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Procesos sensoriales

yurismer18 de Septiembre de 2013

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INTRODUCCIÓN

La percepción es uno de los fenómenos más fascinantes de la psicología; sin embargo, por ser un proceso automatico, pasa inadvertida durante nuestras actividades diarias. Supongamos que usted quiere determinar qué tan lejos se encuentra una tormenta. ¿Cómo podría obtener la información necesaria? Si vive en la llanura amazonica por ejemplo en Iquitos, podría confiar en su vista para obtener la información apropiada buscando las nubes más cargadas; sin embargo, si fuera de noche tendría que confiar más en su oído. Algunas personas afirman que pueden "oler" cuando se acerca una tormenta o que experimentan una sensación de hormigueo en la piel. Pero la sensación en sí misma no es suficiente para representar el mundo externo de manera exacta. Los sonidos, los colores, los sabores y los olores son únicamente sonidos, colores, sabores y olores, hasta que los interpretamos en forma significativa. Nuestros procesos perceptuales nos permiten comprender y dar significado a las sensaciones que experimentamos continuamente; de otra manera, hasta las tareas más sencillas podrían volverse imposibles, imaginemos por ejemplo, el hecho de manejar una bicicleta. La información visual precisa sobre lo que nos rodea se vuelve particularmente importante cuando enfrentamos el tráfico. Debemos ser capaces de distinguir, entre una compleja formación de colores, formas y patrones, la señal vial que nos indique cómo llegar a nuestro destino de la que nos indique cuándo detenernos. Dependemos de señales visuales para determinar las distancias a las que se encuentran autos y peatones. Si vemos delante de nosotros a un peatón que trata de introducirse a la ciclovía, debemos ser capaces de determinar si es probable que suceda un choque. Y cuando manejamos, si escuchamos una sirena, debemos ser capaces de determinar rápidamente de dónde viene y qué tan cerca está.

En este trabajo, se revisará cómo los procesos perceptuales organizan los datos que nos proporcionan los sentidos acerca del mundo exterior. Primero estudiaremos la sensación, es decir, visión, oído, olfato, gusto, los cenestécicos, vestibulares y cutáneos. Examinaremos cada uno de esos sentidos explicando cómo la energía física, por ejemplo las ondas luminosas o sonoras, se convierte en impulso nervioso. Después, examinaremos cómo se organizan e interpretan las sensaciones elementales, a fin de generar la percepción de eventos. Revisaremos cómo somos capaces de identificar un objeto a pesar de la información cambiante e, incluso, contradictoria. Finalmente se agregan como anexo las ilusiones ópticas que demuestran cómo nuestro cerebro organiza la información visual.

CAPÍTULO I

NATURALEZA DE LOS PROCESOS SENSORIALES

1.1 Carácter general de los procesos sensoriales

La secuencia de eventos que produce una sensación parece muy sencilla. Primero cierta forma de energía ya sea externa o interna estimula a una célula receptora en uno de los órganos especialmente diseñados para captar esta estimulación, en el caso de la visión el estimulo serian las ondas luminosas, el órgano es el ojo y las células especializadas serian los conos y los bastoncillos.

Dentro de este capitulo incluimos el concepto de umbrales sensoriales, esto explica por qué la energía que estimula las células receptoras debe ser lo suficientemente intensa para producir un efecto, porque de otra manera la célula no reaccionará. El siguiente suceso en esta secuencia es la transmisión de la información a través de un impulso nervioso que es una señal electroquímica que pasa a través de los nervios sensoriales hasta el cerebro, cuando la señal llega al cerebro termina la sensación. Es aquí donde se integra y organiza la información en proceso que explicamos a partir del capitulo IV.

Con respecto al fenómeno de la naturaleza de los estímulos que pueden afectar a nuestros sentidos diremos lo siguiente: para todo tipo de sentido la verdadera excitación de las células sensibles es de naturaleza mecánica o química. Por lo que sabemos, no hay ser viviente con receptores sensibles a los rayos cósmicos o a las ondas de radio. Los receptores cutáneos al tacto y a la presión sienten el esfuerzo mecánico transmitido por las cápsulas vecinas; los propioceptores (receptores cenestésicos) responden a la presión mecánica ejercida sobre ellos por la extensión o compresión de músculos y tendones, en tanto las células sensitivas del órgano del oído y del equilibrio se excitan por pequeñas ondas de los líquidos que los bañan. Por el contrario, las células olfatorias de la nariz y las papilas gustativas de la lengua se excitan químicamente por las moléculas que se ponen en su contacto. El estímulo de los receptores al dolor probablemente depende de la acción de substancias químicas puestas en libertad por las células lesionadas, pues responden a fuertes estímulos de cualquier clase. Los receptores del frío y los del calor responden a las alteraciones químicas inducidas en ellos por los cambios de temperatura. Por último, las células de la retina responden a las reacciones químicas puestas en marcha al ser heridas por la luz.

Los umbrales sensoriales

Hemos señalado que la energía que llega a un receptor debe ser lo suficientemente intensa o "fuerte" para que produzca un efecto, Se llama umbral absoluto a la mínima intensidad de energía necesaria para producir una sensación en cualquier persona. En términos prácticos esto es responderá a ¿Qué tan luminosa debe ser una señal en la pista para que nos percatemos de que existe? O ¿Qué tan fuerte tiene que ser un temblor para que nos demos cuenta que sucedió? Reflexionando sobre este concepto nosotras nos dimos cuenta que existen diferencias entre el umbral absoluto de una persona a otra, por que algunos tiene sentidos mas agudos y se percatan de movimientos o sonidos que el resto no, por lo tanto los umbrales se determinan como aproximados.

Se han determinado los umbrales absolutos para los seres humanos en:

• Gusto: 1g. de sal en 500 Litros

• Olfato: Una gota de perfume que propaga su aroma por un departamento de tres habitaciones.

• Tacto: El ala de una abeja que cae sobre la mejilla, desde una altura de 1cm

• Oído: El tic tac de un reloj, a 6 m. de distancia en condiciones muy silenciosas

• Visión: La llama de una vela a 50 m de distancia en una noche oscura y despejada.

Debemos tomar en cuenta que estos valores se aplican únicamente en circunstancias especiales: muy silenciosas para la audición, sin otros sabores en el caso del gusto, etc. En la realidad estos valore varían ya que se debe considerar que constantemente estamos siendo bombardeados por diversos estímulos de diferentes intensidades, nuestros sentidos deben adaptarse cambiando sus umbrales, por ejemplo si nos encontramos en un día soleado y entramos en una habitación sin ventanas, nos parecerá muy oscura, sin embargo conforme pasan los segundos nos adaptaremos a ese nivel de luminosidad y nuestro umbral absoluto será menor. Esto es por que cuando existe una gran cantidad de estimulación nuestros sentidos se vuelven menos sensible de esta manera se evita una "sobrecarga".

Existe otro concepto que no podemos dejar de lado es el de umbral diferencial o diferencia apenas perceptible que es el cambio más pequeño de estimulación que se puede detectar. En 1830 Ernest Weber concluyo que el umbral diferencial es una proporción constante del estimulo a determinar. A esta teoría se le conoce como la ley de Weber. Para ejemplificar esta teoría imaginemos que se le agrega 1 vela a 3 podremos notar que hay mas luz, esto nos llevaría a pensar que nuestro umbral diferencial en la visión es menor a la luz producida por una vela, pero si le aumentamos 1 vela a 100 no notaremos la diferencia, entonces diríamos que nuestro umbral diferencial es mayo a la luz de una vela, esto se explica con la ley de Weber.

CAPÍTULO II

LOS SENTIDOS

2.1 La visión

Probablemente para los humanos el sentido más importante sea la visión, así como en los perros lo es el olfato o en los murciélagos la audición, nosotros dependemos en gran medida de la visión. Para empezar a comprender la visión necesitamos primero conocer las partes del sistema visual, empezando con la estructura del ojo y su funcionamiento.

En la visión la luz entra al ojo a través de la córnea, la cubierta protectora transparente ubicada en la parte frontal del mismo. La luz pasa a través de la pupila, la abertura en el centro del iris, que es la parte coloreada del ojo. Ante una luz muy brillante, los músculos del iris se contraen para empequeñecer la pupila y así proteger al ojo del daño. Esta contracción también ayuda a ver mejor en medio de la luz brillante. En la luz débil, los músculos se expanden para ampliar la pupila y permitir que entre tanta luz como sea posible.

Dentro de la pupila, la luz pasa a través del cristalino, el cual se enfoca en la retina, el revestimiento interior, sensible a la luz, situado en la parte posterior del globo ocular. El cristalino cambia de forma para enfocar los objetos que están más cercanos más lejanos. Normalmente, el cristalino se enfoca a una distancia media, en un punto ni muy lejano ni muy cercano. Para enfocarse en un objeto que está muy cercano a los ojos, los pequeños músculos que están alrededor del cristalino se contraen, haciendo que el cristalino se curve. Para enfocar un objeto que está distante, los músculos trabajan para hacer que el cristalino se aplane.

Sobre la tetina y directamente detrás del cristalino hay un sitio con una depresión, llamado fóvea que ocupa el centro del campo visual. Las

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