“Nunca te vayas sin decir te quiero” de Jeroen Krabbé

Sonia María García Rivera

“Nunca te vayas sin decir te quiero” de Jeroen Krabbé

Chaja es una chica judía no ortodoxa, estudiante de filosofía y un poco rebelde para la cultura judía jasídica donde llega a trabajar, por recomendación de un amigo. Pero todo cambia para ella cuando conoce a Simcha, un pequeño de 4 años que no ha pronunciado ni una palabra hasta que le demuestra a su nueva niñera que si lo puede hacer, pero sólo después de haberse ganado su cariño, escuchándolo y no juzgándolo.

En este caso, trataremos a la familia de Simcha, la cual está conformada por padre, madre y 5 hijos; su religión influye mucho en su estilo de vida el cual podríamos describir como cerrada ante los que no profesan su misma creencia, por lo que no tienen mucha convivencia con otros sistemas. Los dos niños mayores estudian en casa mientras que Chaja llega para cuidar solamente a los bebes y a Simcha. Chaja llega a mover completamente el sistema familiar ya que la madre ante el estrés de cuidar a sus hijos y a su marido decide contratarla a escondidas de su marido. Alguien importante en su entorno y que afecta a su sistema es el portero del edificio donde viven, el que constantemente los molesta por ser judíos. El padre le cuesta trabajo aceptarla al enterarse que es la niñera de sus hijos, pero se va abriendo poco a poco al ver que cuida de sus hijos sobre todo de Simcha.

La familia acude a terapia porque el pequeño Simcha no ha pronunciado ni una palabra enfrente de la familia y sufre de enuresis. La hipótesis del problema de la familia es que su pasado histórico afectó considerablemente a los padres y su método de crianza, por lo que no son abiertos con sus hijos y hay poca demostración de afecto, sobre todo del padre hacia los hijos. El paciente identificado, Simcha, probablemente sea el que expresa la agresión pasiva por parte del padre hacia las otras culturas,  formas de pensar o de la exigencia moral por medio de la enuresis.

La comunicación digital en familia es totalmente clara y rígida, no se aceptan ideas de la mujer (también por su religión) y mucho menos de personas ajenas, en este caso de Chaja. Aunque en su comunicación analógica si se aceptan algunas decisiones de la esposa (como el que al final se quede Chaja como niñera aunque no le agrade al padre de familia), el esposo puede volverse un poco confuso, cerrado en algunas ocasiones y abierto en otras, por ejemplo, al aceptar que Chaja quien no es judía ortodoxa salga a pasear a su hijo demostrando a la sociedad que su familia no tiene prejuicios contra ella. Acerca de la enuresis, es resultado de la comunicación de padre hacia Simcha, quien no le interesa satisfacer las necesidades de su hijo como un niño común, sino le exige que debería leer y hablar cosas importantes, no sólo el “cuac”. Cuando el padre lo descalifica, Simcha demuestra su estrés orinandose, lo que me remonta al segundo axioma “toda comunicación tiene un aspecto de contenido y un aspecto relacional tales que el segundo clasifica al primero y es por ende, una metacomunicación”. La conducta de Simcha expresa una respuesta ante la imposición del padre de ser el que tiene la verdad y toda la autoridad en casa, haciendo menos la opinión de sus hijos y su esposa. Una parte importante y que podría ejemplificar muy bien la comunicación digital es cuando Chaja tiene un altercado con el portero, la madre le pide que no haga mas alboroto, ya que “las palabras no hieren” aceptando con esto que no importa lo que digan los demás, por lo tanto no importa lo que su esposo exprese a sus hijos.  

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