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Psicologia Evolutiva


Enviado por   •  28 de Octubre de 2013  •  3.125 Palabras (13 Páginas)  •  199 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Hasta que Piaget y sus colaboradores hicieron un estudio detallado del desarrollo del pensamiento de los niños, desde el nacimiento hasta la adolescencia, se creía que algunas percepciones, por lo menos, o un cierto sentido del tiempo, o hasta algunos conceptos, podían ser innatos. Siguiendo la obra de Piaget, hallaremos que los niños aprenden solo lentamente a reconocer las formas y las dimensiones, mientras que, en la primera infancia, ni siquiera comprenden que los objetos son permanentes. Piaget considera que ciertos procesos subyacen a todo aprendizaje, tanto en los organismos simples como en los seres humanos. Los dos procesos esenciales son, por una parte, la adaptación, y, por otra, la organización de la experiencia por medio de la acción, la memoria, las percepciones, u otra clase de actividades mentales. Pero, mientras que en un organismo simple la adaptación es una cuestión de vivir para satisfacer necesidades elementales y la organización es rudimentaria, el ser humano, al desarrollarse, se adapta a una sucesión de ambientes y con una complejidad de organización siempre creciente.

PROCESOS CONGNITIVOS BÁSICOS.

De las observaciones y experimentos realizados, Piaget dedujo que, al nacer, los niños sólo están dotados de unos pocos reflejos, tales como la succión y la aprehensión, y de tendencias innatas a ejercitar reflejos y organizar sus acciones. Es decir, que los niños no heredan ninguna capacidad mental ya formada, sólo una forma de responder al ambiente; esta respuesta consiste en una forma de adaptación al medio para sobrevivir. Tiempo después de nacer, cada niño tendía a buscar con la boca todo lo que se ponía en contacto con sus labios, y así cualquier objeto que le tocase la palma de la mano. Piaget llama esquemas o esquematas a este tipo de secuencias de acciones bien definidas. La principal característica de las mismas sea cual fuere su naturaleza o su complejidad, es el hecho de ser unos “todos” organizados que se repiten con frecuencia y que pueden ser fácilmente reconocidos entre otros comportamientos variados o diversos. El nombre con el que Piaget designa a la incorporación de nuevos objetos o experiencias a esquemas ya existentes es asimilación. Mientras que un organismo asimila su medio, sobre todo ingiriendo alimento y digiriéndolo el niño asimila, además, experiencias en una sucesión de esquemas cognitivos. El bebe tiene solo esquemas de acciones y percepciones, pero más tarde, el niño representa una cosa por medio de otra, sirviéndose de las palabras y símbolos y construyendo así esquemas representativos. Sin embargo, el niño pequeño distorsiona a menudo la información para adaptarla a su punto de vista: atribuye vida y sentimientos a las cosas o supone que algunos fenómenos naturales, como las montañas y los lagos, son hechos por el hombre. Piaget considera que esto es así porque los niños pequeños asimilan las nuevas observaciones a los esquemas derivados de sus propias acciones y experiencias. Su juego es también, en gran parte, un proceso de asimilación de nuevos objetos y experiencias a fantasías.

A pesar de contar con un mayor número de esquemas representativo, en los años posteriores de la niñez, cuando los juegos de simulación desaparecen, la asimilación tiene aún un carácter deformante en el caso de los materiales difíciles y poco conocidos. El preadolescente que no puede comprender los proverbios porque todavía no sabe extraer el significado común de enunciados diferentes, trata de asimilarlos a alguna experiencia familiar. Equipara, por ejemplo, “Forjando aprende su oficio el forjador” a “Los hombres debieran ser recompensados o castigados de acuerdo con lo que han hecho”, y explica esa “equivalencia” diciendo: “Porque si aprendemos bien nuestro oficio, somos recompensados, y si no, somos castigados”.

Así, pues, aun cuando la asimilación amplia el campo de un esquema incorporando nuevos objetos y experiencias, puede suceder que no lo logre en una forma generalmente significativa.

Sin embargo, el niño se ha esforzado por organizar los nuevos datos por algún medio que les intangible y, con el tiempo, todo ello se verá modificado por nuevas experiencias a través de la discusión o cambios de ideas con otras personas.

El proceso de asimilación está complementado por la búsqueda de formas de comportamiento nuevas y exitosas cuando el ambiente no responde a los esquemas ya aprendidos por el niño. Así, un niñito que ha aprendido a destapar botellas tapadas con corchos, halla desconcertante una tapa de rosca, hasta que descubre, mediante prueba y error, que se la debe hacer girar. Un niño de más edad al que se le pide que equilibre un peso simple con uno doble en una balanza hecha con materiales de un mecano, usará probablemente también el sistema del ensayo y el error, pero aprenderá más rápido. Es posible que un adolescente trate de hallar solución a un problema desconocido combinando conscientemente esquemas o modificándolos. A este proceso de modificar esquemas para resolver los problemas que surgen de nuevas experiencias dentro del ambiente, Piaget lo llama acomodación. Excepto en los niños muy pequeños, la acomodación es un proceso activo que se manifiesta en explorar, hacer preguntas, probar o ensayar y errar, hacer experimentos y reflexionar; se prueban combinaciones de esquemas o se hacen experimentos y se busca información, hasta que el “aprendiz” logra nuevos y exitosos esquemas.

Mediante la aplicación combinada de estos dos procesos de la actividad inteligente, el niño asimila nuevas experiencias a los esquemas ya existentes o acomoda sus esquemas, ampliándolos o combinándolos, para afrontar nuevas situaciones. Sus esquemas son, por consiguiente, sumamente flexibles, pero conservan la propiedad de ser unos todos organizados, aunque sean extendidos o modificados. El resultado es que cada individuo se adapta a su ambiente creándose un repertorio suficiente de esquemas para afrontar los sucesos que allí ocurren comúnmente; pero esta adaptación es sólo temporaria y se modifica cuando el ambiente cambia o a medida que el individuo amplía su radio de acción.

El proceso de la interiorización es simultáneo al de la adaptación. Mientras que el mundo del bebé parece ser ante todo un mundo de acciones y percepciones pasajeras, el niño de más edad aprende más y más a representar el mundo mentalmente, por medio de los recuerdos, las imágenes, el lenguaje o los símbolos, has que, en la adolescencia, el pensamiento puede tener lugar, completamente, en la imaginación, sin recurrir a las acciones externas. En los niños pequeños, Piaget no halló ninguna prueba de pensamiento interiorizado y, por consiguiente, ninguna evidencia de memora tal como se manifiesta

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