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Procesos Psicológicos Centrales En El Adolescente


Enviado por   •  23 de Enero de 2013  •  3.920 Palabras (16 Páginas)  •  1.131 Visitas

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Procesos psicológicos centrales en el adolescente

Dina Krauskopf

¿Qué es la adolescencia?

Cada etapa del ciclo vital plantea al ser humano problemas característicos y nuevas oportunidades de inserción en el mundo. La adolescencia constituye, en nuestros tiempos, un periodo de la vida en el que, con mayor intensidad que en otros, se aprecia la interacción de las tendencias del individuo y las metas socialmente disponibles. No puede considerarse un fenómeno de naturaleza fija e inmutable, sino que, como todo estado del desarrollo humano, es un producto de circunstancias histórico-sociales. De hecho, apenas hacia fines del siglo XVIII empezó a utilizarse el término “adolescencia”. Anteriormente se hablaba casi sólo de “niños” y “adultos”. La pubertad marcaba el límite entre ambas etapas. Con la evolución de la institución escolar, con la implantación de normas que prohibían el trabajo de niños, comenzó a hablarse de “juventud”. Se presentó entonces mayor atención a las transformaciones de la pubertad, y la adolescencia comenzó a considerarse un campo de elaboración del proyecto de vida. Durante mucho tiempo se hizo hincapié en que la adolescencia era una fase universal de agitación e inestabilidad crítica del ser humano que precedía su ingreso en la edad adulta. Se veía a los jóvenes viviendo algo que rayaba en lo patológico y se esperaba que mostraran manifestaciones de desajuste, las cuales prácticamente configuraban lo que en las ciencias de la salud se denomina “síndrome”, esto es, un conjunto de síntomas. Con base en este concepto del síndrome de la adolescencia, se ha llegado a aseverar que el joven campesino, puesto que no presenta la fase de tormentosa inestabilidad prevista e ingresa pronto a las labores adultas, “no es adolescente, es campesino”. Estamos en completo desacuerdo con las posiciones anteriormente reseñadas. En nuestra opinión, tales afirmaciones obedecen a un retraso en los conocimientos psicológicos de la adolescencia, producto del uso de fuentes restringidas. Se ha escrito con mayor frecuencia sobre los jóvenes que corresponden a un sector económicamente privilegiado, y hay muy pocos estudios acerca de los jóvenes rurales y urbano-populares. Por otro lado, los adolescentes analizados con cierta profundidad y los que se destacan sensacionalmente son con frecuencia jóvenes enfermos, y se tiende a extrapolar los hallazgos en la población patológica a procesos presentados por la normal.

Se agrava la distorsión en la perspectiva de la adolescencia cuando se habla de ella como un periodo de “transición”. Recordemos que en todos los demás periodos del ciclo vital o niñez, etapa adulta y vejez o se hace énfasis en que se trata de procesos de crecimiento, detención e involución del desarrollo. Cuando se habla de “transición”, se percibe la adolescencia como tránsito entre dos periodos: la niñez y la etapa adulta. Al enunciarse así, queda este estadio como pasaje a la etapa adulta, y ésta se concibe como el periodo de la problemática vital mitológicamente resuelta. Como contrapartida, la llamada transición subraya el síndrome de rebeldía, conflictos consigo mismo y con el medio, lo que resulta tener cierto resabio de aquellos planteamientos de la adolescencia como un periodo tormentoso de inestabilidad emocional. Lo esencial de este periodo no es lo transicional ni la aparición de un conjunto de perturbaciones. El adolescente desadaptado no es lo normal. La adolescencia tiene una tarea que Erik son señala con nitidez: “compromete al individuo en crecimiento con los logros posibles de una civilización en existencia”. Es, como señala Gracia Reinoso, la aparición del hombre productor y reproductor. Distorsionamos la visión de los jóvenes si suponemos que existe una asociación inevitable, de parte a parte, entre los cambios del crecimiento físico y una crisis de inadaptación social. Actualmente, la mayoría de los estudiosos del tema definen los límites de la adolescencia a partir de dos instancias diferentes. Consideran que éste se inicia con los cambios biológicos de la pubescencia y finaliza con la asunción de los derechos y deberes sexuales, económicos y legales del adulto. Sin embargo, podemos fijar básicamente, como lo hace la Organización Mundial de la Salud (OMS), un marco de referencia más congruente, considerando a la adolescencia el periodo en el cual el individuo progresa desde la aparición de los caracteres sexuales secundarios hasta la madurez sexual. Queda claro que es la plenitud del desarrollo sexual la que define el término del periodo. Las edades aproximadas en que se inician las modificaciones sexuales giran en torno a los 10 y12 años, y la culminación de este crecimiento se logra hacia los 20 años. Entre los 20y los 25 años se puede ubicar el adulto joven. Por último, queremos dejar establecido que entendemos la adolescencia como el periodo crucial del ciclo vital en que los individuos toman una nueva dirección de su desarrollo, alcanzan su madurez sexual, se apoyan en los recursos psicológicos y sociales que obtuvieron en su crecimiento previo, recuperando para sí las función es que les permitan elaborar su identidad y plantearse un proyecto de vida propio.

La transformación sexual y corporal

Podemos definir la pubertad como el periodo vital en que maduran las funciones sexuales y reproductoras, culminando el desarrollo sexual que se había iniciado desde el nacimiento del individuo. Su propósito es la capacitación individual, en lo biológico, para asumir el rol adulto en el trabajo y en la reproducción. Se denomina pubescencia a la constelación de los cambios corporales típicos asociados con la maduración sexual. La adolescencia no sólo incluye los aspectos puramente biológicos de la pubertad, sino que abarca todos los cambios psicológicos y sociales que ocurren durante este periodo. No puede determinarse una edad definida de comienzo y término de dicha etapa, como tampoco es posible identificarla a partir de sólo una manifestación típica. Son grandes sectores del organismo los que se modifican y lo hacen en edades diferentes y con ritmos de crecimiento distintos. Por ello, investigadores eminentes en esta materia, como Tanner y Gallagher, consideran que es mejor hablar de edades de desarrollo o de madurez fisiológica que de edades cronológicas. Consideran los siguientes elementos para su evaluación: edad morfológica (talla, peso y otras medidas), edad de madurez sexual (vello pubiano, axilar, testículos, senos), edad ósea (mano, pie, cadera, rodilla, codo) y edad dental. En nuestro medio, la pubertad se inicia

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