Psicologia criminal. ¿Pero en qué consiste dicha conducta?

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La psicología criminal se encarga de tratar de averiguar qué es lo que induce al delincuente a delinquir. Es decir, estudia las conductas delictivas, como les afecta tanto a ellos como a los afectados, los tipos de delincuentes que existen y el fenómeno de la delincuencia en el ámbito de la sociedad.

¿Pero en qué consiste dicha conducta? ¿Cómo y porque la desarrollaron? ¿Qué les motiva a realizar conductas delictivas? ¿Qué es lo que les da el valor suficiente para realizar dichos actos sin temerle a las posibles consecuencias o castigos que les pueda acarrear posteriormente?

Todo puede surgir ante premisa fundamental; cuando crimen no puede explicarse simplemente, y que en ocasiones la explicación es diversa y puede ser equivocada.

A lo largo de la historia, muchos psicólogos han aportado grandes teorías para el estudio del comportamiento del ser humano además de agrandar posturas que nos abren más al campo de esta ciencia, aunque también es cierto que no existe una sola teoría en concreto, sino que se puede realizar a través de diferentes teorías psicológicas o paradigmas.

Es bien sabido que la criminalidad humana es un tema controversial y una disciplina compleja; cualquier persona puede estar inclinada a cometer o desarrollar conductas delictivas, solo que a diferencia de los criminales, la gran mayoría de las personas o como se diría común mente, un sujeto “normal” son capaces de reprimir dichos impulsos instintivos.

Pero eso no quiere decir que los instintos no permanezcan latentes.

Sigmund Freud sostiene que existe una teoría para referirse al conflicto y la lucha de fuerzas opuestas que, según él, definen nuestra forma de pensar y nuestra forma de comportarnos, que nos llevan a perseguir intereses que pueden chocar entre sí.

1. El “Ello”

Está presente desde el día que nacemos, y por lo tanto durante los primeros dos años de nuestra vida es la que manda a lo largo de ese periodo de tiempo. Representa nuestros placeres mundanos, lo que nosotros  queremos y deseamos, sin importar cuales sean las consecuencias (Instintos)

2. El “Yo”

Es un mecanismo de defensa. Está presente a partir cuando cumplimos los dos años de vida, se rige por el principio de la realidad, significa que nos lleva a pensar en las consecuencias de lo que podemos hacer, de los problemas que puede ocasionar si nos dejamos llevar por nuestros placeres personales. Se encarga de aplacar los instintos del “Ello”

Representa el equilibrio para que el “Ello” no tome el control del cuerpo llevándonos a situaciones perjudiciales, y que el “Superyo” no llegue volvernos locos por su constante presión de “hacer siempre lo correcto”.

3. El “Superyó”

El Superyó aparecería, según Freud, a partir de los 3 años de vida, y nos es inculcada a través de la educación, (generalmente de los padres y de la sociedad) donde debemos acatarnos a las normas en todo momento. Es la encargada anteponer nuestros placeres personales a la moral, a lo correcto, acercándonos lo mejor posible a la idea de la perfección y del bien.

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