Reflexión Crítica, Acerca De Los límites De Los Efectos De La Socialización Sobre Los Seres Humanos

Reflexión crítica, acerca de los límites de los efectos de la socialización sobre los seres humanos.

En mi caso voy a tomar como punto de análisis el “Experimento Milgram”, en el cual, el sujeto no tiene la habilidad ni la posibilidad para tomar decisiones en un momento de crisis, ya que por lo visto, el entorno y la presión, es decir, el estrés que rodea al individuo, genera una obediencia que es volcada, no a cualquiera, sino hacia aquellas personas a las que nosotros decidimos considerar de autoridad o jerarquía, y así son aceptados una serie de mandatos a los cuales nos vemos sometidos a cumplir.

El decir “no” muchas veces es motivo de una lucha interna, ya que en cierto punto se confrontan nuestras pautas culturales que fueron aprendidas (en el proceso de internalización) incorporadas en nuestro desarrollo en la vida, con otras que no reconocemos como parte de nuestra identidad y que de hecho las sentimos como una imposición al momento que son propuestas como una forma de actuar o proceder en determinadas situaciones.

Nosotros creemos en gran medida ser individuos autónomos, libres e independientes, pero sin embargo, somos seres individuales unidos a los demás por reglas y leyes pre-establecidas que nos confrontan permanentemente a poderes y autoridades a las que nos sometemos, en muchos de los casos que consideramos en nuestra opinión, que la autoridad es legítima, sin siquiera cuestionarlo.

Reaccionamos como “ovejas obedientes”.

Esto se debe a que ya desde chicos nos enseñan a obedecer a nuestros padres (en primer lugar) y al castigo en caso de no hacerlo, es decir, que ya desde entonces nos han programado a una obediencia tal, que en muchos casos la autoridad tiene la razón sin siquiera ser cuestionada.

Tememos al castigo, ya sea por el desprecio de que ya no nos van a querer más, o en casos más extremos, como lo es la violencia en muchísimos casos. La recompensa sería la aceptación del grupo al cual pertenecemos.

Este tema me plantea numerosas dudas, sobre todo en el terreno militar (más que nada en la Segunda Guerra Mundial que fue tan extrema con el abuso humano y la morbosidad que rodearon los actos allí implementados; o la Dictadura vivida en nuestro país).

Más allá de esas atrocidades que se cometieron y que las vidas que se perdieron son imposibles de recuperar, ¿se debería castigar desde un punto de vista legal o social a individuos que han cometido delitos o ciertas acciones bajo orden directa de una tercera persona?

Esos militares, ¿podrían haberse negado a cumplir con aquellas ordenes que consideraban, en cierto punto, opuestas a sus valores; o era tanta la presión y el miedo al castigo por incumplimiento que temían ser sancionados y despreciados por las masas a las cuales pertenecían como grupo?

Porque también en estos casos hay que tomar en cuenta la pertenencia de grupo y las masas, y la presión que ésta promueve en el individuo. Hay gente que es capaz de silenciar su dolor o sus valores y es capaz de continuar.

Pertenecer a un grupo es una necesidad en toda persona, luchar por él,

...