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NIÑO ÍNDIGO - NIÑO HIPERACTIVO

erickagarrido18 de Enero de 2013

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DIFERENCIAS ENTRE UN NIÑO ÍNDIGO E HIPERACTIVO

El índigo tiene un nivel de energía tremendo, pero no siempre.

El hiperactivo tiene una energía que le desborda. Se mueve compulsivamente hasta durmiendo. Tiene un nivel de energía espectacular.

El índigo, si además es un niño o una niña “cristal”, es un niño o una niña tranquilo. Diferencia entre índigo y cristal: el cristal es puro amor, el cristal es pura paz; son muy pacíficos, muy tranquilos, muy quietos, muy amorosos, muy sabios, muy silenciosos… y, tienen las facultades índigo (es decir, las facultades de su hemisferio derecho y todas sus cualidades) altamente desarrolladas: ven otras realidades, hablan con seres de otros niveles de realidad o realidades paralelas; etcétera, como iremos viendo.

El hiperactivo no se concentra casi nunca en la clase o en una tarea que tú le des; el índigo sí que se sabe concentrar, siempre y cuando le hagas una exposición, o le des un aliciente creativo. Si es creatividad participativa, más.

El hiperactivo demanda atención continuamente pero no presta atención. Digamos que le interesa tener compañía, saber que ahí hay alguien…

El índigo necesita ser escuchado, demanda atención porque necesita ser escuchado, porque en algún nivel de su corazoncito, él sabe que es especial. Lo sabe, por lo tanto necesita ser escuchado.

El hiperactivo demanda atención pero no escucha: va a su ritmo, va a la suya… De vez en cuando se da cuenta de que estás ahí, pero como si viviera en otra realidad. También puede ser diagnosticado como “rasgos psicóticos”, pero no es un psicótico; “con rasgos autistas”, y no es un autista: reacciona muy bien. El hiperactivo que no es índigo reacciona muy bien al amor, a los cuidados, a la atención; a lo que no reacciona es a la queja, no habla; va de cabeza a otra actividad. En cambio el índigo se marchita, se marchita… Si tú le rechazas o se siente que no le escuchas, si prestas atención está en un rinconcito, o está mirando por una ventana: necesita ser escuchado, y por eso demanda atención. No es lo mismo que necesitar compañía.

El nivel de agresividad en el hiperactivo: parece que no tenga compasión; pero en realidad, como lo veremos, es que tiene problemas psicomotrices, y no controla bien el espacio; parece que no es compasivo, porque no es consciente de que hace daño a los demás.

El índigo actúa con compasión, desde pequeñitos; no son combativos, ceden sus juguetes, son (en términos muy generales).

La expresión verbal: El índigo, desde que empieza a hablar, tardan mucho en hablar, pero cuando hablan, hablan frases enteras, y otros son muy precoces hablando

El hiperactivo habla a trompicones, no se le entiende, habla frases cortas, y sólo le suele entender su mamá, su cuidadora o su papá, o una hermana o un hermano: alguien que ejerce de traductor, y además confunde los tiempos y los modos

El índigo expresa muy bien sus emociones, sus sentimientos, sus enfados, sus porqués… Parece un monstruo, porque te hace unos razonamientos con una total sinceridad del corazón. Esa es la diferencia.

La autoestima: El índigo tiene un alto nivel de autoestima; son como aristócratas, como principitos, como princesas… Por supuesto que son vulnerables, como todo niño.

El hiperactivo es consciente de que algo pasa, algo ocurre: “nadie quiere jugar conmigo, no me invitan a los cumpleaños”

El índigo sabe de estados de ánimo

El hiperactivo no tiene patrones socializantes: o sea que todavía no sabe jugar. Si hay que jugar a correr pues corre, y si avienta a tres o cuatro niños al suelo, pues lo hace.

Resistencia física. El índigo no suele enfermarse nunca. Y además, si se hace una herida o una fractura en el pié, en la pierna, en el brazo, sanan milagrosamente. Sin embargo no se descarta la posobilidad de una enfermedad, hay casos de una sensibilidad en la piel, pero son casos aislados, y por supuesto hay índigos con una salud nefasta, y hay índigos parapléjicos, etc.

El hiperactivo suele tener asma, alergias, suele tener gripas y bastantes a lo largo del año; pero sobre todo el problema del asma y de las alergias. Y si se le hacen pruebas, igual no tiene nada, pero sigue griposo, sigue asmático, sigue alérgico.

La madurez. Desde pequeñitos los índigo parecen ser unos “adultos sabios”; en cambio el hiperactivo se suele comportar como bebé, ya con 5, 6, 7 e incluso 8 años; como bebé grande, y sigue, a nivel de madurez emocional, mental, sigue costándole sacar conclusiones. No sabe sacar conclusiones.

La medicación. El hiperactivo reacciona a la medicación

El índigo no suele reaccionar a la medicación, no suele hacerlo. La medicación normalmente no le hace efecto, apenas crea reacción.

Nivel de protección. El hiperactivo por ejemplo no sabe cuidar ni se da cuenta de que hay plantas… le pisa la cola al perro demasiadas veces., aunque le encanta el perro, pero como que va mirando a todas partes y pasa el perro y lo pisa…

El índigo tiene una antena especial para saber que el perro está ahí, hasta en la oscuridad. El índigo quiere tener sus propias plantas, sus propios minerales; cuidan de sus minerales. Les atraen normalmente los cuarzos rosas, los cuarzos transparentes, las amatistas, tienen su pequeña colección… La pasa muy bien en la Naturaleza, etc.

Necesidad de azúcar. Total. El hiperactivo es un goloso nato: le encantan las golosinas, y en cambio al índigo no tanto, un 20% de bebés índigos escupen si les das un puré en el que haya carne triturada. Comida de origen animal la detectan y la escupen directamente. Siendo bebés, y cuando van creciendo, como quieren tener películas de animalitos o bien animalitos cerca de ellos, rechazan por completo la comida que sea de origen animal. Suelen ser vegetarianos.

El índigo tiene aptitudes espirituales

Al hiperactivo necesitamos tenerlo dormido para darle masaje, porque se aburre, se cansa, y sin embargo reaccionan bien a la acupuntura, digito puntura, acupresión, y a las Flores de Bach y toda terapia floral.

Los que van a cambiar los dos pilares obsoletos de la sociedad, que son el pilar docente y el pilar de la medicina son los índigo, cuando sean profesores y cuando sean médicos. De momento nos toca a nosotros, puentes índigo, padres, educadores, terapeutas índigo, somos el puente para que ellos consigan ese cambio de consciencia para relacionarnos con nosotros mismos, con los demás y con la vida de una manera creativa, con nuestro tiempo libre. Si no, como decía al principio: tiempo libre, calidad de vida y tecnología sin creatividad llevan a la destrucción. Y los índigos, recordemos, son totalmente creativos. Sólo se interesan y aprenden si sienten la pasión, la creatividad y esa motivación. Aprender de forma creativa.

Cualquier índigo se interesa por las terapias alternativas, y reaccionan muy bien ante ellas, y el hiperactivo no tiene inquietudes espirituales, pero la gran mayoría de hiperactivos tiene la facultad índigo de poder ver seres de otra realidad, ángeles; sentir que su abuelita que murió hace cinco años les cuida, etc. Necesitan tranquilidad, por supuesto, tanto el índigo como el hiperactivo.

A nivel psicomotor, la psicomotricidad en el hiperactivo es problemática. No controla bien ni siquiera su propio cuerpo. Como que crece y no se ha enterado. Yo conozco hiperactivos que se tropiezan con sus propios pies. Cuando trabajaba con niños psicóticos y niños con problemas de déficit mental que les había afectado el aparto psicomotor, pues hacen eso: para salir por el quicio de una puerta, sólo que había que seguir en línea recta, y al final pues claro, se daban contra la pared, y había qué guiarles, etc. O sea que experiencia en lo que es un aparato psicomotor alterado, la tengo. Y de ahí el que observando a los niños hiperactivos, saque la conclusión (porque repito que todo esto es subjetivo, basado en mi experiencia) de que el niño hiperactivo no controla que su cuerpo crece, y como va creciendo se tropieza, va a sentarse y se cae al suelo, se da con el pico de la mesa, etc. O sea que a nivel psicomotriz el hiperactivo sí que tiene problemas. En cambio el índigo desde muy pequeñito (sobre todo si mamá y papá le apoyan) controla el espacio fenomenalmente. Le encanta jugar debajo de las sillas, debajo de las mesas y controla muy bien el espacio. Al índigo le encanta crearse espacios. Le encanta hacerse teepees. ¿Recuerdan ustedes que hacían eso de pequeños? ¿O preferían jugar con todo desparramado sin respetar los juguetes y rompiéndolos, o se hacían casitas?.... Los niños índigo hacen estas casas porque les gusta encontrarse en un ambiente como este…Sentir que su aura está protegida. Ese es el motivo por el cual antiguamente en las cunas se nos ponía una tela, como en los cuentos de hadas: que cuando nacen el príncipe o la princesa duermen en una cuna con telas así; pues eso no tiene mayor secreto que el hecho de equilibrar nuestras auras. Porque cuando somos pequeños realizamos tantas actividades, nos manejan, nos jalan (el mundo de los mayores es así); pellizcos cariñosos, apretones, y los niños necesitamos equilibrar nuestros campos energéticos, y de ahí que el niño índigo, el niño que tiene su potencial de la parte derecha del cerebro expandido, o en vías activas de expansión, necesita reestructurarse, sentirse protegido; sentirse que se esconde debajo de una tela, una tienda, un “tipi” indio; debajo

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