Trastorno Narcisista De La Personalidad
crimi298 de Agosto de 2014
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1. Introducción
En sus diversas acepciones, el término Narcisismo puede referirse a: una importante línea del desarrollo de cada individuo, un tipo de personalidad, o un desorden patológico de personalidad específico. Los psicoanalistas, comenzando con Sigmund Freud han contribuido con la psiquiatría, en la progresiva clasificación de tipos específicos de caracteres patológicos y la formulación de recomendaciones en lo tocante a su tratamiento, basadas en las características genéticas, dinámicas y estructurales que los definen. Así también, la investigación psicoanalítica ha arrojado nueva luz sobre el “descubrimiento” y sistematización de nuevos desórdenes de personalidad, que en 1980 fueron incluidos en el DSM III. La categoría “Trastorno de Personalidad Narcisista”, es definitivamente uno de ellos. El DSM IV divide los desórdenes de la personalidad en tres clusters, ubicando el Trastorno de Personalidad Narcisista en el cluster B “Trastornos Dramáticos”, que incluye el Trastorno de Personalidad Antisocial; Histriónico; Limítrofe y Narcisista. Estos trastornos de Personalidad se caracterizan por un patrón penetrante de violación de las normas sociales, comportamiento impulsivo, emotividad excesiva, grandiosidad y actings out. Sin embargo, aún existe gran controversia acerca de las características dinámicas, genéticas y estructurales de estos individuos, así como de su tratamiento.
Los narcisistas son personas que no aparecen demasiado por las consultas pero sí están bastante presentes en la vida pública, sobre todo en los medios de comunicación. Todos podremos pensar en artistas, cantantes, actores, intelectuales o presentadores de televisión, por ejemplo, a los que se les ha subido el ego en exceso. Una cosa es pensar que alguien despunta en algo concreto (por ejemplo, un futbolista en la práctica del fútbol) y otra muy diferente es deducir de este hecho que la persona ya es más importante que otras. Esta es la verdadera esencia del narcisismo: estar plenamente convencido de que uno mismo es más válido y superior que otras personas, incluso de la mayoría o de la totalidad. El narcisista no ve a nadie por encima de sí mismo, sin embargo ve a muchísimos por debajo, pero no ya en el terreno en el que despunte, sino como persona en general.
Capítulo II
2. Marco teórico
2.1. Antecedentes históricos
2.1.1. Concepto
Es importante conocer el concepto del narcisismo para comprender mejor así el tema y otros conceptos que más adelante trataremos, y que tienen mucha relación entre sí. Según el diccionario Babylon (2010), el narcisismo: “es una alusión al mito de Narciso, amor a la imagen de sí mismo; amor que dirige el sujeto a sí mismo tomado como objeto”. En su uso coloquial designa un enamoramiento de sí mismo o vanidad basado en la imagen propia o ego. La palabra procede del antiguo mito griego sobre el joven Narciso, de especial hermosura, quien se enamoró insaciablemente de su propia imagen reflejada en el agua.
Desde el punto de vista psicológico, se puede distinguir un significado psicogenético o psicoevolutivo: el narcisismo como un escalón necesario y ubicuo del desarrollo de la personalidad. Andrew P. Morrison, profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Harvard (1997), “defiende que en los adultos, una razonable cantidad de narcisismo sano permite balancear la percepción individual de las propias necesidades en relación con los otros” (p.365).
Fuera del ámbito psicológico, los términos "narcisismo" y "narcisista" son frecuentemente utilizados peyorativamente denotando vanidad, presunción, egocentrismo o simple egocentría. Aplicado a un grupo social es frecuentemente utilizado para denotar elitismo o indiferencia a la difícil situación de los demás. En las situaciones de discusión, sin embargo, estos términos se utilizan para dibujar paralelismos entre las quejas sobre comportamientos centrados en uno mismo y el trastorno de personalidad narcisista más que hacia la autoestima sana.
Para Sigmund Freud (1914), “en los comienzos de su vida psíquica el niño se halla en un estado “original” de narcisismo “primario” en el cual toda la energía es libido yoica, es decir, una forma de investimento emocional que toma al yo como su único objeto” (p.79). Más adelante, el niño se dirige al mundo externo a través de la identificación narcisista, en la que el niño trata al objeto externo como una prolongación de él mismo. Esta identificación narcisista la entiende Freud como un desplazamiento de la libido yoica desde el yo al objeto.
Freud señala que las pulsiones libidinales se dirigen hacia la madre o sus substitutos, es decir, aquellas personas encargadas de la protección, el cuidado y la alimentación del niño; y añade:
“Junto a este tipo y a esta fuente de la elección de objeto, que puede llamarse del tipo de apuntalamiento (tipo anaclítico) la investigación analítica nos ha puesto en conocimiento de un se¬gundo tipo que no estábamos predispuestos a descubrir. Hemos descubierto que ciertas personas, señaladamente aquellas cuyo desarrollo libidinal expe-rimentó una perturbación (como es el caso de los perversos y los homosexua¬les), no eligen su posterior objeto de amor según el modelo de la madre, sino según el de su persona propia. Manifiestamente se buscan a si mismos como objeto de amor, exhiben el tipo de elección de objeto que ha de llamarse nar¬cisista” (Freud, 1914, pp.84-85).
En otras palabras, dice Ogden (2002):
“Un vínculo objetal narcisista es uno en el cual el objeto queda investido con la energía emocional que originariamente era dirigida hacia uno mismo (y, en este sentido, el objeto es un suplente del self). El movimiento desde la identificación narcisista al vínculo objetal es cuestión de un movimiento en el grado de reconocimiento, e investimento emocional, de la alteridad del objeto” (p.774).
2.1.2. El mito de Narciso
El relato más conocido sobre el mito de Narciso es el que Ovidio Nasón, Publio (2008), relató en su tercer libro de Las Metamorfosis en el año 43 a. C:
La tragedia comienza a gestarse ya desde la concepción del niño Narciso, puesto que él es fruto de la violencia sexual. El dios-río Cefiso, después de raptar y violar a la náyade Liriope, engendró en ella a un joven de espléndida belleza, a quien dieron por nombre Narciso. Preguntado sobre si el recién nacido tendría una larga vida, Tiresias, el sabio capaz de predecir el futuro, contestó cripticamente «Sí, siempre y cuando nunca se conozca a sí mismo.»
A lo largo de su vida, Narciso, va a provocar en hombres y mujeres, mortales y dioses, grandes pasiones, a las cuales no responde por su incapacidad para amar y para reconocer al otro. Según el relato de Ovidio, entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta le había condenado a repetir las últimas palabras de todo cuanto se le dijera. Eco fue, por tanto, incapaz de hablarle a Narciso de su amor por él, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando Narciso preguntó «¿Hay alguien aquí?», Eco contenta respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, él le gritó: «¡Ven!». Después de responder: «Ven, ven», Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor. Tentado por Afrodita, al contemplar su imagen en el espejo de la superficie del agua, sintió una fascinación por su propia imagen de la que no pudo sustraerse. No podía tocar ni abrazar al ser que veía reflejado en el agua, pero tampoco podía apartar su vista de él.
En otra versión del mito, uno de los menospreciados por Narciso se queja a los dioses y Némesis, la diosa de la venganza, se encarga de castigar su orgullo. De cualquier modo, Narciso, subyugado por la bella imagen de sí mismo que le devolvía el río, se retrajo de toda posible relación amorosa con otros seres, e incluso de atender sus propias necesidades básicas, y su cuerpo se fue consumiendo para terminar convertido en la flor narciso, una flor tan hermosa como maloliente. Mientras tanto, Eco, consumida de melancolía, se retiró a una cueva donde su cuerpo también se consumió, quedando de ella solo una voz sin forma que repite, en la lejanía, la última frase o sílaba que se pronuncie. (pp.143-145).
2.1.3. El narcisismo como factor determinante de formas psicopatológicas específicas
Como era característico de S. Freud, descubrió el narcisismo normal como consecuencia de haber hallado primeramente fenómenos patológicos. Las psicopatologías que encontró desusadamente narcisistas, incluían dos tipos: perversión social y esquizofrenia. Fue su investigación de la esquizofrenia lo que lo condujo a la hipótesis de un “narcisismo primario” como un estado normal del desarrollo psicosexual, pero también, lo condujo a un narcisismo en el que podría darse una fijación y/o regresión posterior, que eventualmente conducía a psicopatologías graves. Esto llevó a S. Freud, ha establecer la diferencia entre “neurosis narcisista” y “neurosis de transferencia”.
Freud, creía que un individuo establecía sus relaciones con los otros y con el mundo, por medio de la catectización de las representaciones mentales de estos, con una energía libidinal. Si esta catexia era retirada, los otros y el mundo dejaban literalmente de existir. S. Freud, consideraba que el primer evento psicológico en
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