Salud Depresion
LauriitaMtzz13 de Agosto de 2012
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Índice
Índice 2
Resumen 3
Capítulo I 4
Introducción 4
Capítulo II 6
Antecedentes 6
Definición 7
Tipos de depresión 7
Factores asociados a la enfermedad 8
Características 10
Síntomas 11
Tratamiento 12
Capítulo III 16
Objetivos generales 16
Objetivos específicos 16
Capitulo IV 17
Carta descriptiva 18
Línea de acción 18
Acciones específicas 18
Metodología 18
Capitulo V 20
Bibliografía citada 20
Resumen
El presente trabajo tiene como objeto proponer puntos de actuación para los profesionales que trabajan en el ámbito de la intervención educativa y de salud, en el contexto familiar. Reflexiona sobre el importante papel de la familia en el tratamiento de cuadros depresivos en alguno de sus integrantes. Analiza las dimensiones del contexto familiar en el tratamiento de la depresión (las ideas y actitudes de la familia sobre la depresión, los síntomas y sus consecuencias, tratamientos, estrategias de prevención, etc.)
La depresión (del latín depressio, que significa opresión, encogimiento o abatimiento) es un trastorno del estado de ánimo, ya sea desde el punto de vista de la psicología o desde el punto de vista de la psiquiatría, pero siempre dentro del ámbito de la psicopatología. Según el modelo médico, la psiquiatría la describe como un trastorno del estado de ánimo y su síntoma habitual es un estado de abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente.
El término médico hace referencia a un síndrome o conjunto de síntomas que afectan principalmente a la esfera afectiva: la tristeza patológica, el decaimiento, la irritabilidad o un trastorno del humor que puede disminuir el rendimiento en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea conocida o desconocida. Aunque ése es el núcleo principal de síntomas, la depresión también puede expresarse a través de afecciones de tipo cognitivo, volitivo o incluso somático.
En la mayor parte de los casos, el diagnóstico es clínico, aunque debe diferenciarse de cuadros de expresión parecida, como los trastornos de ansiedad.
Su origen es multifactorial, aunque hay que destacar factores desencadenantes tales como el estrés y sentimientos (derivados de una decepción sentimental, la contemplación o vivencia de un accidente, asesinato o tragedia, el trastorno por malas noticias, pena, y el haber atravesado una experiencia cercana a la muerte). También hay otros orígenes, como una elaboración inadecuada del duelo (por la muerte de un ser querido) o incluso el consumo de determinadas sustancias (abuso de alcohol o de otras sustancias tóxicas) y factores de predisposición como la genética o un condicionamiento educativo. La depresión puede tener importantes consecuencias sociales y personales, desde la incapacidad laboral hasta el suicidio. Desde la biopsiquiatría, a través de un enfoque farmacológico, se propone el uso de antidepresivos. Sin embargo, los antidepresivos sólo han demostrado ser especialmente eficaces en depresión mayor/grave (en el sentido clínico del término, no coloquial).
Los trastornos del estado de ánimo están divididos en trastornos depresivos, trastornos bipolares y dos trastornos basados en la etiología: trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad médica y trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias.
Capítulo I
Introducción
Los seres humanos contamos con emociones que son estados afectivos que tiene como objetivo la adaptación del entorno que nos rodea.
Pero ¿Qué pasa cuando no nos adaptamos al medio? Existen diferentes emociones que en grados elevados pueden ser síntoma de alguna enfermedad como la depresión que es un estado prolongado de tristeza que disminuye la concentración memoria, el apetito y puede hasta causar suicidios.
Estudios han considerado que la depresión será una de las enfermedades que tendrá uno de los mas altos índices de mortalidad en los próximos años junto con los infarto al miocardio.
En la actualidad los diarios anuncian continuamente suicidios en los adolescentes, nos proporcionan estadísticas de distintas partes de Latinoamérica.
El instituto Mexicano Del Seguro Social asegura que en México el 40% de la población está deprimida. Es por ello que en los países desarrollados reconocen este trastorno emocional como una enfermedad y un problema de salud publica. Dos de las iniciativas sugieren que debe ser considerada como un problema de alta prioridad, son el Programa de Concientización, Reconocimiento y Tratamiento de la Depresión en los Estados Unidos de Norteamérica, que cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Salud Mental, y la Campaña de Combate a la Depresión en Gran Bretaña. A menudo se subestima el impacto de la depresión tanto en términos del sufrimiento personal como el de la carga económica sobre el sistema de salud y la comunidad.
He ahí el motivo por lo cual nosotros decidimos desarrollar un programa con el fin de dar a conocer, que pueda diagnosticar la detección temprana y disminuir el índice de mortalidad antes de que este problema siga avanzando en los niños y adolescentes en el País.
Este proyecto tiene como objetivo el tratar de cimentar las bases para un programa de apoyo y prevención en problemas de depresión en niños y adolescentes que se encuentren dentro de los niveles de educación básica y media. Ya que consideramos que es importante brindar a los niños y adolescentes la información necesaria para la detección temprana de esta enfermedad, así como las instituciones o lugares donde se les brinda la atención y tratamiento a este mal. Porque estudios han demostrado que la depresión ya se considera como un problema importante de salud pública.
Recientemente, la encuesta nacional de Comorbilidad en Estados Unidos, utilizó los criterios del DSM-III-R y una metodología más refinada para las entrevistas de diagnóstico que la usada en el estudio de la ECA. Esta encuesta dio como resultado una tasa de prevalencia del 17% para un episodio de depresión mayor.
La depresión afecta dos veces más a las mujeres que a los hombres. El riesgo de esta enfermedad aumenta de 2 a 3 veces cuando existe una historia familiar de depresión (Weissman, 1987). La edad de más alto riesgo es entre los 25 y los 44 años, la cual coincide con la etapa de mayor productividad en el empleo, así como con los años de maternidad. En nuestro país, un reciente estudio (Caraveo y col., 1999) muestra los siguientes datos: la prevalencia de los trastornos depresivos es de 12% en la población estudiada. El índice de recurrencia fue del 59%, ya que estas personas reportaron más de un episodio depresivo. La edad promedio en la que se inició este padecimiento se ubicó en la segunda mitad de la tercera década de la vida y se evidenció que la proporción respecto al género fue de dos mujeres por cada hombre afectado.
En cuanto a las discapacidades relacionadas con el trastorno, no se encontraron diferencias significativas en cuanto al género, pero lo que puso en evidencia el estudio fue que las mujeres buscan más ayuda que los hombres. En relación con la búsqueda de ayuda de médicos y de personal profesionista del campo de la salud mental, se encontró que solamente un poco más de una quinta parte de los afectados buscó este tipo de ayuda, seguidos por sacerdotes, curanderos y médicos naturistas.
Capítulo II
Antecedentes
Numerosos textos antiguos contienen descripciones de lo que hoy conocemos como trastornos del estado de ánimo. La historia del rey Saúl en el Viejo Testamento y la del suicidio de Ajax en la Ilíada de Homero describen síndromes depresivos. Aproximadamente en el 400 a. C., Hipócrates utilizó los términos de "manía" y "melancolía" para describir trastornos mentales. Cerca del año 30 d. C. el médico romano Aulus Cornelius Celsus describió el concepto de melancolía utilizado por los griegos (melan [negra] y cholé [bilis]) en su texto De re medicina, como una depresión causada por la bilis negra. El término continuó siendo utilizado por otros autores médicos, como Areteo (120-180), Galeno (129-199) y Alejandro de Tralles en el siglo VI. El médico y filósofo judío Moisés Maimónides en el siglo XII consideró a la melancolía como una entidad clínica discreta. En 1686 Bonet describió una enfermedad mental a la que llamó maniaco-melancholicus.
En 1854 Jules Falret llamó folie circulaire, a una patología en la que el paciente experimentaba de forma cíclica estados depresivos y maníacos. Casi al mismo tiempo, otro psiquiatra francés, Jules G. F. Baillarger, definió la folie a double forme: los pacientes, profundamente deprimidos, entraban en un estado de estupor del que finalmente se recuperaban. En 1882, el psiquiatra alemán Karl Kahlbaum, mediante el término ciclotimia, describió la manía y la depresión como fases de una misma enfermedad.
En 1899, Kraepelin, basándose en trabajos previos de diversos psiquiatras franceses y alemanes, definió una psicosis maníaco-depresiva con la mayoría de los criterios que los psiquiatras utilizan actualmente para diagnosticar el trastorno bipolar I. La ausencia de una evolución que llevara al deterioro y a la demencia diferenciaba la psicosis maníaco depresivo
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