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Sandor Ferenczi: Teoría Del Trauma Y Mas


Enviado por   •  16 de Mayo de 2014  •  2.010 Palabras (9 Páginas)  •  505 Visitas

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Ferenczi: su postura y análisis sobre el trauma

Ferenczi creía que el efecto persistente de la sobre-estimulación crónica traumática, la privación, o la falta de empatía durante la infancia es lo que causa los trastornos neuróticos, limítrofes y psicóticos.

La idea de trauma de Ferenczi, la profundiza en “Reflexiones sobre el traumatismo” (1934) en el cual va a plantear la hipótesis que como consecuencia inmediata de todo traumatismo se manifiesta la angustia, que consiste en un sentimiento de ser incapaz de adaptarse a una situación determinada. El displacer o la tensión interna busca una vía de descarga que es ofrecida por la autodestrucción de la percepción y de la cohesión psíquica. La fragmentación de la conciencia y la parálisis psíquica van a surgir como un sustituto de la aniquilación total propuesta por la situación traumatógena. De este modo, es que Ferenczi se interesa por el estudio del trauma como un proceso de disolución de la personalidad, que se orienta en el sentido de una regresión al estadio originario de la mente. De esta manera, los mecanismos defensivos y de resistencias que consiguen el aislamiento de las cosas y de la propia personalidad en el tiempo y en el espacio, están desconectados. Este autor, señala que como primera consecuencia del trauma es la fuerte angustia por la pérdida del sentimiento en sí. (Ferenczi, 1934).

Debido a esto, los adultos niegan y rechazan las ideas, pensamientos y emociones que dan cuenta y reflejan al niño la realidad de su propio trauma. La reacción y la resistencia de los adultos a la situación post-traumática son fundamentales para que el trauma se presente de manera patógena. Las consecuencias del trauma pueden ser reparadas por una madre atenta y que disponga del contacto con el bebé, así como también que transmita comprensión, ternura y sinceridad. El comportamiento de los adultos respecto al niño que sufre traumatismo forma parte del modo de acción psíquica del traumatismo. (Ferenczi, 1934).

• Abuso sexual

En palabras de Ferenczi, la forma más seria de agresión externa contra la que cualquier carácter tiene que defenderse es el abuso sexual. Se asume a menudo que cuanto más gruesa se haya desarrollado la “coraza” del carácter, es menos probable que el ataque sea abra paso a través del creativo proceso amfimixismo, entendiéndolo como la combinación de diferentes erotismos relacionados con las diferentes etapas psicosexuales del desarrollo que están presentes en cada “acto” sexual. (Stanton, 1990).

Es por esto, que en los adultos, toda la red simbólica del lenguaje, supuestamente, será más capaz de reducir la tensión del impacto y conscientemente lo absorberá como “experiencia”. En los niños, sin embargo, se presume que el proceso creativo y la red simbólica son menos seguros, por lo que el “carácter” como una totalidad podría fragmentarse. Asimismo, el trauma desconecta el sistema simbólico de los desplazamientos en su totalidad. De esta forma, los niños o experimentan una amnesia permanente o se acomodan simplemente olvidando lo que sucedió. (Stanton, 1990).

Por ende, la agresión sexual generaría en el niño, como efecto, la paralización del funcionamiento mental debido al temor que provocaría el agresor, motivo por el cual termina por someterse automáticamente a la voluntad del abusador e identificarse con este, fenómeno al cual Ferenczi denominó “identificación con el agresor”. (Indepsi, 2011).

Por tanto, el resultado de este proceso es que la agresión deja de existir como realidad externa y mediante el “trance traumático” el niño logra mantener el estado de “tranquilidad pre-traumática” mediante una modificación aloplástica (Conducta dirigida hacia el medio externo y por tanto capaz de modificarlo) que niega el dato sensorial (el dolor) real de lo que le ocurre al propio cuerpo. Tanto la “identificación con el agresor” como su introyección cumplen con la función de neutralizar la angustia que genera el agresor, por lo tanto representa un mecanismo de defensa autoplástico, ya que el niño por su condición de tal no tiene la capacidad para defenderse aloplásticamente frente a la agresión de un ser de mayor tamaño y fuerza. (Indepsi, 2011).

Finalmente, alguna de las consecuencias del trauma sería que el niño desarrollaría una obediencia ciega y automática a las demandas del adulto, quedaría fijado al momento evolutivo previo a la situación traumática o tendría un desarrollo precoz del yo, que consistiría en un estado de pseudo-madurez en que el funcionamiento del niño se asemeja al del adulto, en el cual el niño reemplaza las actividades, intereses y capacidades (emocionales e intelectuales) que se esperan de acuerdo a su edad cronológica y los reemplaza por otros correspondientes a los de un adulto. (Indepsi, 2011).

Análisis de niños con los adultos

Los primeros pasos del análisis infantil fueron creados por la analista Hugh Hellmuth. Gracias a esta autora, se ideo una manera de comenzar el análisis infantil mediante una especie de juego, lo cual ayudaría a la regresión y a minimizar ciertas resistencias que pudiesen aparecer durante el proceso psicoterapéutico. Más tarde Melanie Klein, optaría por esta terapia lúdica con la finalidad de ver relaciones objetales en pacientes menores de edad por medio del psicoanálisis.

Según Ferenczi (1931); se ha probado distintas formas de procesos terapéuticos. Desde hace un tiempo, este autor ha definido lo que nosotros llamamos asociación libre continua, como una selección consciente de pensamientos, por lo cual ha inducido a pacientes a una relajación más profunda. Es por esto, que mientras más libre fuese la asociación más directas o infantiles eran las palabras y, asimismo, las demás manifestaciones del paciente. De igual forma, con reiteración se mezclaban pensamientos y repeticiones imaginarios, así como ligeros movimientos de expresión, y algunas veces síntomas pasajeros. Si consideramos, según nuestras actuales experiencias o hipótesis, mayormente los choques patógenos surgen en la infancia, por lo mismo no es sorprendente ver al paciente atribuir su repentino malestar a la etapa infantil. (Ferenczi, 1931)

Por consiguiente, la labor analítica no se desarrolla tan solo con la reactivación del estado infantil o la reproducción de los traumatismos. Este material debe ser sometido a una investigación analítica profunda, por tanto es aquí donde Freud tiene razón

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