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Ser Honesto Ves Ub Buen Negocio


Enviado por   •  29 de Agosto de 2012  •  636 Palabras (3 Páginas)  •  432 Visitas

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SER HONESTO ES BUEN 'NEGOCIO'

Lo contrario también bale: ser deshonesto las paga tarde o temprano. Empecemos por este para terminar con el honesto y honrado.

Dice el salmo 94: "¿Hasta cuándo triunfarán los malvados? Cacarean siendo buenos se se pavonean malhechores. Aplastan a tu pueblo, Yahvé, y humillan a tu heredad. Matan al pobre y al indefenso y dicen para sus adentros: "Yahvé no lo ve, no lo advierte el Dios del Pueblo. Pero el Señor les advierte: ¡Comprended, tontos e insensatos, ¿cuándo pensaréis sensatamente? ¿El que implantó el oído no va a oír? El que formó los ojos, ¿no va a ver? Dios conoce los pensamientos de los hombres, sabe que son solo paja." salmo 94,3-11.

¿Dónde se encuentran hoy día los poderosos narcotraficantes de ayer? ¿Dónde yace Pablo Escobar? ¿Dónde, Carlos Lehder? ¿Dónde, los hermanos Rodríguez Orejuela? ¿Dónde están los jefes guerrilleros? ¿Dónde, 'Tirofijo'? ¿Dónde, 'Raúl Reyes'? ¿Dón- de, el 'Mono Jojoy'? ¿Dónde, 'Alfonso Cano' y docenas más de jefes que cayeron en su ley y hoy apenas los recuerdan los suyos y nadie más?

De veras, que los malvados dejaron una huella de horror, de crimen y maldad. No fueron paradigma ni ejemplo que imitar. Nadie quiere ser como ellos. Su nombre o su alias se revuelven en la tumba; fueron más poderosos que el Titanic. Y hoy día yacen sus restos hundidos en lo profundo del océano, para no resucitar jamás.

Pasaron sembrando el mal. A su paso cundió el horror, corrió la sangre y arrasó la destrucción. Recibieron su merecido. Su memoria se borró para siempre. No dejaron huella ni estela. Los llenó el vacío, los engañó la matonería, los acompañó la mentira, el robo, el crimen. Murieron para siempre. No descansan en paz.

En cambio, ¡cuántos hombres y mujeres honrados hemos conocido a través de nuestra ya larga vida! Hombres y mujeres de bien, sin ambiciones, sin envidias ni crímenes, durmiendo en medio de los suyos, sin enemigos a la espalda, sin enredos que quitan el sueño y la paz. Hombres de bien. Hombres buenos, hombres que aprendieron a servir, a decir la verdad, a respetar lo ajeno. Hombres a carta cabal.

Conocemos a tantos carpinteros, que siguen las huellas de san José: fabrican los muebles de las casas, y educan a sus hijos en la fe y en el amor al trabajo. Viven de lo módico. La ambición no arrebata su ánimo ni la envidia corroe su interior. Viven para Dios y para el prójimo, y esto les basta. ¡Cuántas jóvenes, cabezas de hogar, trabajan en Crepes y Waffles, y regresan a sus casas con una sonrisa en el rostro, que alegra el corazón de sus hijitos, sedientos de amor. Conocemos a tantos taxistas que viven de su trabajo y regresan a su hogar al caer la tarde, a gozar de paz, arrunchados con su esposa o con su hija adolescente.

Abundan

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