Psicologia
vivianajulieth13 de Noviembre de 2013
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TECNICAS DE INVESTIGACION
Introducción
En el esfuerzo de conocer el pasado, los fines de los historiadores y los alcances de su labor se han ido transformando a través del tiempo. Los primeros escritores buscaban más los objetivos literarios que los científicos, transmitieron leyendas, relatos épicos, hasta que los griegos consideraron en la historia la posibilidad de buscar la verdad, atribuyéndole un carácter más científico.
Los historiadores actuales tratan de recrear las experiencias pasadas de la humanidad procurando no tergiversar los hechos y condiciones reales de la época. Reúnen, examinan, seleccionan, verifican y clasifican los hechos de acuerdo a normas específicas, y se esfuerzan por interpretarlos de manera adecuada y presentarlos en exposiciones capaces de resistir la prueba del examen crítico. La investigación histórica moderna representa una búsqueda crítica de la verdad. El método histórico de investigación puede aplicarse no sólo a la disciplina que generalmente se denomina historia, sino también se puede emplear para garantizar el significado y confiabilidad de los hechos pasados en las ciencias de la naturaleza, el derecho, la medicina, la religión o cualquier otra disciplina, puesto que cuando se aborda un estudio histórico, el investigador se entrega a algunas actividades que son comunes a todos los trabajos de investigación. Por lo general se consideran como etapas la enunciación del problema, la recolección del material informativo, la crítica de los datos acumulados, la formulación de hipótesis para explicar los diversos hechos o condiciones y la interpretación de los descubrimientos y redacción del informe.
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos91/investigacion-historica/investigacion-historica.shtml#ixzz2jFrdkwF9
Desarrollo
La indagación histórica comienza cuando se pretende entender algún hecho, desarrollo o experiencia del pasado, de tal modo que el investigador debe considerar la naturaleza y los alcances de la interrogante cuya respuesta desea hallar. Después de tener una noción general –inclusive confusa o vaga-, intenta aislar cada uno de los elementos fundamentales que suscitan la incertidumbre, para entonces formular un enunciado simple, claro y completo. Antes de continuar verifica si el problema puede resolverse mediante métodos de indagación y las fuentes de datos disponibles.
Es importante que el investigador obtenga los mejores datos disponibles para resolver el problema, para ello al inicio del estudio se exploran los vastos y variados testimonios de la actividad humana que proporcionan información acerca de los sucesos pasados y entre ellos selecciona las pruebas que se relacionan con su problema. Aunque se inicie buscando fuentes secundarias, su objetivo final será el de localizar las fuentes de carácter primario. En consecuencia debe ser capaz de distinguir entre ambos tipos de materiales y familiarizarse con los procedimientos mediante los cuales es posible hallarlos.
Como el historiador no puede observar por sí mismo los sucesos pasados procura obtener de las fuentes primarias las mejores pruebas disponibles: el testimonio de testigos oculares de los hechos pasados o el de personas que hayan oído hablar acerca de ellos, y los objetos reales que se usaron en el pasado y que se pueden examinar de manera directa (con estas valiosas fuentes es posible llegar a una comprensión del pasado de acuerdo a los pensamientos y actividades de los hombres). Las fuentes primarias son los materiales básicos de la investigación histórica, pero a veces el historiador se ve obligado a recurrir a las fuentes secundarias, es decir que debe servirse de la información que proporcionan las personas que no observaron directamente el suceso, objeto o condición. Estos datos aparecen en las enciclopedias, diarios, publicaciones periódicas y otros materiales de consulta. Algunas informaciones incluidas en las fuentes secundarias se basan en elementos de procedencia bastante remota. Cuanto mayor sea el número de interpretaciones que se interpongan entre el suceso pasado y el lector, menos confiable es su prueba, porque durante el proceso de la transmisión, los hechos pueden sufrir sucesivas modificaciones y distorsiones. No siempre es posible clasificar las fuentes de manera rigurosa, porque en el mismo informe pueden aparecer informaciones de primera y segunda mano.El historiador responsable tratará de obtener la información del testigo que se halle más cercano a las condiciones o sucesos pasados, sin satisfacerse con el relato de un periódico o una traducción. Debe atribuirle gran valor a las fuentes primarias, ya que las secundarias deben inspirarle cierta desconfianza, aunque le sean útiles: puede valerse de ellas para obtener una visión global del campo del que forma parte su problema, acumular antecedentes para su estudio y forjarse una idea general en el que deberá desarrollarse su trabajo.
Las fuentes que usa el historiador son, en su mayoría, archivos preservados con la intención de transmitir información. Hay diversos tipos de archivos de ideas, condiciones y sucesos pasados, que se presentan de forma escrita, pictórica y mecánica, como los archivos oficiales (documentos legislativos, judiciales o ejecutivos, elaborados por los gobiernos federales, estaduales o locales, tales como constituciones, leyes, cédulas, actas y decisiones jurídicas; listas impositivas y estadísticas vitales; datos conservados por las iglesias como actas de bautismos, casamientos, reuniones parroquiales y registros financieros; información recopilada por los departamentos federales y estaduales de educación, comisiones especiales, organizaciones profesionales, consejos escolares o autoridades administrativas tales como minutas de las reuniones, informes de comisiones, órdenes o directivas administrativas, estudios de escuelas, informes anuales, presupuestos, cursos , horarios de clase, listas de sueldos, registros de asistencia, archivos médicos, informe de accidentes y registros atléticos), archivos personales (diarios, autobiografías, cartas, testamentos, legados, escrituras, contratos, notas para conferencias y borradores originales de discursos, artículos y libros), tradiciones orales (mitos, leyendas populares, cuentos de familia, danzas, juegos, ceremonias, relatos de sucesos formulados por testigos oculares y grabaciones), archivos pictóricos (fotografías, películas, microfilmes, dibujos, pinturas y esculturas), material de publicaciones (artículos de diarios, folletos y publicaciones periódicas; trabajos literarios y filosóficos) y archivos mecánicos (grabaciones deentrevistas y reuniones, discos fonográficos).A veces el historiador no necesita recurrir a los archivos e informes o de confiar en las palabras de terceros, porque puede servirse de objetos procedentes del pasado. Estos restos o vestigios del pasado que se conservan sin que exista la intención específica de transmitir hechos o informaciones constituyen un testimonio inconsciente de los sucesos de la vida de los pueblos: restos físicos (edificios, instalaciones, muebles, enseres, vestimentas, utensilios, joyas y restos de esqueletos), material impreso (libros, formularios de archivos, contratos, formularios de asistencia, boletines de calificaciones y avisos de diarios), y material manuscrito (manuscritos, dibujos y ejercicios de alumnos).Puesto que el investigador puede examinar directamente los vestigios y restos, este tipo de fuentes resultan más confiables que los archivos. No es posible clasificar las fuentes de manera rigurosa, puesto que un determinado elemento puede ser considerado tanto un archivo como un vestigio; ello depende de la finalidad con que se lo emplee y de la intención de quien produjo el documento o el vestigio.
Los ficheros y catálogos, los índices de publicaciones periódicas, las bibliografías, las reseñas históricas, las disertaciones y las publicaciones que incluyen informes sobre trabajos de investigación, proporcionan valiosos indicios en la búsqueda preliminar de datos históricos. Por lo general la investigación suele extenderse más allá de la biblioteca local, hacia otras instituciones y personas especializadas que posean documentos comerciales, oficiales o privados relacionados con el problema que se desea estudiar.
El historiador no presupone que un resto es genuino o que un archivo expone con fidelidad los sucesos pasados. Por el contrario, examina cuidadosamente cada uno de los elementos de que dispone y procura determinar qué grado de confiabilidad posee. Una parte esencial de su trabajo consiste en verificar si un documento contiene errores involuntarios o es un fraude deliberado. Cualquier investigador que no adopte estas precauciones comete un grave error, porque cuando la investigación se basa en fuentes poco confiables es trabajo perdido. El historiador debe someter sus fuentes a una rigurosa crítica externa e interna, a fin de proporcionar a la humanidad un relato verídico de los sucesos pasados.
Mediante la crítica externa se verifica la autenticidad y la validez de un documento o vestigio, es decir que comprueba si es lo que parece o dice ser, a fin de determinar si puede considerárselo como prueba. Para descubrir los orígenes de una fuente material se pregunta lo siguiente: cuándo o por qué fue elaborado el documento, quién fue el autor o creador, si escribió el material el autor a quien se le atribuye, si es ése el original o bien es una copia exacta del trabajo del autor (y en su caso si es posible restaurar el texto original del documento. Preguntándose infinidad de cuestionamientos se debe de determinar cuándo, dónde y por qué fue producido un documento o vestigio y verificar quién fue su autor. La determinación de la autoría
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