Reflexión Genero Y Lenguaje

Reflexión

GÉNERO Y LENGUAJE

El ser humano nace con el ímpetu de tener aprendizaje durante la vida, debido a que se vive como el proceso mediante el cual se adquieren nuevas habilidades, conocimientos, conductas y eventualmente hasta valores, siendo el resultado de estudiar, de observas y de experiencias.

Para tener un aprendizaje significativo es necesario conducirnos y permitir la transferencia a nuevas situaciones en contextos reales, hay que procurar comprender e involucrarnos; contrario al aprendizaje mecanicista. Sin embargo, el aprendizaje experiencial es una poderosa metodología que nos orienta a que las personas nos formemos y transformemos desde la propia individualidad, competencias, liderazgo, capacidad de toma de decisiones, en la inter-relación con otros individuos, en la convivencia armónica, en la comunicación efectiva, en la conformación de equipos de trabajo de alto rendimiento, pero sobre todo del fortalecimiento de sus valores y de la propia cultura.

Aunado a lo anterior el lenguaje juega un papel fundamental y protagónico en todos los ámbitos de la vida humana, ya que a través de éste la humanidad transmite de generación en generación su legado científico, cultural y social. Éste puede ser verbal o no verbal. Con el lenguaje verbal puede ser oral o escrito; el oral puede realizarse a través de signos orales y palabras habladas; el escrito por medio de la representación gráfica de signos. Y se complementa con el lenguaje no verbal, el cual se realiza a través de una multitud de signos de gran variedad, tales como imágenes sensoriales (visuales, auditivas, olfativas...), sonidos, gestos, movimientos corporales, etc.

Sin embargo, el lenguaje no es neutro, ni en su uso ni en su estructura, ya que refleja la situación social y contribuye a formar una visión del mundo y moldean las percepciones y pensamientos sobre hombres y mujeres. El lenguaje crea subjetividades y fomenta la desigualdad de género, étnia y clase. De tal manera la identidad de un hombre o una mujer es producto de los procesos de socialización que se generan en el contexto socio cultural donde se desarrolla, de ahí surge el lenguaje sexista.

El sexismo mantiene a través de la lengua un orden jerárquico presentando a las mujeres minorizadas y/o relacionadas con valores como: debilidad, pasividad, dependencia, etc. A su vez las imágenes sexistas se manifiesta a través de la representación de mujeres y hombres de forma sesgada, parcial o discriminatoria. Para poder evitar el sexismo en el lenguaje puede evitarse asociaciones verbales que superpongan a la idea de mujer otras ideas como debilidad, pasividad, labores domésticas, etc. que supongan una desvalorización de las mujeres; por ejemplo evitando la mención de mujeres únicamente en su condición de madres, esposas, es decir, en función de con quién o quienes se relacionen, evitando un orden jerárquico al nombrar a mujeres y hombres, así como evitar el uso de términos masculinos en sentido genérico para designar a madres y padres como padres de familia, sino madres y padres de familia.

A su vez los prejuicios sexistas que el lenguaje transmite sobre las mujeres son el reflejo del papel social atribuido a éstas durante generaciones. A pesar de que el papel de las mujeres en la sociedad ha experimentado desde principios de nuestros siglo, particularmente en las últimas décadas, profundas transformaciones, los mensajes que el lenguaje sigue transmitiendo sobre ellas refuerzan su papel tradicional y dan una imagen de ellas relacionada con el sexo y no con sus capacidades y aptitudes que pueden desarrollar y manifestar.

Por lo tanto, la construcción socio-cultural que asigna determinados comportamientos a hombres y a mujeres, y que los diferencia en términos de papeles y actividades que desarrollan en la sociedad, que hace diferenciación con el fin de establecer lo femenino y lo masculino, a la vez, va fortaleciendo jerarquías, entre unos y otras, es decir va estableciendo relaciones de poder y situaciones de inequidad entre ellos y ellas, se denomina género.

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