ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Reflexión sobre el Género


Enviado por   •  28 de Mayo de 2019  •  Ensayos  •  1.692 Palabras (7 Páginas)  •  63 Visitas

Página 1 de 7

[pic 1]

Unidad III

Reflexión sobre el Género

Trimestre 18 O

Sujeto y Cultura

Profesora: Elizabeth Rojas Elena

Alumno: Reyes de Jesús César Abraham

Grupo: SE52P 


Durante la segunda unidad, a través de las teorías de Freud y Lacan, aprendimos como se desarrollan los procesos mediante los cuales se define la identidad sexual, sin embargo, de esta temática se desprenden otras estrechamente relacionadas; la identidad de género y las relaciones de poder.

Sobre el poder, Foucault argumenta que este no se encuentra exclusivamente en instituciones gubernamentales o religiosas, sino que es algo omnipresente “no porque tenga el privilegio de reagruparlo todo bajo su invencible unidad, sino porque se está produciendo a cada instante, en todos los puntos, o más bien en toda relación de un punto con otro” (Foucault, 2007, p.113). Teniendo en cuenta esta cualidad del poder, podemos entender el lugar que este ocupa en las relaciones de género, tanto a nivel social, es decir el papel que deben desempeñar hombres y mujeres en la sociedad; como a nivel local, relativo al lugar que ocupan estos dentro de una relación de pareja. En ambos niveles existe un desequilibrio en el poder producto de una serie de desigualdades que se han ido arrastrando desde épocas antiguas donde la división de los géneros estaba muy marcada.

Ahora ¿cuál es la diferencia entre género y sexo?, en la lectura Género y sexo: Su diferenciación en el complejo de Edipo, Emilce Dio Bleichmar establece que, por un lado el sexo se refiere a los aspectos biológicos y anatómicos que definen la feminidad o la masculinidad. Mientras que el género remite a los aspectos psicológicos y culturales que establecen el lugar y la función de hombres y mujeres dentro de la sociedad.

Bleichmar (1985) afirma que: “Los aspectos de la sexualidad que caen bajo el dominio del género son esencialmente determinados por la cultura. Este proceso de inscripción psíquica comienza desde el nacimiento y formaría parte de la estructuración del Yo. La madre es el agente cultural, y a través de su discurso el sistema de significaciones será transmitido, más tarde, padre, familia y grupos sociales contribuirán al proceso” (p.42).

En unidades anteriores ya habíamos establecido que el ser humano está rodeado por la cultura desde el momento en el que nace, esta misma cultura es la que le asigna un género. Inmediatamente después de que nace, un bebé es puesto en su uniforme; una playera azul o un vestido rosa, lo cual supone una etiqueta que definirá el rol de género que este deberá desempeñar en la sociedad por el resto de su vida.

Está claro que en nuestra sociedad existe un gran número de estereotipos que influyen en la forma de pensar de las personas respecto a diversos temas, sin embargo, los estereotipos más difíciles de romper son aquellos que son tan viejos que datan de épocas tan antiguas que se convierten en una manera de pensar estándar cuya validez llega a ser incuestionable.

La sociedad se ha encargado de hacerle creer a la gente que todos los estereotipos de género datan de los principios de la evolución humana, cuando en realidad no es así, de hecho muchos de ellos son más recientes de lo que uno puede llegar a pensar.

En la lectura Ámbito familiar y construcción de género, se describen algunos ejemplos del origen de algunos estereotipos del género, así como el papel que desempeña la familia en la construcción de algunos de estos.

Mientras que un hombre contemporáneo que sabe cambiar pañales, cocinar y cuidar niños, es catalogado como un “buen partido” por las mujeres o como un “mandilón” por algunos hombres; antes de la revolución industrial un hombre así era visto básicamente como un papá que cumplía su función como hombre de familia. En aquella época era una responsabilidad muy importante asegurarse de que un bebé viviera lo suficiente como para crecer y ayudar en las labores de producción doméstica y en lugar de discutir de quien era trabajo, las personas solo lo hacían y ya.

Con la llegada de la revolución industrial y el consecuente surgimiento del trabajo fuera de casa surge el modelo de familia nuclear, en donde el papel de la mujer queda limitado a las actividades domésticas y de crianza, dicho papel se naturalizó tanto que hasta la fecha todavía existen mujeres que piensan que tener hijos es lo que “las hace mujeres”, “desde el punto de vista psicológico, se ha caracterizado la función materna como aquella que debe satisfacer las siguientes capacidades: a) nutricias (de alimentación) b) de sostén emocional (contención) c) de cuidados personales” (Burin, 1998, p. 81).

Si bien cada vez son más las que buscan desarrollarse de manera profesional y contemplan la maternidad como algo opcional, el hecho de que aún existan personas que piensan que el ambiente “natural” de una mujer es el hogar y su tarea principal es la crianza, deja claro lo difícil que es romper estos estereotipos, sobre todo cuando llevan mucho tiempo incrustados en la sociedad.

Otro aspecto que juega un papel importante en este tema es la sexualidad. A lo largo de la historia han existido diferentes puntos de vista respecto al sexo así como también se han construido diversos estereotipos en torno a este. En la antigua Grecia por ejemplo, Hipócrates afirmaba que el mal humor de las mujeres se debía a que el útero se salía de su lugar y bloqueaba cerebro, la solución que Hipócrates proponía para este problema era darle mucho sexo a la mujer para volver a acomodar dicho órgano, pero con el auge de la iglesia cristiana en la edad media, cuando el sexo fue considerado un pecado, el mal humor de las mujeres se le atribuía a un exceso de sexo, luego a fínales del siglo XVIII la ira se consideraba un efecto secundario por estar mucho tiempo sin haber estado embarazada. Actualmente aún existe la idea de que el mal humor es una característica propia de las mujeres debido a su ciclo menstrual, sin embargo diversos estudios que se han realizado con respecto a este tema no han encontrado una relación directa entre el ciclo menstrual y las alteraciones del humor, esto no quiere decir que las hormonas no influyan en los cambios de humor, de hecho está demostrado que si lo hacen tanto en hombres como en mujeres. El mayor problema aquí es separar las creencias populares de la biología, o más específicamente la manera en la que conferimos propiedades biológicas a las cosas que creemos por cultura popular.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.5 Kb)   pdf (104.5 Kb)   docx (11.7 Kb)  
Leer 6 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com