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Enviado por   •  11 de Septiembre de 2014  •  1.856 Palabras (8 Páginas)  •  343 Visitas

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EL MITO DE DESCARTES

(1) LA DOCTRINA OFICIAL

EXISTE una doctrina sobre la naturaleza y localización de lo mental que prevalece tanto entre los teóricos y aun entre los legos que merece ser considerada la doctrina oficial. La mayoría de los filósofos, psicó¬logos y religiosos aceptan, con algunas reservas, sus tesis básicas y, aunque les reconocen dificultades teóricas, suponen que ellas pueden ser superadas sin que la arquitectura de la teoría cambie. Se sostendrá aquí que los principios centrales de la doctrina son incorrectos y se contra¬dicen con lo que sabemos acerca de la mente cuando no especulamos sobre ella.

La doctrina oficial, que procede principalmente de Descartes, sos¬tiene que, excepto en el caso de los idiotas y de los recién nacidos, todo ser humano tiene un cuerpo y una mente. Algunos preferirán decir que todo ser humano es un cuerpo y una mente. El cuerpo y la mente están unidos, pero después de la muerte del cuerpo la mente puede continuar existiendo y funcionando.

El cuerpo humano está en el espacio, sujeto a las leyes mecánicas que gobiernan a todos los cuerpos espaciales, y sus procesos y estados pueden ser controlados por observadores externos. De este modo, la vida corporal es algo público, como lo es la vida de los animales y reptiles y aun el desarrollo de los árboles, cristales minerales y planetas.

Pero la mente no se encuentra en el espacio ni sus funciones están sujetas a leyes mecánicas. Las operaciones de la mente no son observables y su desarrollo es privado. Sólo yo puedo tener conocimiento directo de los estados y procesos de mi propia mente. En consecuencia, toda persona vive dos historias paralelas: una está formada por lo que le acaece a su cuerpo y la otra por lo que le acaece a su mente. La primera es pública; la segunda, privada. Los eventos que forman la primera historia pertenecen al mundo físico; los de la segunda, al mundo mental.

Se ha discutido si toda persona puede aprehender directamente todos o sólo algunos de los episodios de su propia historia privada, pero, de acuerdo con la doctrina oficial, es seguro que tiene un cono¬cimiento directo e indiscutible de algunos de ellos. Por medio de la conciencia, autoconciencia e introspección, se informa directa y autén¬ticamente acerca de los estados y operaciones de su mente. Podrá sentirse más o menos insegura respecto de episodios del mundo físico simultáneos o adyacentes, pero nunca de lo que ocupa su mente en un momento dado.

Se acostumbra expresar esta bifurcación en dos vidas y dos mundos, diciendo que las cosas y eventos que pertenecen al mundo físico, inclu-yendo el propio cuerpo, son externos, mientras que las operaciones de la propia mente son internas. Esta antítesis entre lo interno y lo ex¬terno es ofrecida, por supuesto, como una metáfora, dado que al no estar las mentes en el espacio mal podrían estar dentro de algo ni tampoco contener nada en ellas. Pero, a menudo, esto se olvida y es así como encontramos a algunos teóricos especulando cómo es que estímulos cuyas fuentes físicas se hallan a centímetros o a metros de la piel de una persona pueden llegar a generar reacciones mentales dentro de su cráneo o cómo es que decisiones originadas dentro de ella pueden producir movimientos en sus extremidades.

Aun cuando "interno" y "externo" se entiendan como metáforas, explicar cómo es que la mente y el cuerpo de una persona se influyen mutuamente presenta notorias dificultades teóricas. Lo que la mente desea es ejecutado por las piernas, los brazos y la lengua. Lo que afecta el oído y el ojo tiene relación con lo que la mente percibe. Gestos y sonrisas traicionan nuestros pensamientos y los castigos corporales con¬siguen ^se supone— el perfeccionamiento moral. Pero las conexiones efectivas entre los episodios de la historia privada y los de la historia pública siguen tan misteriosas como antes porque, por definición, no pertenecen a ninguna de las dos series. No podrían ser incluidas ni en la autobiografía de la vida interna de una persona ni en la biografía que relatara su vida pública. No pueden ser observadas ni por vía introspectiva ni en experimentos de laboratorio. Constituyen un pro¬blema teórico que los fisiólogos pasan a los psicólogos y que éstos devuelven a aquéllos.

Por debajo de esta presentación metafórica que bifurca la vida de una persona, pareciera existir una suposición más profunda y de carácter filosófico. Se presume que hay dos tipos diferentes de existencia. Lo que existe o acaece puede tener el status de la existencia física o bien el status de la existencia mental. Así como las faces de una moneda son cara o cruz o los seres vivos son varones o mujeres, se supone que hay un tipo de existencia física y un tipo de existencia mental. Estar en el espacio y en el tiempo es una característica necesaria de lo que posee existencia física y estar en el tiempo, pero no en el espacio, es una característica necesaria de lo que posee existencia mental. Aquello que tiene existencia física está compuesto de materia o es resultado de ella. Lo que tiene existencia mental posee conciencia (consciousness) o bien es una función de ella.

Se da así una oposición entre mente y materia que, a menudo, se describe de la siguiente manera. Los objetos materiales se encuentran ubicados en un campo común, el "espacio", y lo que acaece a un cuerpo está conectado mecánicamente con lo que les sucede a otros cuerpos ubicados en otras partes del espacio. Pero los hechos mentales acaecen en ámbitos aislados, las "mentes", y no existe conexión causal directa entre lo que le sucede a una mente y lo que le pasa a otra, con excep¬ción, quizá, de la telepatía. La mente de una persona

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