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Niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad psicosocial

Cam SonyDocumentos de Investigación16 de Diciembre de 2018

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Niños, niñas y adolescentes en situación de alta vulnerabilidad psicosocial. Autor: Alejandra Barcala. Título del libro: La Patologización de la infancia II. Intervenciones en la clínica, Editorial NOVEDUC,  Buenos Aires, Argentina,  2013.

Nuevas intervenciones ante complejas situaciones con las que nos confrontan niños, niñas y adolescentes en situación de alta vulnerabilidad psicosocial. La Experiencia de PAC. Un programa emblemático.

Niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad psicosocial

En los últimos años quienes trabajamos en el campo de la salud/ salud mental en instituciones del susbsector estatal recibimos a cada vez más niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad psicosocial.

Estos niños, niñas y adolescentes que manifiestan un profundo sufrimiento psíquico nos obligan a repensar nuestras prácticas, a replanteamos las clásicas intervenciones clínicas y a desarrollar intervenciones innovadoras a la altura de la situación y del momento histórico en el que vivimos.

Recientemente la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la salud (OPS/OMS, 2009, 2010) identificaban entre los desafíos emergentes para los gobiernos dar respuestas apropiadas a las problemáticas psicosociales de la niñez y de la adolescencia.

La Convención Internacional de los Derechos del Niño (CIDN) - que a partir de su incorporación en la Constitución Nacional introduce la concepción del niño como sujeto pleno de derechos y considera a los niños y niñas como ciudadanos-  brinda un nuevo marco a nuestras prácticas, y promueve la transformación de las mismas hacia la consolidación de un paradigma de protección integral. Profundizando este encuadres, la sanción de la Ley Nacional N° 26061 (2005) de Protección Integral de los Derechos del niño, niña y adolescente junto con la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental N°26657 (2010) reconocen el derecho a la protección en salud mental, impulsando a los servicios de salud a dar respuestas que incluyan una perspectiva de derechos y ciudadanía y que eviten la vulneración de derechos, específicamente  en nuestro campo, el derecho a la salud mental.

Paradójicamente el avance legal en nuestro país y particularmente en la Ciudad de Buenos Aires a partir de los 90 no estuvo acompañado de políticas y respuestas institucionales que aseguraran el acceso gratuito, universal e igualitario a los servicios de salud mental, al tiempo que aumentaban cada vez más los niños, niñas y adolescentes en situación de vulnerabilidad psicosocial, en los márgenes de la infancia.

Este trabajo se centrará específicamente en los niños, niñas y adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires y conurbano bonaerense que han sufrido y sufren importantes traumatismos sociales,  niños y niñas con mayor nivel de vulneración de derechos.  Me refiero a los niños que viven en situación de calle o en hogares conveniados/ tercerizados por el Ministerio de Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Niños y niñas que en su mayoría sufren una importante deprivación afectiva y social. Y profundizará en las respuestas estatales sanitarias frente a estas complejas problemáticas.

Sometidos a traumatismos sociales cuya violencia impacta sobre la subjetividad con una intensidad que  los incapacita para responder adecuadamente, la manifestación de su sufrimiento es definido por los servicios de salud como excitación psicomotriz,  y de este modo interpretado en términos psicopatológicos dando origen a un circuito de patologización y medicalización de situaciones sociales.

Freud remite el concepto de  traumatismo  a una concepción económica que se caracteriza por un aflujo de excitación excesivo, en relación con la tolerancia del sujeto y su capacidad de controlar y elaborar psíquicamente dichas excitaciones (Laplanche y Pontalis, 1971). Precisado por Silvia Bleichmar (2000) como aquello que  viniendo del exterior hace imposible la huida, pone en riesgo las defensas psíquicas habituales y llevan a la ruptura de las redes de ligazón representacional con la que el yo cuenta, estos  niños, niñas y adolescentes  sometidos a reiterados traumatismos se encuentran sujetos a pérdidas de investimientos ligadores al semejante que dejan al sujeto sometido al vacío, y lo sumen en la desesperanza melancólica del desarraigo a si mismo, despojado de un proyecto trascendente.

En la ciudad de Buenos Aires producto de décadas de desintegración social, familiar y de la  desprotección estatal de la niñez, es prioritaria  hoy abordar la dimensión de sufrimiento de muchos niños, y niñas que viven en circunstancias que provocan arrasamiento y  desmantelamiento subjetivo.

En este brutal proceso de deshumanización no solo pierden las condiciones actuales de existencia y la prórroga hacia adelante, sino también toda referencia identitaria que permita la posibilidad de representarse en un horizonte de lo que les espera, toda referencia mutua, todo herramienta posible de organizar mínimamente un enunciado que le de sentido a lo que están viviendo  ( Bleichmar, 2000).

Por eso  frente a los niños, niñas y adolescentes que no responden a expectativas educativas y sociales, que no se adiestran, que son definidos como peligrosos, violentos y diagnosticados psicóticos, que sufren discriminación, estigmatización y exclusión, nos convoca la responsabilidad ética de desarrollar prácticas que eviten etiquetar y estigmatizar, y que favorezcan el acceso a los cuidados de salud mental necesarios e intenten modificar este doloroso destino para los niños y niñas.

¿Cómo pensar intervenciones innovadoras en la clínica frente a situaciones complejas?

¿Cómo intervenir frente a las nuevas y complejas situaciones que nos confrontan y cuestionan nuestras intervenciones tradicionales?

Desde el año 2006 intentamos responder a este desafío y desarrollamos un dispositivo denominado PAC (Programa de Atención Comunitaria de niños, niñas y adolescentes con trastornos mentales severos y en situaciones complejas) con sede en el Centro de Salud Mental N°1 de la Ciudad de Buenos Aires,  perteneciente a la Dirección de Salud Mental del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cuyo objetivo es brindar cuidados integrales que incluyan intervenciones clínicas y de inclusión social donde se promueven y garantizan sus derechos( Barcala, Torricelli, Alvarez Zunino, Marotta, 2009)

Pensado desde una perspectiva psicoanalítica  y fundamentado en una concepción del aparto psíquico que comprende que se  deberían generar para el sujeto las condiciones  para una expansión de sus posibilidades psíquicas  en el enclave de condiciones históricas  determinadas, pero a la vez abiertas, en  las cuales la insistencia de repetición inscripta dé paso a un nuevo reordenamiento  de nuevos modos de recomposición más o menos estables , en el marco de una perspectiva vital azarosa pero no indeterminada, arrancando al sujeto entre la oscilación de la angustia y rigidización defensiva ( Schenquerman, 2010:11), iniciamos esta puesta a prueba de  trabajo de psicoanálisis extramuros dando de este modo razón de ser al psicoanálisis y a los psicoanalistas ( Bleichmar, 2010).

Desarrollaré brevemente alguno de los ejes centrales del Programa que intentan la adecuación de los servicios de salud mental según los criterios de Buenas Prácticas[1].

1.  Pensado desde una perspectiva de derechos que dimensione la necesidad de la integralidad de derechos, nos propusimos ofrecer los cuidados integrales adecuados a niños, niñas y adolescentes con trastornos mentales severos y/o vulnerabilidad psicosocial.  Esto incluyó un abordaje conjunto clínico y social. Es decir, ampliar lo terapéutico institucional  único, recuperando el valor de las redes comunitarias como favorecedoras de la inclusión, la autonomía y calidad de vida de los niños a;  través de la  constitución de equipo un  interdisciplinario (psicólogos, médicos psiquiatras infantojuveniles, psicopedagogos, abogada, trabajador social y residentes médicos y psicólogos). El proyecto para cada niños, niña y adolescente incluía los tratamientos necesarios (psicológicos, psicopedagógicos, psiquiátricos, grupales, familiares) así como el trabajo bajo en red  comunitaria para  la inclusión de los niños en los espacios sociales propios de la niñez.

2. Organizamos una Red Comunitaria para la atención de niños con trastornos mentales severos que nucleaba a todos los servicios de salud mental de niños, niñas y adolescentes de los hospitales y Centros de Salud y Acción comunitaria de la Ciudad que abordaban o estaban dispuestos a abordar estas problemáticas, para desarrollar un trabajo en Red.  Esta estrategia apuntaba a  atención en todos los efectores de manera tal de acercar los servicios a los destinatarios, (muchas familias debían recorrer largas distancias y viajar varias horas para poder acceder a los tratamientos adecuados),  superando la estratificación por niveles de atención. El PAC tenía como objetivo desarrollar cuatro sedes más en los barrios con mayor vulnerabilidad de la Ciudad  y favorecer de este modo el  acceso a los cuidados adecuados.  Y el propósito general consistía en la transformación de las instituciones y de los servicios hacia una perspectiva territorial.

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