Trabajo de adultos
juanverardiTrabajo27 de Agosto de 2015
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INTRODUCCIÓN
El presente trabajo, está enfocado en el caso de una joven a la que llamaremos “Celeste”. Nos interesa realizar un recorte de las entrevistas, concentrándonos en el análisis del material, que nos permitiría dar cuenta de sus modos de presentación del padecimiento, como describe su implicación en el este, en un momento y en otro, cuál sería el posible sentido del mismo. Ella tiene 26 años al momento de la primera entrevista, vive con sus padres, tiene un hermano y es novia de Ignacio, a quien le diagnostican una insuficiencia medular. Dice haber estado rodeada de enfermedades, desde pequeña, sentirse interesada y atemorizada por estas, relata cuestiones ligadas la sexualidad de los padres que la convocan, siente gran angustia por tener que retener su deseo de llorar, posiblemente identificándose con la idea de que llorar es signo de debilidad. Habla de una rigidez particular en su relación con el dinero, y con la expresión de sus emociones. Por último, está interesada en mudarse con su novio, hecho al cual asocia ideas ligadas con lo antedicho de sus expresiones.
Esto que nos presenta la paciente, será utilizado para pensar constructivamente conceptos de la metapsicología Freudiana, algunas articulaciones de Lacan y presentar hipotéticamente un presunto diagnóstico ligado a la estructura de la Neurosis Obsesiva, como aporte personal.
DESARROLLO
Es necesario considerar, en un principio, que si la paciente nos cuenta algo de su padecimiento, de lo que la lleva a consultar, es porque hay algo implicado en sus procesos anímicos, que ha superado el umbral de lo soportable, hay algo que experimenta con extrañeza, que la divide y la cuestiona, hay algo que ya no es lo mismo que antes.
Si la paciente cuenta en sesión, algo de lo que le sucede, es porque existe en el dispositivo analítico algo que llamamos Transferencia, cuyo manejo por parte del analista, permite articular el retorno de lo reprimido y sostener la producción de saber Inconsciente, “Aquello de lo cual nos valemos no puede ser sino la sustitución de lo Inconciente por lo Conciente, la traducción de lo Inconciente a lo Conciente. Al hacer que lo Inconciente prosiga a lo Conciente, cancelamos las represiones, eliminamos las condiciones para la formación de síntoma y mudamos el conflicto patógeno en un conflicto normal que tiene que hallar de alguna manera su solución” (1). Decimos que si el trabajo analítico está orientado a la producción del Inconciente, a que el sujeto trabaje su Inconciente, es porque existe un “supuesto saber”, tanto del sujeto, el saber reprimido, como del analista, saber que permite la instalación operativa de la Transferencia.
En las primeras entrevistas, dice lo siguiente “mi hermano es muy volado y siempre se olvida de pagar las cosas, cuando vivíamos todos juntos yo pagaba por él, no me gusta que las cosas estén impagas, quiero saber siempre lo que hay que pagar (…) mi papá es volado como mi hermano, es reservado, en cambio mi mamá es ansiosa, habla mucho, no tiene vergüenza de nada, llora delante de cualquiera, lleva los pantalones de la casa” (A1), lo que importa de este fragmento es que comienza a ubicar en su discurso algo de su relación con las figuras parentales y de lo que significan para ella, también empieza a aparecer algo de su relación con el dinero y el saber, lo cual traerá nuevas asociaciones y enlaces. Comenta que está interesada en mudarse pero tiene las siguientes complicaciones” (…) ella comienza quejándose durante varias sesiones de su cuñada y de su suegra, adjudicándoles toda la responsabilidad de lo que no se produce, luego comienza a situar la dificultad que también le genera que su novio aportara más plata que ella en la convivencia, situación que la incómoda y la hace sentir dependiente de él” (A2). Esto podría pensarse como un posición particular en sus las relaciones implicadas con el tema del dinero, y la dependencia de otro, algo en lo cual no se siente cómoda.
El análisis, tiene por propósito el vencimiento de las resistencias, que operan para evitar llevar a la conciencia aquello reprimido, denegado por la represión en su satisfacción en la realidad. Consideramos lo siguiente” los síntomas neuróticos son el resultado de un conflicto que se libra en torno de una nueva modalidad de satisfacción pulsional.Las dos fuerzas que se han enemistado vuelven a coincidir en el síntoma, se reconcilian, por así decir, gracias al compromiso de la formación del síntoma” (2), esto refiere a que existe en el síntoma de la paciente, un compromiso, pero que no es presentado por esta como tal, ella sabe que le causa padecimiento, pero no sabe porque, no obstante existe algo que le impide su esclarecimiento, el acceso a ese saber sobre lo que la aqueja, relacionamos esto con lo siguiente” se muestra muy apurada por pagar antes de comenzar la sesión(…)hago un esfuerzo sobrehumano por no pagar antes de empezar”(A3),aquí se nos plantea el encuentro de un contrapunto, ella siempre desea pagar, saber que hay que pagar, no le gusta que las cosas estén impagas, pensamos en algo del deseo de saber por una parte y algo que se encuentra más allá del dinero, algo que la convoca y que le exige una esfuerzo sobrehumano, lo cual la lleva a responder exigentemente, ¿Sería licito pensar en el cumplimiento de un mandamiento?¿Que sucedería en caso de que no se cumpliese?. Podríamos empezar a considerar algo de la presentación de la angustia, en donde se presenta, bajo qué circunstancias, lo cual seria plausible de ser articulado con lo siguiente, “Se exterioriza entonces en mandamientos y prohibiciones, puesto que ora el impulso tierno, ora el hostil, el que se conquista este camino para la descarga. Si el mandamiento obsesivo no ha de cumplirse, la tensión es insoportable y se la percibe como suprema angustia” (3).
Ahora bien, cabe preguntarnos ¿Frente a que se angustia el neurótico?, diremos que de aquello de lo cual nada quiere saber, aquello que le resulta insoportable, “La angustia tiene un posición intermedia entre la fantasía y el acto: en la fantasía el sujeto se identifica inconscientemente con el objeto a, en la angustia se encuentra con él y lo despierta en presencia de un deseo en el Otro, un deseo al que se siente como amenazador sino puede reducir a una demanda de amor o de reconocimiento”(4).
La angustia pone en juego algo del goce no controlado, algo del orden del exceso, goce del Otro, ser el objeto de su goce, y por lo tal quedar reducido a un residuo, a un resto, no ser reconocido como sujeto sino como un resto. Sería interesante relacionar esto con lo que nos presenta la paciente, con su queja, “yo soy más de aislarme, nunca lloro en público, todos piensan que no lloro, mi mamá dice que soy un iceberg, un témpano, fría, insensible, desde chica siempre fui así, de aguantarme y no llorar(…)siempre me vieron más fuerte que mi hermano, siempre hicieron diferencias, el era más dependiente de mi mamá, llorar es signo de debilidad, entonces en mi familia quedó que yo nunca lloro (…) A lo largo de las sesiones habla de la angustia que le genera el esfuerzo que hace por no llorar delante de conocidos, aunque reconoce que puede llorar en velorios de familiares de amigos o en la calle donde nadie la conoce(…) antes me servía no llorar, ahora me resulta pesado”(A4).
Esto nos lleva a reflexionar, sobre el papel que se le podría suponer a esas palabras de los otros, esa imagen para los otros, que antes le servía y ahora la está excediendo. Relacionamos esto con lo siguiente, pensar en fuerzas contrapuestas a la satisfacción de una moción podría ligarse a el efecto de una contrainvestidura, pensamos que la represión es desalojo y esfuerzo de caza de aquello que el yo nada quiere saber, “(…) la subrogación de la libido en el interior del inconsciente tiene que contar con el poder del yo preconsciente. La contradicción que se había levantado contra ella en el interior del yo la persigue como contrainvestidura y la fuerza a escoger una expresión que pueda convertirse al mismo tiempo en la suya propia” (5), pensamos en esta contrainvestidura al modo de una moción de carácter opuesto, una formación reactiva contra aquello que desarrollaría una angustia que excediera la elaboración del yo. Encontramos en su discurso, ciertos elementos ligados a la fortaleza, la debilidad, la salud y la enfermedad, el miedo y la curiosidad,” (…) me asustan las cosas que no pueden prever, me gusta controlar, tener el control es saber lo que va a pasar”(A5), esto la lleva a informarse sobre algo que siempre estuvo presente en su entorno, las enfermedades”(…)siempre estuve rodeada de enfermedades, era costumbre ver a mi abuelo enfermo, siempre las tuve cerca(…)en lo especial relacionado con el cáncer se muestra muy atenta a todos los síntomas y busca información, le señalo que algo desde las enfermedades parece que la convoca y corto la sesión”(A6).
Supondríamos, desde estas articulaciones que es importante considerar, algo de la satisfacción en el “saber”, ¿Saber para qué?, para poder controlar, controlar es saber algo de lo que podría suceder, es colocar una antelación a lo indeterminado, a lo imprevisible, lo que consideramos de la necesidad de saber, es que tiene su origen en la pulsión epistemofílica, pulsión de ver y saber, ligada a la etapa sádico-anal, en la cual la pulsión se satisface de modo ambivalente, hay un goce en el control de esfínteres y en su liberación. Se plantea conflicto entre satisfacer el goce del Otro y su demanda de entregar las heces, o mantener el narcicismo y la satisfacción que genera la retención. Las heces tienen correspondientes simbólicos en el Inconciente con el dinero, el pene y los hijos, constituyen algo separable del cuerpo.
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