Trastorno de espectro autista

Trastorno del espectro autista

Actualmente destaca una noción más dimensional de un conjunto de trastornos del neurodesarrollo, que producen alteraciones cualitativas clínicamente significativas en los primeros años de vida, que afectan a las capacidades de comunicación e interacción social e imaginación y suelen asociarse con patrones restringidos y repetitivos de conductas e intereses.

Lo más probable es lo que la etiopatogenia del espectro autista sea multicacional, con varias causas y mecanismos (factores intrauterinos, neonatales, genéticos, temperamentales, ambientales, etc.) que dan lugar a una perturbación precoz del desarrollo del sistema nervioso, responsable de la gravedad del cuadro clínico.

Criterios diagnósticos

Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos.

Especificar si:

Con o sin déficit intelectual acompañante

Con o sin deterioro del lenguaje acompañante

Asociado a una afección medica o genética o a un factor ambiental conocidos

Asociado a otro trastorno del neurodesarrollo, mental o del comportamiento

Con catatonia

Alteraciones básicas.

Comunicación e interacción social

Los niños con TEA presentan un deterio cualitativo en el ámbito de la comunicación, ya sea verbal (mayor o menor ausencia de comunicación verbal, retraso del lenguaje expresivo y/o comprensivo, inversiones pronominales y uso repetitivo y estereotipado del lenguaje con ecolalias inmediatas y/o diferidas) o no verbal (déficit de gestos comunicativos, como señalar con el dedo, baja atención compartida, inexpresividad facial y emocional, pocas conductas de imitación, pobre contacto ocular). La falta de intencionalidad comunicativa y de respuesta a actos iniciados por los otros dificultan muchísimo la interacción y la posibilidad de comprender y compartir el entorno con los demás.

Pueden constatarse diferentes grados de alteración en la interacción social manifestada por los niños con TEA. La forma más grave se manifiesta con aislamiento, indiferencia o aversión al afecto y al contacto físico con los demás. En otras ocasiones, muestran una aceptación pasiva de las aproximaciones de los demás, pero tienen nula o escasa iniciación de contacto social y dificultades para compartir intereses con los otros.

Algunos niños diagnosticados de TEA si pueden implicarse activamente en actividades colectivas e inician la interacción con los demás, pero esta suele ser peculiar y repetitiva.

Alteración de la imaginación y la flexibilidad, patrones restringidos y repetitivos de conductas, actividades e interés.

Los niños con TEA presentan un deterioro de la capacidad

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