Piaget

En el curso del segundo año (al término del período sensomotor) aparece una función que consiste en poder representar algo por medio de un “significante” diferenciado y sólo sirve para esa representación, lenguaje, imagen mental, gesto simbólico, a esta función generadora de la representación se la denomina simbólica. Pero como los lingüistas distinguen cuidadosamente los “signos” de los “símbolos” emplean la expresión “función semiótica”. Entonces como dijimos, en el segundo año de vida aparecen estas conductas que implican la evocación representativa de un objeto u acontecimiento ausentes que supone la construcción o el empleo de significantes diferenciados, ya que deben poder referirse a elementos no actualmente perceptibles tanto como a los que están presentes.

A continuación describiremos cinco de esas conductas en orden de complejidad que suponen una aparición casi simultánea. En primer lugar la imitación diferida , se produce al inicio del período preoperatorio en ausencia del modelo, ya no es necesario que el niño imite en presencia del modelo como lo hacía en el período sensomotor. En esta imitación diferida es notorio el inicio de un significante diferenciado. Seguidamente, el juego simbólico o juego de ficción, aquí la representación es neta y el significante diferenciado es, de nuevo, un gesto imitador, pero acompañado de objetos que se han hecho simbólicos. El juego aparte de ser un pre-ejercicio de las actividades futuras del individuo y ser útil para el desarrollo, es un medio por el cual el niño es obligado a adaptarse al mundo social de los mayores, al cual todavía no comprende. El juego transforma lo real, por asimilación más o menos pura, a las necesidades del yo, mientras que la imitación es acomodación más o menos pura a los modelos exteriores, y la inteligencia es equilibrio entre la asimilación y la acomodación. Como tercera conducta tenemos el dibujo o imagen gráfica se sitúa entre el juego simbólico del cual presenta el mismo placer funcional y la imagen mental con la que comparte el esfuerzo de imitación de lo real. Luquet hace una diferencia de las fases por las cuales pasa el realismo del dibujo. La siguiente conducta es la imagen mental, es de aparición relativamente tardía, no se encuentra rastros en el período sensomotor, aparece como una imitación interiorizada de pensamiento y no está ligada a la percepción pero trata de proporcionar una copia activa de los cuadros perceptivos, con eventuales esbozos de referencias sensoriales. La psicología asociacionista describe a la imagen mental como una extensión de la percepción, y como un elemento del pensamiento. En oposición Piaget encuentra dos razones para dudar de su filiación directa a partir de la percepción. Desde la óptica neurológica, la evocación interior de un movimiento desata las mismas ondas eléctricas o musculares que la ejecución material del movimiento, lo que equivale a decir que la evocación supone un esbozo de ese movimiento y desde la óptica genética, si la imagen prolongara, sin más la percepción, debería ser ya notoria en el periodo sensomotor y parece iniciarse únicamente con la función semiótica. Por último, el lenguaje, naciente permite la evaluación verbal de acontecimientos no actuales. La representación se apoya exclusivamente (o acompañándose de una imagen mental) en el significante diferenciado constituido por los signos de la lengua en vía de aprendizaje. El instrumento esencial de adaptación es el lenguaje, que no es inventado por el niño, sino que le es trasmitido en formas ya hechas, obligadas y de naturaleza colectiva, es decir, impropias para expresar las necesidades o las experiencias vividas por el yo.

En el lenguaje la vía de escape anímico es el juego y también podríamos decir que no hay pensamiento sin lenguaje.

Chomsky plantea que el lenguaje es innato, lo cual criticara Piaget

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