macrobio, el Comentario al Sueño de Escipión de Cicerón.
Sinesio de Cirene, De Insomnis.
Incubatio[editar]
En el dilatado mundo de la interpretación de los sueños existió también un área que alcanzó un desarrollo espectacular: la incubatio que tenía lugar en determinados santuarios.
Interpretación psicológica[editar]
Psicoanálisis[editar]
Introducción[editar]
La pesadilla de Füssli como representación del sueño en el arte.
Las elaboraciones freudianas de 1900 sobre la interpretación de los sueños no son completamente novedosas. Además de inscribirse dentro de una tradición milenaria, forman parte de la historia de la filosofía como continuación de un desarrollo que va desde Aristóteles a Hegel, en un proceso que culmina con las elaboraciones del romanticismo alemán y que aunque, desde múltiples vertientes, confluyen para describir una idea básica: es probable que los sueños tengan un significado y que ese significado se pueda estudiar.
En este contexto, el aporte freudiano consiste en poner el acento en que ese simbolismo tiene relación con la persona humana, con su propia vida anímica y, más precisamente, con el sistema inconsciente que es parte integrante del aparato psíquico de un sujeto particular, cuyo deseo se manifiesta en el sueño, en tanto este es un producto del inconsciente. La interpretación misma (como técnica psicoanalítica que incluye, pero abarca más allá de la interpretación de los sueños) fue definida por Freud de manera negativa: en muchísimos pasajes de su vasta obra, Freud, en lugar de aportar una descripción técnica precisa se refiere más bien a lo que no debe ser y a los peligros que conlleva.
Debido a que "interpretar" es una actividad psíquica que engloba diversos procesos posibles (que van desde la simple asignación de significados para intentar explicar algo, hasta el “delirio de interpretación”, tan frecuente como fenómeno psicótico) Freud, en diversos intentos de formular algún tipo de reglas técnicas para la interpretación, hace hincapié en los siguientes deslindes entre interpretación psicoanalítica e "interpretación salvaje", estableciendo para la interpretación en psicoanálisis lo siguiente:
No es una técnica independiente. Debe enmarcarse en el tratamiento psicoanalítico y someterse a sus mismas reglas técnicas (Freud, 1911).11
No debe contaminarse con actitudes supersticiosas, proyectivas o paranoicas.
No debe ser en ningún caso sugestiva: se trata de interpretar lo que sale a través de la formación inconsciente y no de inducir asociaciones.
No debe permitirse la interpretación "salvaje"
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