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Sensopercepciones


Enviado por   •  10 de Marzo de 2012  •  4.587 Palabras (19 Páginas)  •  1.014 Visitas

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Sensopercepciones

Observamos una zona del cuerpo por vez, orientamos nuestra atención a un sentido por vez para aprender a detenernos y hacer conciente, hacer presente tanto lo que habita de la piel para dentro cómo lo que nos rodea.

El camino que tomamos hacia este estar alertas, perceptivos de nosotros mismos y del mundo que nos rodea parte de lo más cercano y accesible a cada uno. Es a través de nuestros sentidos exteroceptivos -mirar, tocar, escuchar, oler, gustar- que recibimos los estímulos del mundo exterior ó de la envoltura del propio cuerpo (la piel), y será nuestra propioceptividad la que nos brinde la información acerca de la posición, movimiento, distribución del peso, ubicación, presión, tensión, distensión de nuestro cuerpo.

Que los sentidos se entrenan con la práctica, significa que se estimula el orientar nuestro interés, que se afina la capacidad de discernir. Esto los saben por ejemplo los obreros textiles, que pueden diferenciar infinidad de matices entre las tinturas del mismo color, ó pintores como Picasso, quien decía que salía al bosque a “llenarse de verde”, antes de buscar aquellos verdes que volcaría en el lienzo.

El entrenamiento de la capacidad de observación sensorial orientado al propio cuerpo nos permite tenerlo presente en todo momento y no esperar solamente aquellos momentos en que nos duele para reconocer su presencia. Nos permite reducir el margen de error entre la imagen del cuerpo que hemos construido y la realidad del mismo.

El hombre se hace hombre a través de los complejos procesos de aprendizaje, siempre en relación con los otros, relación que se da en múltiples niveles entre los cuales el lenguaje verbal está inseparablemente entretejido al lenguaje del tono neuromuscular, el ritmo y la cadencia del movimiento, incluso los olores del cuerpo y cada gesto cargado de intencionalidad. En el vínculo bebé-mamá, el bebe no solo registra el tono de la voz de la madre, sino el grado de tensión-distensión de su cuerpo, sus olores, sonidos, miradas (ó carencia de las mismas), las cadencias de cada uno de sus movimientos, en un conjunto inseparable que irá estimulando y configurando su propia tendencia tónica y perceptiva.

En las clases de Sensopercepción, desde la guía verbal del docente iremos realizando un registro de nuestro cuerpo y las huellas que ha dejado su historia.

Entre los ejes de trabajo diferenciamos cada sector de la piel.. Las zonas más y menos sensibles, notamos si hay zonas ausentes y que pueden ser re-despertadas con el toque de las propias manos, la ropa, el piso de objetos como pelotas de tenis, cañas de bambú, el agua de la ducha, etc. Orientamos la atención para reconocerla debajo de la ropa, y esto se puede realizar en cualquier momento del día. Descubrimos si la ropa nos es realmente cómoda, si nos permite vivir el cuerpo con holgura ó si por el contrario tendemos a aprisionarnos entre cinturones, zapatos, sacos ó pantalones ajustados, texturas que nos puedan irritar sin darnos cuenta con las consiguientes tensiones e incomodidades a las cuales nos vamos sometiendo. Al estimular, re-sensibilizar la piel estamos entrenando por un lado la capacidad de registrar texturas y temperaturas y por otro lado a profundizar la imagen de la envoltura viviente (límite ó frontera) de nuestro cuerpo.

Al utilizar el tacto mantenemos nuestra conciencia dentro del límite de nuestro organismo a través de frotar, pellizcar, rascar, acariciar, palpar. Al realizar contacto nos referimos a la capacidad de traspasar concientemente el límite visible de nuestro cuerpo tanto hacia el interior del mismo como hacia los seres y objetos del entorno. Como ejemplo, el violoncelista que al tocar pone en contacto su brazo y mano derecha con las cuerdas de su instrumento a través del arco que pasa a ser una continuación del brazo. Los dedos de la mano pueden llegar a percibir las cerdas del arco frotando las cuerdas como si este fuera parte del propio cuerpo.

Experimentamos contacto directo con los objetos, por ejemplo, al entregar el peso del cuerpo al piso ó a un banco ó silla a través de los puntos de apoyo. También cuando sostenemos una caña de bambú entre dos dedos incorporando el espacio de este objeto al espacio del propio cuerpo. Como el bambú tiene la cualidad de ser un excelente conductor de la energía corporal, esta ejercitación nos permite regularlas tensiones de los brazos y faja escapular y esto puede ser el punto de partida para el logro de determinada calidad de movimiento sin sobreesfuerzo.

“Haz todo sin esfuerzo, cuando tienes que forzar un movimiento, una acción, entonces algo anda mal. Escucha, no esperes que las cosas se realicen como tu crees que deben ser, estate atento, alerta, para sensibilizarte a lo que ocurre realimenta en cada instante, viviendo y moviéndote en armonía”. (Al Chuang Liang)

Los ejes de trabajo giran también alrededor de una serie de otros temas como la utilización conciente de nuestros apoyos, tanto los apoyos internos de unas zonas internas del cuerpo sobre otras, específicamente de unos cuerpos vertebrales sobre otros (cabeza sobre cervicales, fémur sobre tibia, etc.); como los apoyos externos de unas superficies corporales sobre el piso, sillas, bancos, mesas, paredes, árboles, tacos de zapatos, bambúes, pelotas de diversos tamaños, como también de superficies del propio cuerpo sobre el cuerpo de otras personas.

Aprendemos a observar la calidad de estos apoyos, si son duros ó blandos; óseos ó musculares, definiendo cada vez con mayor precisión su tamaño, ubicación, la relación ó resonancia entre unos y otros, la posibilidad de entrega y distribución del peso corporal en cada momento, tanto en la quietud como en el despliegue del movimiento. Aprendemos a jugar y registrar las sutiles ó grandes variaciones del traslado del centro de gravedad del cuerpo y su relación con los apoyos, exploramos el fenómeno del equilibrio en quietud y en movimiento.

También exploramos la diferencia entre lo que llamamos apoyos activos y apoyos pasivos, los primeros siendo aquellos sobre los cuales ejercemos una presión, tanto de tracción como de rechazo, con el consiguiente cambio tónico ó desencadenamiento del movimiento que genera. Pasividad tiene que ver con la capacidad de entrega de todo o partes del cuerpo a ser sostenidos ó movidos por otra persona, objeto ó elemento de la naturaleza así como también la entrega de zonas del propio cuerpo para ser sostenidas ó movidas por otras. La pasividad implica una inhibición conciente.

Otro eje del trabajo es la toma de conciencia del esqueleto, la percepción ósteo-articular. Reconocer y ubicar cada hueso, observar su forma, tamaño, consistencia, zonas articulares y movimientos posibles en cada articulación

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