Marcha De Las Novias

Según Abreu y Salcedo (2012), ya esta marcha ha tenido su tercera convocación anual con hombres y mujeres de Santo Domingo, República Dominicana, siendo así el primer país en el mundo en realizar esta marcha, la cual comenzó en el 2001 en contra de la violencia de género. Las mujeres que han participado marchan vestidas de novia con un velo negro en señal de luto por las mujeres que han sido víctimas de un asesinato por sus parejas.

La idea de esta marcha surgió debido a Gladys Ricart, una dominicana que fue asesinada el día de su boda por su pareja de 7 años en Nueva Jersey, Estados Unidos

El objetivo de esta convocatoria es que se demuestre y se cree una conciencia de reflexión en la sociedad sobre las constantes agresiones a las que las mujeres han sido sometidas desde siempre y que han sido denunciadas, pero que no se les ha brindado el interés del caso sino que han sido vistas o escuchadas como un eco desde los tiempos de Simone de Beauvoir, por allá de 1949, cuando denunció al estado soviético en su libro “El segundo sexo”.

Este análisis intenta sumergirse en una temática muy clara con respecto al pensamiento e ideología de la sociedad actual y cómo se construye la personalidad a partir de la búsqueda de muchas mujeres por reivindicar “el logos” e integridad de éstas como unidad y complemento. Siendo el objetivo principal denunciar la constante guerra en contra de la violencia que sufren día con día todas las mujeres en Latinoamérica y el mundo

La ideología dentro de la sociedad, impera. Por medio de estas representaciones logran definirse los estereotipos, las opiniones y la forma en que la sociedad denota algo. No se puede estudiar la concepción de género o de ser hombre o mujer en la cultura sin remitirse a la ideología ya que como se ha denotado ésta logra que un sistema se preserve, por lo que a partir de conocerla se puede analizar y criticar, en fin de un cambio cualitativo importante en la sociedad.

Las personas no podemos ignorar que somos parte de una sociedad y una cultura que nos define, nuestra filosofía, ideologías y concepciones del mundo muchas veces nos esclavizan, poniéndonos esa creencia de lo que significa ser hombre o ser mujer. La realidad no es la misma para todos, ni podemos pretender que solo exista una ya que somos seres humanos actuantes. Las ideologías son una manifestación de lo que creen los colectivos y que se impregnan en las personas y se van transmitiendo. Las personas quedan sometidas a su entorno y en nuestra sociedad muchas de las creencias son derivadas de una ideología, es decir, son aprendidas.

Las corrientes ideológicas han fomentado una situación en la cual las mujeres han sido relegadas a un papel secundario y que han aceptado como su realidad, esto se ve cuando se abarca el tema del poder según Martín- Baró (1985) sobre cómo cualquier persona logra sentirse identificado (a) con éste y es porque estamos inmersos en él, quien crea que está exento de algo que está sometiéndolo pues tendría que volvérselo a replantear. El poder es dentro de lo planteado, las cadenas que llevamos y que hasta muchas veces imponemos en la sociedad, pero ¿es tan fácil quitárselas como ponérselas?

Todas las expresiones de la violencia contra las mujeres son indeseables e injustificadas, aunque algunas de ellas preocupan actualmente en forma particular a la sociedad costarricense. Tal es el caso de los femicidios, los cuales según las estadísticas del Instituto Nacional de la Mujer (INAMU, 2012) en el 2011:

(…) han sido asesinadas 13 mujeres, según datos del Poder Judicial, en crímenes cuya motivación está relacionada con su condición de mujer: fueron atacadas sexualmente o asesinadas por sus parejas, lo cual pone en evidencia la necesidad de aplicar más drásticamente las medidas específicas de protección a poblaciones que son violentadas en los espacios o relaciones privadas donde se da la mayoría de femicidios.(Vargas, 2011, párrafo 2)

En el 2002, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el Informe Mundial de Violencia y Salud (en Bruselas) se define el femicidio como el asesinato de la mujer por el sólo hecho de serlo que se basa en las relaciones desiguales de poder entre los hombres y las mujeres y que puede darse en espacios privados o públicos. Es decir, se la mata por no cumplir con un papel establecido designado por una sociedad falocéntrica, por resistirse, por dejar de tolerar, por salirse de la dinámica machista.

Este tipo de agresión es un fenómeno cometido por individuos femicidas: maridos, convivientes, amantes, novios o ex parejas, compañeros de estudios o de trabajo. También padres, hijos, otros familiares masculinos que no asumen las resistencias, las rebeldías, la negación a sus reglas de parte de las mujeres. Dichos crímenes se basan en una especie de odio contra las mismas que muchas veces, concluye en asesinatos.

De acuerdo con los datos del INAMU, en el año 2000 murieron alrededor de 25 mujeres en Costa Rica debido a la violencia doméstica y sexual, una cifra similar a la de los últimos años que supera el promedio de dos muertes mensuales. Este tipo de asesinatos, conocidos como femicidios, constituyeron la mayoría de los homicidios de mujeres ocurridos en la década de los 90.

A partir de la revisión de los temas de género para el presente análisis, nos llamó mucho la atención la autora Aldunate (2007), quien tiene una gran trayectoria en la lucha contra la violencia de género la cual afirma: “Las mujeres son un ser sin valor para la sociedad patriarcal ya que siempre han sido objetos de manipulación y burla ante esta tan “importante” sociedad machista” (párrafo 8), las mujeres por el simple hecho de ser mujeres, sexo considerado “débil” en esta sociedad tan marcada, es toda una desventaja ya que se juega con nuestra integridad como si fuera algo que se quita y pone y creen que los abusos se justifican con razones tan poco válidas como el hecho de vestir, hablar y caminar, estos motivos que nunca serán válidos para las atrocidades que sufren día con día las mujeres.

Datos realmente escalofriantes, son los dados por Aldunate en el 2008 (publicados por la Organización Mundial de la Salud) donde denuncia que una de cada cinco mujeres podría en el transcurso de su vida, ser violadas o sufrir algún tipo de abuso y que esta cifra sigue y seguirá creciendo. La propuesta patriarcal que ahora rige ha provocado que no exista ninguna mujer que quede exenta de las manifestaciones de algún tipo de violencia, siendo el femicidio el hecho más violento para todas las mujeres, pues convierten a la violencia en el mejor método de control y sumisión que ha podido desarrollar el machismo a

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